¿Cómo acabar con el miedo a las matemáticas en los jóvenes?

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Carlos Eduardo Vasco, invitado al VI Simposio de Didáctica de las Ciencias y las Matemáticas.

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01 nov 2017

Carlos Eduardo Vasco es considerado una eminencia de la educación matemática en el país. En sus más de cuatro décadas dedicadas a este campo ha sido profesor e investigador visitante en Harvard, asesor del Ministerio de Educación Nacional, miembro de la conocida “Comisión de los Sabios” y jubilado como profesor emérito de la Universidad Nacional.

Vasco fue uno de los conferencistas invitados al VI Simposio Internacional de Didáctica de las Ciencias  y las Matemáticas, realizado el 27 y 28 de octubre en Uninorte. El evento, organizado por la división de Ciencias Básicas, tuvo como objetivo el intercambio de experiencias académicas para mejorar el trabajo didáctico en las aulas de clase.

Este profesor del mundo, vinculado a programas de doctorado en la Universidad del Valle, Universidad de Manizales, Universidad Distrital de Bogotá y la Fundación Cinde, charló con Grupo Prensa sobre el panorama de la educación matemática en el país.

¿Cuál cree que es el principal reto a la hora de enseñar matemáticas a los jóvenes?

Creo que hay que poner mucha psiquiatría en la licenciatura en educación porque la principal tarea de los maestros de educación secundaria y media es la de curar las fobias a las matemáticas, que dan a los niños. El álgebra, la trigonometría y el cálculo producen una fobia que no sabemos cómo curar. Ese es el principal reto.

¿A qué cree que se debe esta fobia?

Eso es lo que me ha preocupado a mí desde que empecé a trabajar en educación matemática en los años 70. Si uno dice que los maestros tienen la culpa, lo maestros se ponen bravos, pero si no es de ellos, ¿de quién más? A todos los niños de prescolar les gustan los números, en todos los juegos los usan. Sin embargo, llegan a séptimo grado con los números negativos; a octavo, con las letras y a noveno, con el álgebra y ahí la mitad empieza a tenerles miedo.

Desde su experiencia ¿quiénes les tienen más miedo, los niños o las niñas?

En particular las niñas porque a ellas parece que les gusta más entender de qué se tratan los ejercicios. Como no se les explica a fondo el álgebra, pueden sacar buenas notas pero no les gusta. En cambio sí a muchos de los niños les gustan esos juegos como hacer Sudokus, pero tampoco entienden. El problema que hay es que ni siquiera los que sacan buenas notas parece que estuvieran comprendiendo, disfrutando, cuestionando, preguntándose por las matemáticas, sino que se van contentando con hacer bien los ejercicios, con responder las preguntas de memoria. Así ve uno que hasta los que tienen buenas notas en las pruebas de Saber 11, en realidad de matemáticas, pocón. Es más que tienen habilidad memorística y mucha habilidad para juegos formales, letras y símbolos.

¿Cree que es adecuada la forma de evaluar las matemáticas en las pruebas Saber?

Ahora las pruebas Saber tienen algo y es que el entrenamiento no sirve, ya no preguntan nada de memoria. En las pruebas Saber acordamos con la directora anterior que se iba a preguntar solamente lectura crítica de los enunciados y razonamiento cuantitativo, sobre todo mental. No sirve para nada aprenderse de memoria las derivadas de once grado, ni las funciones trigonométricas de décimo porque si acaso se necesita una fórmula, en la pregunta se incluye. En la medida en que se van haciendo mejor formuladas las preguntas de Saber 11, se les enseña a los maestros también el cambio que ellos tienen que ver. Lectura crítica no es para la clase de español y literatura. Es para todas las áreas.

¿Cómo deberían entonces enseñarse las matemáticas?

Quitándole fuerza a la palabra enseñar. Más bien diseñando situaciones de aprender, de cómo construir mentalmente eso que usted va a aplicar después. La didáctica de las matemáticas en cosa de cuarenta o cincuenta años pasó de ser un arte de enseñar a ser el arte de diseñar situaciones de aprendizaje, proyectos integrados en donde aparecen las matemáticas, situaciones problemas. Pero los maestros todavía siguen poniendo problemas de los libros, o sea que los lineamientos del año 96 todavía no los han estudiado y comprendido, en donde se dice que la situación problema no es lo mismo que un problema. De una buena situación problema los niños mismos podrían formular problemitas concretos que necesitan resolver para completar ese desempeño de comprensión, que estaría en el corazón de un buen diseño de actividad matemática.

Por Oriana Lewis  

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