El impacto de la huella religiosa en el Caribe colombiano

En el marco de la Semana Santa, el museo Mapuka desarrolló la conferencia 'Devoción, fiesta y tradición popular', un espacio de reflexión sobre el patrimonio religioso de la región.

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Pintura de ángeles al interior de la Iglesia San Roque, en Barranquilla.

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26 mar 2021

A vísperas de Semana Santa, el Museo Mapuka llevó a cabo una conferencia que incentivó la reflexión y el reconocimiento del patrimonio religioso del Caribe colombiano. Titulada Devoción, fiesta y tradición popular, la charla fue un espacio pedagógico de identificación y valoración de las prácticas en la tradición católica. Sandra Durán Calderón, antropóloga y magíster en Historia, hizo un recuento de los santuarios, las devociones y los cultos que caracterizan a esta región. 

“La dimensión religiosa ha creado un conjunto de creencias, lugares, ritos y objetos que hacen parte de nuestra identidad y memoria colectiva. Por ello, es un patrimonio diverso que revitaliza las identidades, nombra territorios y expresa procesos sociales complejos. Es una práctica con múltiples sentidos, construida y transmitida históricamente, que influencia nuestra cultura y vida cotidiana”, explicó la antropóloga.

Ese patrimonio religioso va creando una geografía de lo sagrado, donde las trazas urbanas, las órdenes religiosas, las iglesias y sus plazas contribuyen a crear una huella de devociones, y a fundacionar las ciudades. En Colombia, somos testigos de ello desde épocas coloniales, por la influencia de la iglesia hispano católica.

Uno de los elementos fundamentales de esta tradición son los santuarios, lugares privilegiados donde se encuentran las personas con sus raíces culturales. “Los santuarios son los puntos nodales de una red de caminos que se van trazando y van conectando regiones, donde la gente confluye en torno a imágenes sagradas”. Durán identificó ciertas tipologías de los santuarios en Colombia:

A partir de su tipo de advocación: en el país existe un grupo de más de 150 santuarios marianos, que corresponden a las diversas advocaciones de la virgen María. Por ejemplo, el Santuario de Las Lajas, en Nariño. Otros son santuarios cristológicos, dedicados a Cristo en sus dos devociones; al niño Jesús, representado en la imagen del divino niño, y al Cristo crucificado, que encarna el dolor y la carga del pecado. De la primera tipología, encontramos el Santuario del Divino Niño, en Bogotá. Y, en menor proporción, también existen santuarios de santos y santas. Como la Parroquia Santuario San Judas Tadeo, en Medellín. 

Por su área de influencia: cada población colombiana tiene su santo patrón y su virgen, por lo que se van creando cultos de devoción que no trascienden más allá de los límites locales y regionales. Sin embargo, hay algunas advocaciones que sí han llegado incluso a ser reconocidos nacional e internacionalmente. Por ejemplo, El Cristo de la Expiración, situado en la Iglesia del Convento de Santo Domingo, en Cartagena. 

Por su ubicación: como muchos de los santuarios fueron construidos en épocas coloniales, se formaron desde el ámbito rural. Por ejemplo, la advocación de San Martín de Loba, en Bolívar. Sin embargo, hay algunos cultos más recientes se han ido formando a partir de contextos propiamente urbanos. 

Marcela Durán Calderon explicando los tipos de santuarios en Colombia.

Ahora bien, ¿por qué se da la presencia masiva de personas en los santuarios como un fenómeno que se consolida día a día, y con mayor vigor en épocas complejas? Para Durán, en estos lugares hay intercambios simbólicos entre las personas y las imágenes devocionadas, y al producirse ese contacto, existe una negociación de identidades culturales. 

“En lugares sagrados está presente, no solo la experiencia cultural de relacionarse con lo trascendental, sino también el reflejo de aspectos económicos, políticos y sociales, pues el aforo de los santuarios nos permite hacer una lectura de las situaciones que está viviendo el país en un determinado momento. Ante una crisis, las personas recurren donde alguien que puede resolver determinadas necesidades”, aclaró la antropóloga. 

