Colombia y el Gran Caribe

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Grupo de profesores y estudiantes de la Maestría en Historia presentes en el evento.

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29 jun 2016

Doce países continentales que bordean la cuenca del mar Caribe, catorce naciones insulares y siete territorios dependientes conforman el área geográfica que se extiende desde la isla de Cuba hasta el litoral norte de América del Sur, conocida como la Cuenca del Caribe o Gran Caribe.

La importancia de esta región para los países que la integran, radica no solamente en su tamaño y las posibilidades que brinda para el comercio, sino por la similitud de culturas e idiomas que facilitan las relaciones internacionales.

Analizar la importancia del Gran Caribe para los países de la región en los siglos XVIII, XIX y XX, fue el propósito de los docentes del departamento de Historia y Ciencias Sociales de la Universidad del Norte, Roberto González y Héctor Galeano, en su ponencia “proyección e injerencia brasileña en el Gran Caribe”, realizada el pasado 17 de junio en el marco de la II Conferencia Internacional de la Asociación Colombiana de Estudios del Caribe (ACOLEC), en el teatro Amira de la Rosa.

“Es claro que Colombia siempre le dio poca importancia al Caribe, al punto que solo en los años ochentas nos reconocemos como un estado caribeño, porque teníamos una visión andina de nuestra política internacional o muy permeada hacia los Estados Unidos y hacia Europa”, comentó González, resaltando que solo en los últimos 20 años las relaciones entre Colombia y los demás países caribeños comenzaron a ser dinámicas.

Según González, la disputa con Nicaragua y la pérdida de soberanía en esos territorios, fue uno de los motivos para que desde Colombia se comenzara a ver al Caribe como una región clave. “Colombia ha sido consciente, muy lentamente, de que no puede pretender aliados en la región si no los mira de igual a igual, por ejemplo, cuando se necesitaba elegir a César Gaviria como secretario de la OEA o a Luis Alberto Moreno como presidente del BID, se acordó del Gran Caribe, pero ahora con el litigio de Nicaragua, se quejó de la insolidaridad de la región”, expresó.

Por su parte, Héctor Galeano enfatizó durante su intervención en el rol de Brasil y su aspiración de convertirse en líder regional, por lo que analizó, a través de los Acuerdos de Complementación Económica (ACE), matices como el económico-comercial, por medio del cual se aumentaron las exportaciones hacia varias islas del Gran Caribe y su incorporación como miembro observador de la Comunidad del Caribe (CARICOM).

“El concepto geopolítico y de seguridad ha sido fundamental para el caso de Brasil, por eso es muy interesante analizar los casos de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), y de la MINUSTAH, que es la misión de paz que Brasil dirige desde hace catorce años en Haití”, comentó Galeano, concluyendo que para el caso de Colombia, se deben fortalecer las relaciones en busca de una mayor multilateralismo, no solo con los países vecinos en el Gran Caribe, sino con los que comparte fronteras.

Lo que nos enseñan los XVIII y XIX

Jessile López y Álvaro Ramírez, estudiantes de la primera cohorte de la Maestría en Historia de la Universidad del Norte, y Antonino Vidal, coordinador de esta, dieron a conocer sus investigaciones en el simposio Políticas ilustradas, abastecimiento y población en el Caribe colombiano, siglos XVIII – XIX, las cuales giraron en torno a los inicios del mercado público, la importancia de los censos y un gobernador ejemplar.

En el Archivo General de Indias en España inició la investigación de Vidal. Un marino de la Armada Española que trabajó en el norte de África haciendo mediciones y mapas, que luego recorrió el Caribe y que viajó por las costas de Centroamérica y la Florida, quien además luchó en el canal de la Mancha contra Inglaterra, para luego convertirse en gobernador de la provincia de Santa Marta, llamó la atención del investigador.

Las actuaciones del gobernador José de Astigárraga, quien llegó en el año 1789 a Santa Marta, el mismo año de la revolución francesa, fueron objeto de investigación por parte de Vidal, quien concluyó que la visión global del marino y político, contribuyó a la modernización de la administración pública, consiguió aumentar la recaudación fiscal e impulsó el libre comercio en las costas de Santa Marta, lo cual incluso le costó un enfrentamiento con el virrey en Bogotá, quien consideraba dicha práctica como contrabando.

Según Vidal, a Astigárraga también se le debe la construcción del primer matadero público de Santa Marta así como el primer cementerio por fuera de la ciudad para evitar epidemias. “Esto demuestra que son actuaciones muy modernas y que el gobernador era alguien muy ilustrado para la época”, añadió el investigador.

Desde hace más de dos años, Vidal ha estudiado la conformación del Estado colombiano desde finales del siglo XVIII y principios del XIX. Desde hace un año analiza los informes del gobernador Astigárraga, los cuales han demostrado que desde finales del siglo XVIII y antes de la independencia, algunos funcionarios ilustrados españoles impulsaban el libre comercio y el libre mercado, dando así los primeros pasos hacia una modernidad.

“Siempre pensamos que la ilustración en nuestras costas se dio de manera atrasada, pero lo cierto es que no tenemos una mirada acertada sobre esto, pues cuando vemos a este tipo de dirigentes pensamos que tenemos que replantearnos cómo entender ese periodo de tiempo, que es sumamente importante porque se genera una política fiscal moderna, un fomento de la agricultura y una mejora de las comunicaciones”, concluyó.

Los inicios del mercado público

“No se justificaba que Barranquilla, siendo una ciudad comercial, no contara con un mercado público oficial”, afirmó Jessile López, estudiante de la Maestría en Historia, durante la presentación de su investigación Un mercado para ordenar: abastecimiento de víveres y regulación en Barranquilla, 1870 – 1890.

La investigación, con la que se busca entender lo que realmente ocurría con el comercio popular de la época, y comprender la forma cómo se surtía la población en su consumo, se enmarca en estas dos décadas debido al crecimiento poblacional de Barranquilla y las decisiones trascedentes de sus dirigentes para regularlo.

“En estas dos décadas se marca un antes y un después, ya que desde 1870 Barranquilla comienza a aparecer en el mapa como una ciudad portuaria y comercial, pero no es sino hasta el año 1885 en el que aparece un mercado público” aseguró López.

Según la estudiante, dentro de los resultados de su investigación conseguirá rescatar y construir una historia consolidada del mercado público clásico, que en un inicio era una carnicería con funciones alternas de venta de víveres en el Puerto Real.

La importancia de los censos de población

Así como la investigación de Antonino Vida inicia en el Archivo General de Indias en España, la de Álvaro Ramírez, también estudiante de la Maestría en Historia, inicia en el Archivo Histórico del Magdalena.

Allí, Ramírez consiguió los documentos necesarios para iniciar su investigación en la que se propuso entender las dinámicas de la población de la provincia de Santa Marta entre los años 1835 y 1851, partiendo de los censos de población realizados en ese momento de la historia.

“Con estos documentos podemos analizar variables como la condición de esclavos, libres, solteros, casados, mayores de edad, seculares, eclesiásticos, entre otros, las cuales están presentes en estas encuestas”, comentó Ramírez.

La investigación que se enmarca en parte de la historia del Caribe, aporta datos nuevos para la comunidad académica en el contexto historiográfico, ya que son pocos los trabajos sobre estudios de población los que se han realizado en el Caribe colombiano a partir del análisis de los censos de población.

Por Luis Navas Cohen

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