El suicidio en la población universitaria es un problema real

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Marvin Blanco, residente de psiquiatría de la Universidad del Norte.

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11 oct 2017

Resulta difícil entender por qué en una población privilegiada como la universitaria, con un futuro profesional por delante y un resto de vida útil con gran proyección, es común observar casos de suicidio como los reportados en la Universidad del Valle. En lo corrido de 2017, cuatro estudiantes de Medicina de esta institución decidieron acabar con su vida, conmocionando a gran parte de la opinión pública del país y poniendo a la vez la lupa sobre los posibles factores que impulsaron a estos jóvenes a tomar una decisión fatal e irreversible.

En el marco del foro conmemorativo con motivo del Día de la Salud Mental, llevado a cabo este 10 de octubre en la Universidad del Norte, Marvin Blanco Tobías, residente de segundo año de psiquiatría en la Universidad del Norte, ofreció la charla Suicidio en la población universitaria: un problema real, en la que explicó las causas detrás del fenómeno en este subgrupo poblacional y las estrategias para intentar prevenirlo.

Según Blanco, en la población universitaria el suicidio es la tercera causa de muerte por factores externos, después de homicidios y accidentes de tránsito. Es más frecuente que hombres consuman el acto suicida, pero es más común que mujeres intenten quitarse la vida sin lograrlo o tengan pensamientos suicidas. En total, el 62% de los universitarios que se suicidan tienen entre 19 y 22 años.

A pesar de que es un problema poco investigado, Blanco señala que las conductas suicidas son cada vez más frecuentes en estudiantes universitarios, por ser una población en riesgo especial de tener este tipo de comportamientos a raíz de enfermedades o causas familiares.

“Los jóvenes universitarios están en una etapa de transición en su vida económica, social y biológico. Están expuestos a factores estresantes que precipitan, agravan o perpetúan otros factores de riesgo que venían con anterioridad y pueden llevarlos a tomar la decisión de suicidarse”, dijo el expositor.

Estos factores de riesgo están principalmente asociados a cambios en la dinámica familiar, previamente existente y las alteraciones que de allí se derivan. “Son personas que se desplazan lejos de su núcleo familiar y en los que su dinámica económica cambia cuando existe la necesidad de tener el sustento para el estudio”, indicó Blanco.

El padecimiento de patologías psiquiátricas o no psiquiátrica es otro de los aspectos que han demostrado tienen incidencia, sobre todo las de espectro afectivo, como depresión y trastorno bipolar y las del espectro psicótico, como esquizofrenia o la aparición de infecciones como VIH/Sida.

Asimismo, el consumo de sustancias psicoactivas puede ejercer como un disparador de enfermedades mentales o desencadenar actos suicidas sin conductas afines previas. Por último, otros factores como la impulsividad en personas con personalidad desadaptativa o acontecimientos estresantes en sujetos sin mecanismos madurativos para resolver problemas, pueden ser causales de conductas suicidas.

Blanco indica que la mayoría de situaciones que generan alarma tienen que ver con los intentos de suicidio, pero que sería más importante intervenir en las fases anteriores al llamado espectro suicida, es decir, cuando conciben la idea de la muerte como la resolución a un problema o trazan planes de atentar contra su vida. “Me atrevería a decir que incluso antes porque vamos a observar que los pensamientos suicidas no aparecen por arte de magia y hay una serie de factores que se presentan antes de eso. Debemos afrontar este tipo de situación y no prender las alarmas cuando ya ocurrió el suicidio”.

El internista agrega que más del 90% de las personas que intentan suicidarse o consuman el suicidio tienen una patología mental previa que no es diagnosticada. Una de las causas para esto es el estigma que tienen las personas con enfermedades mentales. “Eso hace que las personas se encuentren avergonzadas de ir a consulta. Es nuestra tarea hacerle entender a las personas que una enfermedad mental no difiere de otra enfermedad en otra área de la medicina”.

¿Qué se debe hacer?

Según Marvin Blanco, en el caso del suicidio el único tratamiento es la prevención, de manera que los individuos piensen que el suicidio no es el único camino. “Lo que es importante decir, independiente de la visión que se tenga sobre el suicidio como un acto de egoísmo o de autonomía, es que la mejor manera de ejercer la autonomía es tener en cuenta todas las soluciones posibles y todos los caminos antes de tomar una decisión”.

Por Andrés Martínez Zalamea

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