El teatro como recurso pedagógico para entender la historia de Grecia

Antigona2017obra.jpg
El rector Jesús Ferro Bayona junto a los estudiantes y los profesores que realizaron la obra en el salón 13G2.

Por:

09 nov 2017

Una adaptación teatral del Mito de Antígona, del poeta Sófocles, sirvió como excusa para que los estudiantes del curso Historia de las Civilizaciones dialogaran sobre los aspectos políticos y sociales de la época que la obra retrata de forma exitosa. Los textos y dirección de esta adaptación estuvieron a cargo del rector Jesús Ferro Bayona, profesor del curso en mención, y fue musicalizada por estudiantes del programa de Música.

El ejercicio académico se realizó el pasado martes, 7 de noviembre, en el salón 13G2, y fue protagonizada por los estudiantes del curso, Gabriela Castro (Antígona) y Johan Sebastián Venera (Creonte). Es una adaptación de la versión más famosa del mito de Antígona, representada en el teatro griego aproximadamente en el año 442 a.C.

“Hay que resaltar muchas cosas de la obra para que Antígona no se quede entre la representación de la ley y la no ley. Es algo muy complejo lo que Sófocles nos ha presentado. Es el teatro de la vida, del poder, de la mujer que siente la necesidad de cumplir el mandato divino, es la esposa, es el hijo, todo un drama. Es una reflexión donde hay mucha filosofía y grandes ahondamientos en la condición humana”, destacó Ferro Bayona, quien también felicitó a los estudiantes y demás colaboradores que permitieron el desarrollo de la puesta en escena.

Los estudiantes de Historia de las Civilizaciones durante la obra.

Esta tragedia hace parte del ciclo tebano, el cual narra la sucesión de acontecimientos ocurridos en la leyenda que tiene como eje central al personaje de Edipo y a la posterior guerra entre tebanos y argivos. Tras la muerte de Edipo sus hijos varones, Eteocles y Polinices, se disputan el dominio de Tebas, quedando el primero al mando de la ciudad; a raíz de ello se entabla una guerra fratricida que termina con la muerte de ambos hermanos, el uno a manos del otro. Creonte, tío de Edipo, se hace con las riendas de la ciudad, manda a celebrar honras fúnebres por Eteocles y prohíbe que se dé sepultura a Polinices, como castigo por haber atacado la ciudad.

El que un cadáver quedase sin enterrar se consideraba una afrenta de extraordinaria gravedad y es allí donde la obra de Sófocles empieza. Antígona, hermana de Polinices, considera que enterrar a su hermano es un deber suyo ante los dioses y por lo tanto está por encima de cualquier ley o decreto humano. Así, Antígona está dispuesta a desafiar los mandatos de Creonte, sin importarle las consecuencias.

“Yo sabía que iba a morir, como no iba a saberlo aun cuando tú no lo hubieras hecho pregonar. Pero si muero antes de tiempo, yo lo llamo ganancia; y es que quien ha vivido entre desgracias cómo no va a encontrar provecho al morir. A mí no me produce ningún pesar alcanzar este destino, por el contrario, si hubiese permitido que el cadáver de mi hermano quedara sin sepultura, entonces sí sentiría pesar (…) si te parezco estar diciendo locuras, será porque ante un loco me veo culpable de una locura”, manifestó Antígona a su tío Creonte, el rey de Tebas, horas antes de morir.

Ante la pregunta de una de las asistentes del público sobre si el actuar de Antígona fue un acto político, a pesar de ser impulsada por un amor filial, la estudiante Gabriela Castro precisó que “dentro del contexto de la obra sí es un acto político, porque Antígona está llamando a la polis (ciudad) a despertar frente a las injusticias que hace Creonte”. El amor que siente por su hermano es “ese motor de movilidad”, agregó.

Por José Luis Rodríguez R.

Más noticias