'El mar no envejece', mejor cortometraje de ficción de los Premios Corte Final 2019

El pasado de 12 de octubre, en el Teatro Lucy Tejada de Pereira, el corto 'El mar no envejece' de Duber Altamar y Karen Sogamoso fue galardonado como el mejor cortometraje de ficción de los Premios Corte Final 2019.

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Equipo del cortometraje 'El mar no envejece'.

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22 nov 2019

El pasado de 12 de octubre, en el Teatro Lucy Tejada de Pereira, el programa de Comunicación Social y Periodismo de la Universidad Católica realizó la ceremonia de la versión número 18 de los Premios Corte Final.

El cortometraje El mar no envejece, de Duber Altamar y Karen Sogamoso, integrantes de Uni5 TV, Laboratorio de Experimentación Audiovisual de la Universidad del Norte, fue galardonado el 12 de octubre como el mejor cortometraje de ficción 2019 de la edición número 18 de los Premios Corte Final, organizado por el programa de Comunicación Social y Periodismo de la Universidad Católica.

El material audiovisual de Altamar y Sogamoso, que contó con el apoyo de Uni5 TV y el Centro de Producción Audiovisual (CPA), fue ganador del Portafolio de Estímulos de Barranquilla de 2018 en la categoría Estudiantil, recibiendo un presupuesto de 10 millones de pesos para plasmar la idea del guion en la pantalla.

El mar no envejece cuenta la historia de un chico que se enamora de una inmigrante italiana que, en un momento de su juventud, tiene que devolverse a su país, mientras él se queda con la idea de volver a verla en la playa, donde se conocieron. Entonces, su padre, un inventor, tiene una máquina del tiempo, con la que intenta volver a verla.

Duber Altamar, director y guionista, reconoció que la idea del corto surge por querer mezclar diferentes culturas. Fue desde este punto en donde decidió juntar el Caribe con un subgénero europeo. “Siempre tenía en mi cabeza el hacer algo ‘steampunk’ y mezclarlo con elementos del Caribe. Este es un subgénero muy europeo y anglosajón, entonces siempre me llamó la atención combinarlo con la cultura del Caribe colombiano”, dijo Altamar.

Altamar reconoció que no fue tarea fácil realizar el corto, debido a la gestión del presupuesto, de personajes y, de igual manera, por llevar a cabo una idea que no tenía referentes en la región. “Los actores sin lugar a duda fueron un reto. Era la primera vez que tenía un corto con tantos personajes y manejarlos a cada uno fue duro. Había actores con una carrera actoral, pero tenía a otros primerizos, como era el caso de Álvaro y Yeidis, los protagonistas del cortometraje”, evocó Altamar.

“Duber me escoge a mí porque me parezco mucho al personaje en avanzada edad. No dudé cuando me pidió que fuera el actor principal”, recalcó Álvaro Mozo. protagonista. Para él, la construcción no fue algo sencillo, pues resaltó que durante una escena pudo sentir todo el peso de ser actor. “Había una escena en que me tocó llorar y no podía. En los ensayos Duber me dio consejos de cómo hacerlo, pero no pude y fue muy gracioso porque en el rodaje un compañero me estaba soplando los ojos para que me salieran las lágrimas” agregó.

Una de las localizaciones fue una casa del barrio El Prado, en donde uno de los cuartos se convirtió en el laboratorio. "Teníamos que llenarlo de pequeños elementos para que cada esquina de la habitación contara algo. Eso también impuso un reto porque todo era a contrarreloj y bastante exigente debido a que debíamos solucionar problemas sobre la marcha, pero siempre tratando de cuidar las narrativas de los géneros que estamos tocando dentro del cortometraje”, afirmó Laura Pacheco, directora de arte. “Sin duda alguna, la escena del laboratorio fue la más difícil porque requería una iluminación tenue. Nosotros debíamos pensar en la creación de una atmosfera más que en la recreación de una”, confesó el asistente de cámara e iluminación, Jesús Álvarez.

Sin embargo, a pesar de las dificultades y el arduo trabajo del equipo, el cortometraje cumplió las expectativas. Tanto así que además de este reconocimiento, estuvo en la selección oficial del cine universitario en Buenos Aires. “Recibir un premio siempre es gratificante, no solo para mí, sino para todo el equipo de trabajo porque yo creo que detrás de un reconocimiento o un trofeo de una proyección en algún lugar, vale más el hecho de que alguien quiera reconocerlo porque vale la pena hacerlo, además de que la gente lo vea”, dijo Altamar.

También reconoció que está feliz porque ha sido el producto audiovisual que más ha viajado por el mundo. Además, enfatizó que espera seguir realizando buenas piezas audiovisuales. “Espero seguir haciendo cosas porque en Colombia es muy difícil hacer algo. El primer logro de estos proyectos es lograr terminarlos. Luego, hacer que la gente lo vea es otra cosa. Quiero seguir realizando otros proyectos, siempre teniendo la cabeza fría y los tiempos bien marcados para llevarlos a cabo, así como El mar no envejece”, concluyó Duber Altamar.

 

Por Edgar Arroyo Gómez

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