El manejo de la biodiversidad desde una perspectiva femenina

Las conexiones del género femenino con el medio ambiente y las utilidades que le dan a sus recursos, fueron exploradas durante la jornada inaugural del VII Simposio Biodiversidad Caribe, cuya temática fue “La mujer y la biodiversidad: una estrecha relación con la vida”. El evento se llevó a cabo este jueves, 17 de agosto, en el salón 13G2 de la Universidad del Norte.

El acto de instalación contó con la presencia de Judith Arteta, directora del departamento de Biología y Química, quien destacó que a través de este Simposio, creado en 2011, la universidad ha hecho una apuesta por la visibilización de organismos, ecosistemas y los actores que trabajan por ellos. Calificó esta edición como “una excelente oportunidad para identificar y valorar el impacto de la mujer en la gestión del conocimiento y las acciones en pro de la conservación de la biodiversidad”.

Seguidamente se presentó la conferencia inaugural “Género y biodiversidad: una relación cambiante”, a cargo de la chilena Patricia Bifani, quien además de socióloga y artista, es consultora de la FAO y del Instituto de Estudios Políticos para América y África. Durante su presentación habló de la forma tradicional en la que las mujeres de comunidades indígenas y rurales alrededor del mundo han estado ligadas a la transmisión de conocimientos, la preservación del tejido social y la biodiversidad natural.

Indicó que cerca del 70% de las mujeres que habitan en países de bajo desarrollo económico trabajan en el sector agrícola actualmente, desempeñándose en labores de siembra, fertilización y recolección de cultivos. Estas cifras han llevado a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) a hablar de una creciente “feminización de la agricultura en el mundo”; ya que son ellas quienes garantizan gran parte de la seguridad alimentaria de sus comunidades.

La socióloga también explicó que existen diferencias entre géneros para el trabajo y el reconocimiento de la biodiversidad, por ejemplo, estudios hechos entre comunidades de Sierra Leona en África, muestran que sus mujeres son capaces de nombrar e identificar las propiedades y usos de más de 30 especies de árboles locales, mientras que los hombres solo reconocían ocho de estos. Agregó que por esta estrecha vinculación, la mujer se ve más afectada por las transformaciones en el entorno que el hombre.

“Debido a los roles de género las mujeres tienen un manejo mucho más cercano de los sistemas naturales, que les permiten tener recursos para alimentarse y construir vivienda, por eso son más sensibles al deterioro del entorno”, planteó Bifani e indicó que la pobreza es otra de las situaciones que generan mayor vulnerabilidad entre las mujeres al momento de interactuar con su medio ambiente, ya que les limita su acceso a bienes e información para darle un adecuado manejo.

Por ello resaltó algunas estrategias que beneficiarían a las mujeres de comunidades rurales, campesinas e indígenas en las labores que tradicionalmente desempeñan, para que puedan hacerle frente a las transformaciones que experimentan sus entornos, como degradación de los suelos, contaminación, inundaciones y sequías.

“Lo primero es centrarse en darle a las mujeres los recursos tecnológicos necesarios, también contar con políticas deliberadas para ayudar a la gente que está en mayor necesidad, para darles los derechos que tienen sobre su tierra. Lo otro es favorecer la cooperación horizontal entre comunidades; porque no siempre las tecnologías del norte son apropiadas o se ajustan a las necesidades de una región”, argumentó.

La programación del VII Simposio Biodiversidad Caribe continuará este viernes 18, con la presentación de nueve conferencias y un panel con los expertos invitados, quienes aportarán más reflexiones y experiencias sobre el papel de la mujer como parte de la biodiversidad y las acciones que realiza para su conservación.

Por María Margarita Mendoza