Egresada de Enfermería obtiene Premio Lizzie Whetsell

Milagros Castañeda obtuvo el reconocimiento internacional tras crear un programa centrado en la motricidad de bebés prematuros, que ayuda a los padres de familia en su cuidado integral después de egresar de la UCI neonatal. Trabajó durante tres años en el proyecto para su tesis de grado de la Maestría en Enfermería de la Universidad de la Sabana.

Milagros-enfermera-premio-2020.jpg
Milagros trabaja en la UCI Neonatal del HUN y es docente catedrática.

Por:

09 jun 2020

Milagros María Castañeda Jinete, egresada del programa de Enfermería y de la Especialización de Cuidado Neonatal de la Universidad del Norte, obtuvo el Premio Lizzie Whetsell de la Roy Adaptation Association tras crear un programa interdisciplinar centrado en la motricidad de bebés prematuros, que ayuda a los padres de familia en su cuidado integral después de egresar de la UCI (Unidad de Cuidado Intensivo) neonatal.

La investigación fue desarrollada durante tres años para su tesis de grado de la Maestría en Enfermería de la Universidad de la Sabana, denominada ‘Efecto de la intervención H-HANDS (Hospital Hogar Adaptación al Neurodesarrollo), comparado con el cuidado convencional, sobre la adaptación al neurodesarrollo del niño prematuro, durante 4 semanas posteriores al alta hospitalaria, en la ciudad de Barranquilla’.

“Surge de la necesidad de que estos bebés prematuros salgan de las UCI con un programa que ayude a las madres en su cuidado, ya que muchas de las instituciones de Barranquilla no cuentan con el programa Madre Canguro y se ven muchos retrasos en la atención. Cuando ya ellos quieren acceder a las citas con los especialistas se ha perdido un tiempo vital para recuperar habilidades motoras, que quizá perdieron por la estancia hospitalaria y su misma condición prematura”, explica Milagros, quien trabaja en la UCI Neonatal del Hospital Universidad del Norte, es docente catedrática del programa de Enfermería y docente en práctica del programa de Especialización de Cuidado Neonatal de Uninorte.

La intervención comprende dos componentes. Uno de modificación del ambiente en casa, es decir, que los padres de familia en la habitación o el espacio del bebé organicen y generen una armonía entre todos los elementos alrededor de él, ya que “cualquiera en esa etapa de desarrollo de la vida puede funcionar como un estímulo adaptativo o nocivo”. Por ejemplo, demasiada exposición a la luz, ruidos u objetos coloridos. La segunda parte abarca el componente de fisioterapia: ejercicios físicos de estimulación motora hechos por la mamá, que involucran movimientos de las extremidades superiores, inferiores y el dorso del bebé, que le ayudan a desarrollar su musculatura y no generar vicios posturales.

En el proyecto de investigación participaron 92 madres, pacientes del Hospital Universidad del Norte y del Hospital del Niño Jesús, quienes fueron capacitadas sobre la intervención. La primera mitad del grupo mantuvo el cuidado convencional dado a la salida de los dos hospitales y la otra aplicó la intervención. Al final, la estudiante de maestría encontró que los niños a los que se les hizo la intervención en casa tenían un mejor patrón motor.

“Yo valoro con un test que evalúa desarrollos motores. Por ejemplo, hubo niños cuyo control cefálico era mejor respecto a aquellos a los que no se les practicó la intervención. El test no está disponible en Colombia, es americano y está en proceso de adaptación, y precisamente este proyecto también va a alimentar esa matriz macro de adaptación”, señala la enfermera de 30 años, a menos de un mes de convertirse en mamá de Valentín.

La formulación de la tesis de su investigación está basada en el modelo americano de adaptación de Roy, que define que los individuos y grupos responden a estímulos ambientales para adaptarse, entre los que se cuentan: el focal, el contextual y el residual. Para Milagros, el tiempo en los niños prematuros es vital para un desarrollo funcional, y por eso el papel clave de los profesionales de la salud y los padres de familia en la estimulación.

“Fueron tres años trabajando en este proyecto de investigación que nadie financió, todo salió de mi bolsillo. Hubo momentos difíciles y lograr terminarlo, cumplir con el requisito académico para poder graduarme y además recibir un reconocimiento por el esfuerzo, sabiendo que hizo parte de los mejores trabajos de investigación que se realizaron a nivel mundial, es una de las satisfacciones más grandes de mi carrera profesional”, puntualiza Milagros, quien asegura seguirá formándose para ser mejor profesional y ser humano.

Por José Luis Rodríguez R.

Más noticias