El privilegio de ser becado

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Durante la ceremonia de becas, las egresadas becarias Margarita Sánchez y Marina Martínez participaron en un conversatorio.

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29 jul 2016

“Recuerdo ese momento perfectamente. Me lleva a memorias personales, a momentos muy difíciles de mi vida. En el año 97 comenzaba mi segundo año de Derecho en Uninorte. Mi padre tenía 49 años y falleció repentinamente. Mi primera reacción en cuanto al estudio fue ¿yo qué voy a hacer ahora?...Se me acabó el mundo, se me acabó el universo”.

Pese a esto, Margarita Sánchez no renunció a su sueño de ser abogada. Una semana después estaba sentada en la oficina del rector Jesús Ferro Bayona, entregándole una carta luego de esperar todo el día afuera de su oficina hasta que pudieran atenderla. Le contó su historia, le dijo que era buena alumna, juiciosa y activa.

“Ese día me fui con una ilusión”, contó durante el conversatorio realizado, el jueves, 28 de julio, en la ceremonia de entrega de becas para el segundo semestre académico.

Un par de semanas después, recibió la llamada. El rector le anunció que la habían becado y que podría seguir con sus estudios si mantenía un buen promedio. En ese momento aún no existía un programa de becas en la institución.

Hoy, Sánchez es considerada como uno de los 25 abogados hispanos más influyentes en los Estados Unidos, según Latino Leaders. “La beca transformó mi vida, me dio esperanza, tuve apoyo cuando más lo necesitaba”, comentó.

Este no es el único caso de egresados que recuerdan con emoción el honor de ser becarios de esta institución. Marina Martínez, egresada de Psicología y primera promoción de la beca Roble Amarillo, cuenta que duró un año sin estudiar debido a que no tenía los recursos para entrar a una universidad, ni pública ni privada.

“Vine a Uninorte dispuesta a hablar con cualquier persona para que me dieran una beca. Yo estaba convencida de que esa beca era mía y así fue”, expresó.

Esa actitud de “quererse comer el mundo”, como ella misma la llamó, la llevó a ir cumpliendo poco a poco sus sueños. Precisamente a eso invita a quienes empiezan este semestre académico en la universidad como becarios. “Hay que actuar y no quedarse paralizados por el miedo. Aquí el que busca oportunidades, las encuentra”, afirmó.

Los egresados con becas llegan a los seis mil en la universidad y cada año se reciben alrededor de 2500 solicitudes de jóvenes talentosos. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos que se realizan, la cifra de los que ingresan es mucho menor. En el actual semestre académico ingresaron 94.

El ingeniero mecánico y tercera generación de Roble Amarillo, Reneé Arrieta, fue uno de los primeros que se benefició con esta beca, que es de las más completas que tiene la universidad. Oriundo de Sucre, cuenta que era muy difícil tener posibilidades económicas de acceder a educación superior.“Hoy en día gracias a esa oportunidad puedo ayudar económicamente a mi familia y puedo ayudar a mi hermano con sus estudios”, comentó.

Así como Arrieta, la ingeniera electrónica María Alejandra Dávila tampoco contaba con los recursos económicos para iniciar sus estudios de pregrado. Recibir la beca fue para ella la gran oportunidad de poder acceder a una institución de calidad a estudiar lo que quería.

“Durante toda la carrera el apoyo de la universidad como becaria fue grandísimo. Me proporcionaron acompañamiento psicológico y tutorías de todo tipo que me permitieron desarrollarme con excelente rendimiento toda la carrera”, contó. Actualmente trabaja de analista del Business Unit en la empresa Tigo/Une.

Por Oriana Lewis Ramos

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