El arte como resistencia a lo inaudito del conflicto colombiano

La filósofa María del Rosario Acosta, dictó la conferencia ‘El arte como resistencia a lo inaudito: a propósito de fragmentos de Doris Salcedo y de Duelos de Clemencia Echeverri’.

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Maria del Rosario Acosta estuvo el 31 de enero dictando la charla en el Salón de Proyecciones.

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05 feb 2020

Como ha sido costumbre en los últimos años, el Departamento de Filosofía invita a un conferencista para que dicte la charla inaugural del semestre con temas que inciten a la reflexión. El 31 de enero, en el salón de Proyecciones, Maria del Rosario Acosta, docente e investigadora de la Universidad de California, fue la escogida de este año para hablar sobre dos piezas de arte: Fragmentos de Doris Salcedo y Duelos de Clemencia Echeverri, y su relevancia en términos de arte como expresión de resistencia. 

La conferencista manifestó, en entrevista con Grupo Prensa, que una de las labores a las que ha dedicado sus esfuerzos como filósofa es explorar la relación entre arte y memoria, en especial el papel político que ha cumplido el arte en términos de resistencia a olvidos institucionales. “No solo qué papel político juega el arte sino cómo podemos pensar la política y lo político de maneras distintas, de cómo nos dejamos retar por instancias estéticas, bien pueda ser el arte visual, la literatura u otros modos de manifestación cultural, que están cambiando lo que llamamos legibilidad de lo político y están proponiendo modos nuevos de ser y actuar políticamente”, explicó Acosta. 

Por ello, Fragmentos de Doris Salcedo, a su juicio es una pieza relevante para analizar y reflexionar en torno a sus significaciones. El ‘contra-monumento’, como lo definió su autora, fue construido para honrar uno de los puntos del Acuerdo de Paz con las Farc. 8.994 armas fueron fundidas en losas y colocadas en un espacio que maneja el Museo Nacional en Bogotá y que durante las próximas décadas será el albergue de exposiciones anuales. 

Acosta estableció el punto de partida de su reflexión en una frase del discurso de Gabriel García Márquez cuando recibió el Nobel que dice: “el desafío mayor para nosotros ha sido la insuficiencia de los recursos convencionales para hacer creíble nuestra vida. Este es, amigos, el nudo de nuestra soledad”. Esta insuficiencia se ha visto resaltada especialmente al hablar de violencia, y la horrorosa originalidad o capacidad que tiene para destruir toda posibilidad de entender y apreciar. 

De allí proviene el concepto de inaudito. Debido a que la violencia introduce realidades enteramente nuevas, para las que carecemos de los mecanismos conceptuales para aprehenderlas, las concebimos como inauditas, es decir, que rebasan todo lo que consideramos posible y éticamente reconocible. 

Por esto, al momento de reconstruir la violencia, el reto no es solo de la víctima de compartir su relato, pues la misma persona que cuenta su historia, ante la naturaleza inaudita del daño y de los efectos causados por la violencia, también sufre de una desconexión. “Es un problema epistemológico y estético, no es solo carencia de marcos conceptuales de conocimiento sino también de posibilidades de percepción”, redondeó Acosta.  

Por ello, señaló la conferencista, la estrategia debe ser romper lo inteligible para crear escenarios de compresión diferentes a los tradicionales para de esta forma superar la barrera de la representación ‘fiel’. Propuesta que logra Fragmentos. 

“Habitar este espacio no solo implica entrar de lleno en él, sino llevar a cabo la experiencia de estar sobre él, de dejarse sostener y a la vez ser movido por esas losas que no permiten un recorrido tranquilo, en tanto sus pliegues lo obligan a estar atento a cada paso para no tropezar. El pasado aquí no solo funge como soporte sino que propulsa hacia el presente”, describió el impacto que logra la propuesta de Salcedo. 

La primera muestra artística que se realizó en las losas de Fragmentos fue Duelos, de Clemencia Echeverri, que aprovecha el espacio proyectar imágenes y sonidos. La pieza gira en torno a la fosa común conocida como la Escombrera en Medellín. Tras varios operativos de la fuerza pública en conjunto con otros actores del conflicto armado cientos de personas en la Comuna 13 de la capital de Antioquia desaparecieron, y según testimonios, habrían sido asesinados y enterrados en estas gigantes montañas de residuos. 

La artista recreó este caos a través del movimiento de imágenes, los cientos de testimonios de familiares superpuestos sobre el sonido de camiones dejando caer escombros. Acosta manifestó que la pieza te hace sentir dentro del aparato digestivo del sistema estatal y paraestatal macabro que ha dado lugar en Colombia a la desaparición forzada. 

A través de la reflexión de estas dos propuestas artísticas, Acosta dio cuenta de la capacidad que tiene el arte para expresar, desde la estética resistirse a las tribulaciones de la violencia y ser un vehículo para la memoria. 

 

Por Leonardo Carvajalino

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