El debate sobre los límites de la libertad de expresión sigue latente

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Participantes a la charla que se realizó en Uninorte a propósito del atentado a la revista Charlie Hebdo.

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10 mar 2015

Los atentados de enero contra la revista satírica francesa Charlie Hebdo, donde murieron 12 personas a manos de asesinos de grupos islamistas radicales, abrió un debate mundial sobre lo que hasta entonces era un derecho indiscutible: la libertad de expresión. En Uninorte expertos en el tema analizaron desde distintos ámbitos la relación entre la fe, la violencia religiosa y los principios de la democracia. 

En el foro "El derecho a la libertad de expresión. A propósito de Charlie Hebdo", realizado el pasado 5 de marzo, la reflexión giró en torno a los límites de las libertades de culto y de opinión. Para Carlos Pájaro, profesor del Departamento de Humanidades y Filosofía de Uninorte, si bien que los individuos estén en desacuerdo permanentemente sobre cualquier cosa hace parte de su condición humana y está presente a diario en su cotidianidad, no siempre se trata de un fenómeno inofensivo. Las disputas ideológicas y religiosas han provocado a lo largo de la historia de la humanidad ríos de sangre.

"El exacerbado apasionamiento por la verdad o la obediencia a dios pueden ser sustituidos por otros intereses superiores como la patria, la raza o la libertad; aunque la libertad consista, paradójicamente, en la obediencia servil a un partido. Es decir, se trata de una inhumanidad consciente en nombre de los ideales, a lo que se le llama fanatismo", indicó Pájaro.

Ese fanatismo es más manifiesto en países del medio oriente, donde la religión es la base de la política, o sea la cuna de la civilización, y también de grandes conflictos bélicos. Porque se cree que la fe tiene una incuestionable legitimidad, y que la verdad en sí misma debe imponerse aunque no se tenga pruebas de ello, por eso en muchos casos la jurisdicción incluye la represión de tradiciones distintas a las "oficiales". Pero en el mundo occidental la historia es diferente, frente a la libertad de opinión no hay ningún límite constitucional.

"Si se presenta censura contra la libertad de opinión, que es una de las esferas de la libertad de expresión, corremos el riesgo de estar frente a un régimen autoritario. Es más, disminuiría la capacidad de construir democracia", afirmó Viridiana Molinares, profesora del departamento de Derecho de Uninorte.

De hecho, estas libertades fueron una de esas conquistas históricas del constitucionalismo del siglo XVIII, que corresponde a los derechos fundamentales que las autoridades del Estado deben permitir a las personas desarrollar sin ninguna interferencia.

Sin embargo, este derecho empezó a tener transformaciones sustanciales porque llegó otro derecho: la seguridad, que empezó a plantearse con carácter individual, pero a partir de los atentados del 9/11 se ha ido contextualizando de forma diferente y se habla de seguridad colectiva. Frente a esta, las libertades, como la de expresión, han venido cediendo. Según explicó Molinares. Por eso, se dice que la opinión de prensa, por ejemplo, debe tener unas exigencias mínimas.

"Defenderé la libertad de expresión a capa y espada, aunque yo no publicara muchas cosas, defenderé el derecho de decirlas sin que acarree amenazas y muertes del que lo diga. Pero la opinión no es ubérrima. No todo vale. En Colombia tengo entendido que no hay ningún periódico, ni siquiera El Heraldo, que tenga un manual de opinión, como sí lo tienen muchos medios en Estados Unidos. Eso es necesario y yo trato de aplicarlo en los medios en los que he trabajado", señaló Marco Schwartz, director del periódico El Heraldo.

Entonces, ¿cuáles deben —si deben haber— los límites de la libertad de expresión? Hasta el momento el debate sigue abierto y son muy diversas aun las posturas al respecto. Durante la actividad académica Joaquín Robles Zabala, escritor, docente y columnista de la revista Semana, dejó otro tema sobre el tintero.

"Esta clase de ataques – los de Charlie Hebdo - son repudiables desde cualquier punto de vista. Ninguna muerte violenta puede ser justificada, mucho menos un centenar. Sin embargo, creo que estos ataques son más una retaliación política contra occidente que una venganza contra la libertad de expresión o de cultos religiosos. Claro, no olvidemos que para el islam la política y la religión son una misma cosa", concluyó.

 

Por Adriana Chica

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