El desarrollo económico coreano analizado desde sus cinco multinacionales más importantes

El profesor de la Escuela de Negocios, Jahir Lombana, en conjunto con Lorena Palacios del TEC de Monterrey, escribieron un capítulo en el reporte anual que realiza la Universidad de Cornell sobre multinacionales en mercados emergentes.

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Los investigadores se centraron en las cinco empresas más importantes de ese país: Samsung, SK Holding, Hyundai, POSCO Metals y KEPCO.

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18 mar 2020

Cuando se habla de la economía de Corea del Sur, se piensa en grandes empresas tecnológicas que exportan a escalas internacionales productos con alto valor agregado, no obstante, este no siempre fue el caso. A diferencia de muchos países emergentes, Corea del Sur no posee abundancia de recursos naturales, con lo cual para ver crecer su economía tuvo que crear ventajas diferenciadoras a través de estrategias pensadas y adoptadas por el gobierno desde la década del 60. 

Este fue el tema de estudio de los docentes Jahir Lombana, de la Escuela de Negocios de Uninorte, y Lorena Palacios, del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, en el capítulo que escribieron para el reporte anual que realiza la Universidad de Cornell sobre multinacionales en mercados emergentes. En el apartado titulado Korean multinationals, a value added industries case approach, los investigadores se centraron en las cinco empresas más importantes de ese país: Samsung, SK Holding, Hyundai, POSCO Metals y KEPCO para analizar cómo influenciaron las decisiones gubernamentales. 

Las cinco compañías utilizan la internacionalización como la forma de expandir sus negocios dado el tamaño de su mercado interno. Este proceso, tiene sus raíces en la década de 1960, cuando el gobierno de Corea del Sur, que apenas se recuperaba de la Guerra Coreana, le apostó a una estrategia de desarrollo basada en industrias de alto valor agregado en áreas como acero, energía, comunicaciones y bienes de consumo. 

El apoyo gubernamental, de acuerdo con Palacios, PhD en Negocios Internacionales, fue clave para garantizar la infraestructura para el desarrollo. Así también hubo un fuerte envolvimiento de Estados Unidos y Japón, quienes, en primera instancia, dieron apoyo en áreas de diseño y desarrollo tecnológico.

Las cinco empresas escogidas hacen parte de los denominados chaebol coreanos. Este término hace referencia a conglomerados empresariales que son liderados por familias y que están conformados por varias empresas en negocios no necesariamente relacionados entre sí. Inicialmente los chaebols se expandieron a todo tipo de industrias, pero hacia los años 1970s se repensó la estrategia y solo se mantuvieron en aquellos negocios en los que poseían mayores ventajas.

“Los chaebols son la estructura empresarial dominante en el país y su importancia puede ser explicada en que las ventas de los cinco mayores superan la mitad de toda la economía surcoreana”, explicó la relevancia Lombana, quien agregó que esta estructura familiar garantiza la continuidad en los objetivos, procesos y reformas. 

De acuerdo con Lombana, las escogidas representan el ADN de Corea del Sur, que ha buscado el desarrollo de empresas de escalas netamente familiares a grandes conglomerados. “Esto puede enseñar que por pequeño que sea un emprendimiento, la escala de transformación a empresas de gran escala es siempre posible. Por supuesto hay cuestiones culturales, administrativas y geográficas que también deben incorporarse en el análisis que incluya el factor económico”, agregó el PhD en Economía de la Universidad de Göttingen.

En el capítulo se mencionan tres etapas por las que pasaron estas empresas para llegar a la dimensión actual. En primera instancia, está el apoyo gubernamental a empresas familiares para consolidar un mercado local pero diversificado en líneas de producción. La siguiente etapa de desarrollo se caracteriza por especializarse en un negocio central y ver los potenciales de expansión, al tiempo que se continúa la variedad en la producción. Por último, una etapa en la que una vez la empresa está consolidada globalmente, continúa activa en exportaciones pero sobretodo en fusiones y adquisiciones fuera de las fronteras nacionales. 

Los investigadores manifestaron que el estudio de la situación coreana deja lecciones para todas las economías emergentes. Por ejemplo, la necesidad de una visión a largo plazo en la que haya planeación y organización con una perspectiva a futuro clara, en conjunto con un apoyo gubernamental con el objetivo de potencializar a las empresas que se dedicaran a la innovación y el valor agregado. “No se trata de esfuerzos independientes, sino una visión de país consolidada”, concluyeron.

 

Por Leonardo Carvajalino

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