El ferrocarril de Barranquilla, uno de los más importantes de la historia

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Andrew Primmer, candidato a PhD en Historia de la Universidad de Bristol

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26 feb 2018

Andrew Primmer, candidato de PhD en Historia en la reconocida Universidad de Bristol, Inglaterra, visitó nuestro campus para conversar sobre uno de los capítulos de su tesis de doctorado, el cual expone la relación existente entre las compañías ferroviarias británicas y el Caribe colombiano.

El conversatorio dirigido a la comunidad uninorte, historiadores, antropólogos, entre otros, se centró en una pregunta problema desde donde Primmer hace una reflexión profunda: ¿Han sido ejemplos de imperio, los ferrocarriles de la costa?

A partir de aquel interrogante, el también filósofo inglés, hace un recorrido en el que se encuentra con el que fue ‘uno de los ferrocarriles más rentables de la historia de Latinoamérica: el de Puerto Colombia’. De acuerdo con Primmer, las compañías ferroviarias decidieron invertir en territorio colombiano al encontrar en este las condiciones perfectas para exportar, evadiendo impuestos y satisfaciendo sus intereses monopolistas.

Según su investigación, por un lado Colombia tenía en ese entonces una industria bananera que con el tiempo se convertía en la más popular y era uno de los puntos fuertes en la economía colombiana, distintas empresas británicas como United Fruits y Fyfees —que además fueron dueñas de los ferrocarriles y aun tienen intereses actualmente en la industria— invirtieron en el país.

Por otro lado, los ingleses que lideraban las compañías tenían interés en un capitalismo transnacional, lo que Primmer define como ‘aquel que se enfoca en procesos económicos divididos en distintas fronteras’. El hecho de que existiera una falta de control institucional en Colombia dio poder a los capitalistas transnacionales para lograr sus objetivos y fue también la razón por la cual el ferrocarril no se usó para mejorar la infraestructura colombiana, sino que quedó en el olvido.

Durante el siglo XIX, Barranquilla se convirtió en el punto de encuentro principal con el resto del país, el muelle de Puerto Colombia pasó a ser el más grande. En principio tuvo tres rieles de hierro, luego se le construyeron cuatro y posteriormente fue reconstruido en concreto para 1923, año en el que también se dio el despegue de la economía cafetera en Colombia. De acuerdo con Primmer, ‘sin el muelle y ferrocarril colombiano el país no habría podido exportar su café’.

Para concluir, el filósofo afirmó que la idea de control que tenían los ingleses sobre el ferrocarril era errónea, nunca fue rentable, y todo lo que debían hacer era subir el precio de las cargas para mantener el negocio. Siguiendo con la línea, expuso algunos de los beneficios que las relaciones del momento dejaron al departamento y que aun hoy observamos en nuestra sociedad. Como lo fue el intercambio cultural, las buenas amistades con el extranjero, la instalación de negocios europeos en Barranquilla y Puerto Colombia e incluso el desarrollo del fútbol local.  

Por María Celeste Lozano

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