El absolutismo del leviatán y otros 'monstruos' frente al Estado de Derecho

El ser humano siente una fascinación natural por las leyendas de monstruos y cada generación interpreta los suyos, de acuerdo al contexto. Thomas Hobbes, uno de los fundadores de la filosofía política moderna, en una de sus obras hizo un símil de la ferocidad del leviatán, poderosa criatura marina, con el poder de un Estado absolutista.

Manuel Eduardo Góngora, profesor del departamento de Derecho, doctor en derecho público, conversó en una sesión de Zoom con bachilleres, estudiantes de pregrado y profesionales del derecho sobre los peligros que acarrean este tipo de 'monstruos' frente a los derechos humanos, los elementos del Estado y la distinción entre democracia y dictadura.

El espacio se desarrolló durante una conferencia organizada por la división de Derecho, Ciencia Política y Relaciones Internacionales, en el marco del ciclo de charlas para compartir y comprender el quehacer de los abogados.

“El libro Leviatán, publicado 1651 por Hobbes, quien vivió el caos político de la guerra civil inglesa o la Guerra de los 30 Años, propone lo que conoceremos después como el absolutismo monárquico, el Estado absolutista que concentra todo el poder, territorio y población bajo el monarca”, señaló el docente.

El Estado es una forma de organización política de un gran grupo de individuos en un territorio más o menos definido, y en el que se ha establecido una forma unificada del ejercicio del poder. Sin embargo, Góngora evocó que el Estado absolutista ha generado en la sociedad genocidios, con casos como el del imperio español, responsable de la muerte de millones de indígenas durante la conquista y colonización de América, o múltiples violaciones a los derechos humanos como las que sufrieron millones de víctimas del régimen Nazi en Alemania.

“En el marco actual vemos figuras públicas hablando de ultranacionalismos, defendiendo posturas muy absolutistas, de concentración del poder, reducción de la división de poderes, empiezan a hablar con discursos muy similares a los que se desarrollaban en la Europa de los nazis. Lo vivimos de cerca en Brasil, por ejemplo. La pregunta es: ¿podemos controlar ese poder? La respuesta es sí”, enfatizó el profesor.

Gracias a la Constitución, invento muy reciente de la historia humana, se puede domesticar el leviatán, pues lo divide en tres partes: el poder legislativo, el poder ejecutivo y el poder judicial, dándole a cada uno unas funciones específicas. Además, esos tres poderes se controlan mutuamente.

“Uno puede hablar de un Estado de Derecho cuando hay legalidad, hay rendición de cuentas por parte de las autoridades del Estado, hay certeza legal, igualdad ante la ley y el gobierno tiene límites”, concluyó Góngora.

Por José Luis Rodríguez R.