El sello característico de las dictaduras del Caribe en el siglo XX

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El historiador Sergio Guerra Vilaboy durante su conferencia.

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03 nov 2017

Para el historiador cubano Sergio Guerra Vilaboy, Premio Casa de las Américas 2010, un distintivo de todas las tiranías caribeñas, ocurridas entre comienzos del siglo XX y los años 60, fue su capacidad para adaptarse a los vaivenes de la política norteamericana.

“Eso explica las aperturas democráticas impulsadas por los Somoza (Nicaragua), Leónidas Trujillo (República Dominicana) y Fulgencio Batista (Cuba) en la coyuntura de la Segunda Guerra Mundial para borrar de paso el mal recuerdo de sus previos coqueteos con el falangismo español”, manifestó el experto durante su conferencia Dictaduras en el Caribe, que el Instituto de Altos Estudios Sociales y Culturales de América Latina organizó en la Uninorte, en el marco del ciclo Debates latinoamericanos.

El evento trató las particularidades y afinidades de estas y otras dos dictaduras: de Juan Vicente Gómez (Venezuela) y los Duvalier (Haití). De acuerdo con Guerra Vilaboy, los dictadores caribeños fueron, sin excepción, “depredadores” de las arcas públicas y no tuvieron escrúpulos para enriquecerse a costa del Estado, aunque siempre tomaron la precaución de no intervenir sobre el capital extranjero, fundamentalmente norteamericano.

Añadió que todos se valieron del control del aparato estatal para favorecer sus negocios personales y familiares, extendidos sobre las principales áreas económicas de sus respectivos países, utilizando para ello los instrumentos de poder y los recursos públicos. Un ejemplo de esta ambición desmedida fue la malversación del régimen de los Somoza, de las ayudas económicas enviadas a Nicaragua, tras el terremoto de 1972.

Un hecho llamativo –resaltó- es que en su estampida final estos gobernantes buscarón refugio bajo el amparo de otros dictadores, como lo hicieron Machado y Batista con Trujillo, o Anastasio Somoza Debayle, asilado en el Paraguay de Alfredo Stroessner, donde murió en un atentado en 1980.

“Sólo Trujillo se negó a ceder a las presiones norteamericanas, lo que le costó la vida en 1961, víctima de un complot organizado por los servicios de inteligencia norteamericanos con miembros del círculo íntimo del propio gobernante caído en desgracia. La novela la Fiesta del Chivo de Mario Vargas Llosa ilustra con éxito la historia de esta dictadura”, afirmó.

Guerra Vilaboy también participó como profesor en la maestría de Historia de la División de Humanidades y Ciencias Sociales. Actualmente Ediciones Uninorte edita un libro de investigación sobre este tema, que se lanzará en la próxima feria del Libro de Bogotá. Además de Sergio Guerra, participa como coautor el profesor Roberto González Arana, docente titular del departamento de Historia y Ciencias Sociales de la Universidad del Norte. 

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