Devociones particulares de la zona del Caribe

Una de las advocaciones marianas más difundidas en la región es la Virgen de la Candelaria. Dentro de muchas ciudades se puede encontrar como santa patrona, pero la más más reconocida es Cartagena con su concurrida fiesta del dos de febrero. 

“Durante la época de La Colonia, en esta fiesta participaban los cavildos de negros, con tradiciones, bailes y música autóctona. Haciendo alusión al mestizaje cultural en la construcción de vínculos sagrados, donde hay un aporte indígena y africano, y posteriormente campesino y urbano, que enriquece las prácticas religiosas”. 

Dentro de sus devociones encontramos a la Virgen de la Candelaria de Magangué, la cual es conocida en su pueblo como 'la morenita'. Esta virgen navega con sus devotos, acompaña a pescadores, chaluperos, areneros y a todos los habitantes cercanos al río. Se cuenta que a sus pies está conteniendo el Mohán, por lo que se dice que la virgen morena ha salvado a Magangué de este ente.

“Así, vemos cómo van confluyendo las leyendas o, en este caso, el mito del Mohán en el río Magdalena, con las creencias religiosas. Aquí se vincula la historia de la virgen de la Candelaria con los relatos míticos”, expresó Durán. 

Barranquilla, su santo y la crisis

En relación con la devoción a los santos, la especialista comentaba que es importante identificar las motivaciones que llevan a los creyentes a encomendarse a determinado santo. Ante la situación de crisis actual, surge la pregunta de cómo enfrentar las epidemias desde el punto de vista religioso, en especial en épocas coloniales, cuando las calamidades públicas eran más recurrentes y hacían grandes estragos. 

Por ejemplo, el santo más invocado en cuanto al tema de las pestes es San Roque, pues es conocido como el protector de las epidemias que tiene el don de sanación y curación. Los primeros indicios de devoción hacia San Roque en Barranquilla datan del año 1827. Se cuenta que existía una familia de apellido Blanco que tenía una imagen a San Roque y le rendían devoción, y esa familia vivía muy cerca de donde hoy día se levanta su iglesia.

“Hacia 1833, en la República de la Nueva Granada se ordenó que se hicieran rogativas para evitar que la epidemia del cólera llegara a nuestros puertos. Por ello, se acudió a la familia Blanco para sacar en procesión a San Roque. Allí se hicieron muchas promesas, entre ellas, construirle un templo en su honor para que cesara el azote. Hoy, la Iglesia de San Roque es emblemática en Barranquilla y fue declarada monumento nacional por su belleza arquitectónica desde el año 1996”, rememoró Durán.

Lugares aledaños a la Iglesia San Roque.

La Semana Santa

Cerrando con broche de oro el recorrido por la tradición religiosa en Colombia, la antropóloga tocó el tema de la Semana Santa. “Esta es la expresión cultural más importante del mundo católico, pues es la celebración que conmemora la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. Su valor está en la manera en que las comunidades van levantando un significado propio e interpretativo, de acuerdo con sus propias creencias y costumbres”.  

Por ello, la Semana Santa se diversifica de acuerdo con la región en donde se celebre. En el Caribe se realizan más procesiones en horarios nocturnos, e incluso algunas se llevan a cabo durante toda la noche, como en Mompox, Sabanalarga, Santo Tomás o Guamal. 

En conclusión, la Semana Mayor constituye una de las mayores tradiciones católicas en el Caribe. “Algunas de estas celebraciones son consideradas patrimonio cultural e inmaterial a nivel nacional, haciendo un reconocimiento a la riqueza cultural de las prácticas religiosas y los diversos elementos de patrimonialización, que son transmitidos de generación en generación”, alegó Durán.

 

Por María Fernanda Salgado

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