Costumbres del Caribe son preservadas a través de sus cocinas tradicionales

KLAUDIA-CARDENAS-JPG.jpg
La antropóloga Klaudia Cárdenas durante su presentación.

Por:

08 ago 2017

Para la antropóloga Klaudia Cárdenas y la psicóloga Jennifer Marsiglia, las humildes cocinas de los pueblos del Caribe son mucho más que espacios para la preparación de los alimentos. Ellas las han utilizado como puntos de encuentro para que los campesinos se congreguen en torno a la comida, intercambien historias y conocimientos sobre el cuidado de los ecosistemas y, sobre todo, dignifiquen sus modos de vida tradicionales.

Ambas fueron las invitadas del Mapukeando de este mes, realizado el pasado jueves 3 de agosto, en donde ofrecieron la charla “Sistemas agroalimentarios con sentido en Montes de María y el Atlántico”. Allí hablaron sobre la importancia de los saberes y prácticas agrícolas tradicionales, así como las experiencias y proyectos que cada una ha desarrollado con las comunidades de los municipios del Caribe.

Cárdenas destacó en su intervención que el 70 por ciento de lo alimentos que se producen en el país provienen de los sistemas productivos de familias campesinas, que a su vez dependen de los recursos que les brindan los ecosistemas aledaños; como es el caso de los campesinos de El Salado, rodeados por ecosistemas de bosque seco tropical en la región de los Montes de María.

Explicó que las decisiones que toman los habitantes de las ciudades sobre los alimentos que consumen están modificando los sistemas agrícolas tradicionales. Por ejemplo, el adquirir un producto importado en lugar de uno cultivado por campesinos locales pone en riesgo el acervo cultural de una región.

“La invitación es a mejorar las prácticas de consumo porque son las que están modificando los sistemas productivos y las decisiones de los campesinos sobre qué llevar a las plazas de mercado. Estamos promoviendo unas malas prácticas que están terminando con la biodiversidad y con los servicios que podemos obtener de ella”, argumentó la antropóloga.

Cocinas tradicionales que reúnen comunidades

La psicóloga Jennifer Marsiglia habló de su experiencia con los habitantes de El Salado, víctimas de la violencia y a quienes acompaña desde 2012 con apoyo psicosocial. Notó que tras ser desplazados y tomar la decisión de regresar, muchos de los saladeños, en especial los más jóvenes, habían perdido relación con sus costumbres y las preparaciones culinarias que hacían con sus productos típicos.

“Los niños que habían nacido en el desplazamiento tenían una total desconexión con la tierra, no querían ser campesinos y había platos tradicionales, como el mote de guandú, que no habían probado nunca. Por eso hicimos laboratorios culturales itinerantes, en los que las señoras abrían sus cocinas para hacer preparaciones y comer”, describió Marsiglia.

Así fue como las cocinas tradicionales de El Salado, que usualmente se levantan en los patios traseros de las casas, empezaron a convertirse en espacios de reunión en los que se cocinaban platos deliciosos y se conversaba sobre el pasado del pueblo. Allí los mayores evocaron sus recuerdos y los jóvenes hicieron conexiones más positivas con sus raíces. La excusa era la comida, pero a todos los unía la memoria colectiva.

Cárdenas y Marsiglia se conocieron hace un año, ya que ambas tenían en común trabajos y experiencias en el mismo municipio. El gusto por la comida y preservar las tradiciones propias de los habitantes del Caribe las motivó a crear La Olla Viajera, una iniciativa de la que ahora hacen parte comunidades en Montes de María, Atlántico y Antioquia. El proyecto se basa en que cada participante le ofrece a un vecino del pueblo una pequeña olla que contiene un plato tradicional, preparado por él, para que juntos lo coman y tengan un momento para conversar. Luego quien recibió la olla debe hacer lo mismo con otro vecino.

“Si todos hiciéramos eso, la conexión que tendríamos como país o como comunidad fuese muy distinta y podríamos hacer una radiografía de todo lo que la gente come en Colombia, a partir de lo que se disponen a regalar en las ollas”, indicó la psicóloga.

 

Por María Margarita Mendoza. 

Más noticias