Educar para la paz desde la enseñanza de otras lenguas

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Beatrice Dupuy, profesora de la Universidad de Arizona.

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22 jun 2017

La situación actual de nuestro país y el mundo, marcada por episodios de terror y violencia llama a un cambio en las metas y propósitos de la educación en lo relacionado con estos episodios. En este sentido, la educación para la paz es de suma importancia para hacerle frente al fenómeno, no solo en los tipos de violencia directa sino también a aquella de índole estructural y sociocultural.

Por este motivo, Beatrice Dupuy, docente de francés y lingüística aplicada en la Universidad de Arizona, el 20 de junio dictó una conferencia para los profesores de segunda lengua de la Universidad del Norte, enfocada en la construcción de paz dentro del salón de clases.

Según Dupuy, las clases enfocadas en aprendizaje de una segunda lengua pueden ser un sitio muy próspero para el tipo de intercambios esenciales para entender los conceptos y dimensiones de lo que es el bien común y las implicaciones que esto tiene para la paz.

“Por motivo de las interacciones interculturales que se gestan en estas clases, y su enfoque en lenguaje y comunicaciones entre gente de distintos orígenes, los educadores de segundas lenguas están en una posición única para desarrollar teorías pedagógicas que puedan abordar problemas como los conflictos étnicos, así como los mensajes deshumanizadores que los permiten y los promueven”, explicó la profesora Dupuy, durante el evento que tuvo lugar en el marco de Uninorte en Verano.

La educación para la paz puede ocurrir de distintas formas al interior de centros educativos. La forma de aproximarse a este tópico puede ser directamente, por ejemplo, a través de asignaturas específicas para temas como educación en derechos humanos; pueden integrarse indirectamente en otras materias a través de textos y métodos de aprendizaje; o inclusive pueden hacer parte de actividades extracurriculares.

“En un escenario ideal –afirmó Dupuy– estas tres formas deberían trabajar de la mano para dar una orientación holística sobre la paz, los derechos humanos y valores de justicia social”.

De acuerdo con Dupuy, los instructores de segunda lengua están en la posición de ayudar a los estudiantes de manera que se conviertan en agentes sociales y ayuden a amoldar la manera como sus conciudadanos perciben y se sienten sobre los otros países y sus gentes.

“Aquellos que aprenden un segundo lenguaje pueden estar más dispuestos a aprender conceptos como educación para la paz, resolución de conflictos, prevención de la violencia, pues son más abiertos a este tipo de discursos que la gente monolingüe. Estas representaciones y conceptos de cambio social guardan una relación con el uso que hace una persona de distintos lenguajes”, puntualizó la profesora.

Por Andrés Martínez Zalamea

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