El poder de la conversación en la construcción de paz

Cátedra-Colombia-2016.jpg
La conversación fue el tema central de la 16ta edición de la Cátedra Colombia.

Por:

25 abr 2016

Desde 1999, la Cátedra Colombia ha sido un espacio propiciado por la Universidad del Norte donde la academia, el gobierno, empresas y medios de comunicación se reúnen para conversar sobre temas de coyuntura en la historia del desarrollo de nuestro país.

Fue precisamente la conversación, como elemento fundamental para la paz y el fortalecimiento de la democracia, el tema en torno al cual giró la 16ta edición de la Cátedra Colombia, uniéndose así a la iniciativa nacional ‘La conversación más grande del mundo’, que incentiva la participación ciudadana y la deliberación pública en el período de transición hacia la paz.

El evento contó con la participación de Diego Bautista, asesor de la Oficina del Alto Comisionado para la Paz; María Alejandra Villamizar, directora del programa de Pedagogía para la Paz de la Presidencia de la República; Ana Rita Russo, directora del Programa de Educación y Desarrollo Psicoafectivo Pisotón y moderado por Jair Vega, profesor e investigador de Uninorte.

Los seres humanos nos nutrimos de lo que conversamos y esto es a la vez un determinante del ambiente en nuestras vidas. Por ello, María Alejandra Villamizar explicó que en una sociedad como la colombiana, tan fragmentada y mediada por el miedo y la intimidación, las diferencias nos han convertido en extraños en la misma sociedad, y es la conversación la manera de plantearnos colectivamente de qué manera se debe construir el futuro y qué queremos ser de ahora en adelante

“La política ofrece unos escenarios que nos sugieren que nosotros los ciudadanos tenemos que tener nuestra propia mesa de conversaciones. La mesa de La Habana nos está generando un reflejo, una luz, de que nosotros tenemos mucho de qué hablar en nuestras propias agendas”, afirmó.

Villamizar añadió que la conversación entre ciudadanos es un elemento de encuentro, una forma de discutir la importancia de los acuerdos de paz por fuera de la conversación entre políticos “que es una confrontación mediática, de intereses, que polariza y aleja a los ciudadanos”.

“La democracia deliberativa puede ser algo utópico, pero justamente es el poder ciudadano que queremos sembrar como concepto para que haya colombianos haciendo parte de ‘La conversación más grande del mundo’”, manifestó Villamizar.

Por su parte, Diego Bautista, añadió que para alcanzar la paz no solamente es importante lo que se está discutiendo en La Habana, sino también lo que se discute en el territorio, lo que en últimas validará el esfuerzo que ha realizado el gobierno y que permitirá una paz estable y duradera.

“El tema de la palabra es muy importante porque este es un proceso que va a tardar décadas. La construcción conjunta de paz indica que los gobiernos no van a ser capaces de afrontar este monumental desafío sin la participación de todos los actores sociales, religiosos, los estudiantes, etc.”, mantuvo Bautista.

La firma del fin del conflicto la firmará el gobierno, pero la paz no se firma, se construye. Bajo esa premisa Bautista invitó a todos los colombianos a pensar cómo aprovechar las oportunidades que vienen en los acuerdos para hacer transformaciones importantes. Y a pensar en “cómo nos tocan esos acuerdos que a veces son tan difíciles de leer, qué puedo hacer desde mi núcleo familiar y desde mi territorio”.

Según Ana María Villamizar, resulta imposible negar el rencor generalizado que existe hacia las Farc, bien sea por resentimiento, deseo de venganza o simplemente por el imaginario que hay.

“Pensamos en que los guerrilleros que van a entrar a nuestra sociedad son personas predispuestas a la guerra, pero el mensaje es que yo no tengo que ser su amigo pero le voy a dar su espacio”, afirmó Villamizar.

Por su parte, Jair Vega, sostuvo que “así como decimos que no queremos que un guerrillero viva en mi barrio, decimos que no queremos un pobre o un afrodescendiente en el barrio. La inclusión viene de ahí”.

Sin embargo, según Diego Bautista, no se trata de “tomar el camino fácil y decirles a los guerrilleros que dejen sus armas, que en el Congreso les resolvemos el problema político”, pues ello no permitiría reconocer que hay que cambiar ciertos aspectos del país, no estrictamente los ligados al conflicto armado.

“Hay que hablar de cómo los guerrilleros van a dejar las armas y se van a reintegrar a la legalidad, pero reconociendo que Colombia, en su parte rural, está en unas circunstancias muy negativas con respecto a los que vivimos en la sociedad. Las condiciones de pobreza en el campo triplican la pobreza en las ciudades. Hay inequidad entre los que tienen tierra para trabajar y los que no tienen”, manifestó.

Los acuerdos, según Bautista, se van a instalar en un sistema político muy complejo. Así que parte de la agenda a largo plazo es intentar cambiar esto para que los acuerdos realmente involucren a la gente y haya partición.

Jair Vega concluyó que la democracia no es una forma, sino un proceso “mediante el cual la gente decide cómo se quiere gobernar. Si no conversamos con otros de una manera adecuada no podemos lograr una concepción más adecuada. El país está aprendiendo a hacer eso”.

Por Andrés Martínez Zalamea

Más noticias