¿Cómo impacta el entorno ecológico el desarrollo de Barranquilla?

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Los bosques secos de Puerto Colombia. Foto de Juan Carlos Sánchez

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24 jul 2018

El ser humano actualmente se enfrenta a una crisis de biodiversidad, a raíz de las altas tasas de extinción en especies provocada por su actuar. Esta situación ha llevado a académicos a estudiar este momento histórico para determinar qué debemos hacer a futuro en nuestro planeta en las diferentes escalas geográficas. Profesores como Juanita Aldana, del departamento de Química y Biología de Uninorte, estudian esta problemática desde el Área Metropolitana de Barranquilla.

En compañía de los académicos Carlos Montes y José A. González, la profesora Aldana publicó en la revista Sustainability una investigación sobre esta problemática desde la visión socioecológica, y dio a conocer datos preocupantes como que Barranquilla solo tiene 0.89 m2 de áreas verdes por habitante, muy poco en comparación con los 9 m2 por habitante que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Aldana, quien actualmente cursa un doctorado en Ecología en la Universidad Autónoma de Madrid, explicó que la socioecología “estudia los territorios, los espacios geográficos y los lugares a distintas escalas en los que ocurre la relación entre los seres humanos y la naturaleza. Nos sitúa a los seres humanos desde una perspectiva evolutiva, como animales, que hacemos parte del ecosistema”.

En su artículo, titulado Understanding the Past to Envision a Sustainable Future: A Social–Ecological History of the Barranquilla Metropolitan Area (Entendiendo el Pasado para Visualizar un Futuro Sostenible: una Historia Socio-Ecológica del área metropolitana de Barranquilla), abarca desde los asentamientos indígenas prehispánicos hasta la conurbación actual que comprende cinco municipios.

La profesora Aldana utilizó el área metropolitana de Barranquilla como foco de su investigación por características particulares como: “su posición geográfica estratégica, su rico capital natural, una historia colonial peculiar, un proceso migratorio notable y que ha sufrido fuertemente las consecuencias de las perturbaciones económicas y sociales de Colombia”.

En el estudio, que se basó en una revisión de la bibliografía que se ha producido sobre esta zona, en el análisis de series de datos estadísticos y en los mapas de los ecosistemas, se dividieron los procesos en cinco grandes períodos en la historia socioecológica del área metropolitana, que son: (a) Prehispánico; (b) La conquista y Colonia Española; (c) Creación de la República y Crecimiento Económico; (d) Deterioro Urbano; y (e) Globalización.

“Para estudiar la situación no solo se vale de la ciencia básica, la inclusión de la política y la economía en estos estudios permite entender qué está ocurriendo y llegar al fondo e impactar de manera positiva la situación”, comentó sobre el artículo la profesora del departamento de Química y Biología, María Cristina Martínez. El artículo se puede consultar en: http://www.mdpi.com/2071-1050/10/7/2247

“Invita a entender a las personas que no son ecólogos ni biólogos a entender el valor de los ecosistemas y los servicios que le prestan a la humanidad”, agregó Martínez

Los ciclos de la historia
Los períodos históricos fueron estudiados a través de un modelo conocido como el Ciclo Adaptativo de Holling. “Es una metáfora de cómo los sistemas sociales y ecológicos en su evolución pasan por los mismos estados y se van repitiendo en ciclos”, detalló la docente.

De esta forma, el ciclo se mueve en cuatro fases esenciales: la explotación, la conservación, el colapso y la reorganización. Este ciclo, según Aldana, se ve repetido en la historia del Área Metropolitana a través de los cinco períodos mencionados.

En el comienzo, Aldana habla de una etapa que va de la explotación a la conservación. En el caso del área metropolitana de Barranquilla, se ve representado en los pueblos Kamach. El sistema social estaba integrado con el ecológico pues sus formas de vidas dependían de los ecosistemas: pesca, caza y agricultura. Desde esta relación, había una riqueza en el capital natural.

Posteriormente, la Conquista y Colonia Española están representadas en el Ciclo Adaptativo de Holling como el paso de la conservación al colapso, ya que en 1538 se cambió a un sistema económico diferente al indígena y se estableció la Encomienda. Con la expansión de tierras para el ganado y de plantaciones de maíz y yuca, se requería espacio y por esto talaron grandes terrenos de bosque seco.

En 1822, con la independencia de Colombia, ocurre el siguiente quiebre en el modelo, del colapso hacia la reorganización. Con la expansión del comercio internacional creció la población, lo que significó más demanda de cuero y de carne, y la quema de grandes extensiones de bosque seco para dar lugar al sector bovino, el más importante en este periodo. Además se necesitaba de madera para surtir a los barcos de vapor y para la construcción del ferrocarril, lo que deterioró los bosques secos y en consecuencia los ecosistemas.

En 1958 hubo un cambio en la situación económica de la ciudad. Bajaron las importaciones y las exportaciones a raíz del crecimiento que tuvo el puerto de Buenaventura y el Canal de Panamá. Además el periodo de la violencia en Colombia llevó a una gran migración, tres millones de campesinos llegaron a las zonas urbanas. Debido a esto Barranquilla creció territorialmente 3.672 hectáreas, pero la mayoría de esta expansión se hizo de manera ilegal en el suroccidente de Barranquilla, donde había arbustos, matorrales y praderas. De esta forma, también se deterioró el ecosistema natural del área metropolitana.

Por último, desde 1990 hasta hoy, según el estudio de Aldana, nos encontramos en un paso del crecimiento a la conservación. La docente hace el análisis que con la descentralización y los tratados de libre comercio se esperaba que la economía se revitalizará en los puertos, pero esto no ha sucedido al ritmo proyectado. Por tanto, se ha promovido la creación de zonas de libre comercio en Galapa, Malambo y Barranquilla. Estas han traído un deterioro en el suelo y el abandono de prácticas agrícolas, pues estas tierras están siendo utilizadas para construir fábricas. Los resultados son ambivalentes, ha mejorado la infraestructura, pero aún son altas las tasas de pobreza y desempleo.

Como consecuencia, tenemos una ciudad en la que, citando el artículo, “alrededor del 80% del área metropolitana de Barranquilla está desertificada en algún grado y es altamente vulnerable al cambio climático”. Por esta razón, de continuar el curso actual, el futuro puede llevarnos a un posible colapso y reorganización con el sistema socioecológico que nos rodea.

A futuro
“La perspectiva socio-ecológica invita a pensar el territorio de forma integrada de humanos en la naturaleza. Por esto para asegurar el bienestar de las personas se debe conservar y recuperar el capital natural y fortalecer el capital social, promoviendo, entre otras cosas, la participación de la sociedad en la toma de decisiones, en el conocimiento y reconocimiento de ese capital natural”, aseveró la docente.

Por esta razón, para Aldana hay una necesidad de incluir los estudios de los servicios de los ecosistemas dentro de la planificación territorial. A su juicio se deben “valorar las zonas que prestan servicios de los ecosistemas de los cuales necesitamos para tener una vida digna y un mejor bienestar humano. Poder hacer ese vínculo entre academia y los tomadores de decisión es muy importante para ayudar a tomar mejores decisiones”, concluyó.

Por Leonardo Carvajalino

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