Docentes identifican nuevas terrazas tayrona en la Sierra Nevada

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Pese al deteriorado estado en el que se encuentran estas terrazas, los investigadores identificaron los tipos de piedra utilizados para construirlas.

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19 oct 2016

Un grupo interdisciplinar conformado por docentes e investigadores de la Escuela de Arquitectura, Urbanismo y Diseño y el departamento de Historia y Ciencias Sociales de la Universidad del Norte, y con la organización del grupo Seineken, realizaron un viaje exploratorio a la Sierra Nevada de Santa Marta, en donde constataron la autenticidad de un conjunto de terrazas construidas por los indígenas tayrona, las cuales fueron halladas recientemente por pobladores de la zona.

Los docentes investigadores del programa de Diseño Gráfico Mark Michael Betts y Mauricio García, y del programa de Arquitectura Marioly Dávila y Alexander Niño desarrollaron un registro fotográfico de las terrazas con el fin de reconstruir por medio de un análisis morfológico la identificación de factores que la arquitectura contemporánea pudiera adoptar de los Tayrona.

“Es bien claro que esta cultura adoptaba un diálogo equilibrado entre los recursos, el ambiente natural y sus construcciones, conocimiento que se puede aprovechar para que las nuevas propuestas arquitectónicas dialoguen mejor con el espacio en el que estamos inmersos; una necesidad crucial debido a las condiciones climáticas actuales”, dijo Betts.

Antiguamente, las terrazas eran estructuras de piedra apiladas unas sobre otras, construidas por los indígenas para cultivar y levantar sus viviendas sobre las empinadas laderas de la Sierra Nevada. Dado que la topografía de este accidente geográfico no cuenta con extensiones de terreno plano, sus primeros habitantes se vieron obligados a transformar el paisaje a través de estas construcciones.

Para Juan Guillermo Martín, docente del departamento de Historia y director del Museo Mapuka, los tayrona construyeron estos sistemas de terrazas de forma eficiente, estableciéndolos cerca de fuentes hídricas como los ríos, para aprovechar sus recursos, y edificándoles muros de contención para garantizar que no se erosionaran con las intensas lluvias, que son propias del ecosistema de bosque húmedo tropical.

“Así podían tener amplias terrazas para dos o tres casas, e incluso para hacer espacios públicos como plazas, que servían para reunir a la gente y hacer actividades diversas; además de esto realizaron la construcción de escaleras y caminos para acceder a los distintos niveles que se conectaban”, destacó el arqueólogo.

Martín hizo parte del equipo de investigadores que viajó entre el 26 y 28 de agosto pasado a la Sierra, a diagnosticar el estado de las que resultaron ser tres autenticas terrazas tayrona, cada una de 11 metros de diámetro, dispuestas una encima de la otra.

“Se trata de un asentamiento tayrona nuevo, no registrado. La ocupación humana en esta zona fue muy densa y hubo cientos de estas ciudades en distintas partes de la montaña, así que este viene a sumarse a los más de 500 centros poblados tayrona que debe haber en la Sierra Nevada”, afirmó el experto.

Así mismo explicó que los restos de este asentamiento se encuentran en un terreno cercano al corregimiento La Tagua; allí las raíces de los árboles y de la vegetación propia del lugar han venido desmontando estas estructuras de piedra, que se estima fueron construidas entre los años 1000 y 1600, cuando ocurrió el periodo de florecimiento de la civilización tayrona.

Pese al deteriorado estado en el que se encuentran actualmente, los investigadores pudieron analizar los distintos métodos de fabricación utilizados para elaborar estas terrazas, ya que algunos de sus muros de contención estaban hechos con rocas angulares de gran tamaño, mientras que otros fueron levantados con piedras tipo laja, muy finas y delgadas. “Esto responde a momentos constructivos distintos, o necesidades diferentes”, dijo Martín.

Con el objetivo de obtener datos para la posible reconstrucción del espacio urbano y arquitectónico del lugar, así como evaluar desde otra perspectiva la transformación del paisaje y la disposición de los materiales empleados en las terrazas, un grupo de docentes de la Escuela de Arquitectura, Urbanismo y Diseño de Uninorte, se sumó a este primer diagnóstico arqueológico.

Entre ellos se encontraba la profesora Mariollys Davila, quien también considera que en la superficie de estos espacios podían edificarse al menos tres viviendas tayrona, o ser empleados para la siembra. “Queríamos plantear dónde estaban las casas en el terreno, y a nivel urbano cómo se comportaban estos grupos de viviendas; yendo allá vemos que utilizaban dos tipos de piedra; así hay que ir otra vez para tener más pistas”, indicó.

Por María Margarita Mendoza

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