Elementos para que el deporte sea una herramienta de transformación social

¿Es el deporte una herramienta para la inclusión y transformación social? Los más de 20 años de investigación realizados por Amparo Escarti, doctora en Psicología por la Universidad de Valencia y docente de esa institución, son evidencia de que sí hay una relación. La miembro de la red internacional TPSR Alliance, grupo dedicado al estudio de la enseñanza de la responsabilidad personal y social en la infancia y adolescencia, estuvo invitada, el 14 de octubre, a la Cátedra Europa para un conversatorio moderado por Ivon Marrero, coordinadora de deportes de Uninorte.

No obstante la respuesta a la pregunta inicial, no es "sí" en todos los casos. Programas e iniciativas que buscan a través del deporte ayudar a niños de comunidades marginales se han establecido en casi todos los rincones del mundo y se ha visto un crecimiento en los últimos años. Según la conferencista, la falencia es que más allá de la cantidad, hace falta calidad. 

No significa que no existan ejemplos de buenos programas, sino que hay un error común: alta documentación en la comunicación de resultados. “Necesitamos programas que estén mejor diseñados y, sobre todo, que tengamos resultados evaluados”, anotó. 

Escarti ha trabajado desde el 2000 con niños y jóvenes en la comunidad valenciana en torno a temas de responsabilidad personal y social a través del deporte. Su iniciativa se basa en el modelo del desarrollo positivo, que sostiene que los seres humanos tenemos capacidad de aprendizaje, pero, para que florezcan esas condiciones, es necesario que haya un entorno favorable. 

Esta aproximación estudia las cualidades y competencias que ayudan a las personas a adaptarse a las circunstancias de la vida y que favorecen la felicidad, el éxito y el bienestar emocional. Por ejemplo, se necesita desarrollar la capacidad de establecer relaciones positivas con nuestro entorno; de tener confianza y autoestima; de respetar las normas tanto sociales como culturales del entorno, entre otras. 

El deporte es especialmente efectivo para desarrollar estas competencias puesto que proporciona oportunidades de aprendizaje; está organizado, supervisado por adultos, implica el aprendizaje de normas sociales, trabajar en grupo, compartir y relaciones cercanas con un entramado social. 

En su trabajo en Valencia, Escarti halló que hay una correlación entre el comportamiento de los entrenadores y los niños que participan en las actividades deportivas. Por ello, una de las claves es formar a los adultos que rodearán a los niños. En primera instancia, trabajan con los entrenadores, para que sepan establecer un clima de confianza y colaboración en el grupo. También incluidos en los procesos están los padres de familia, que asisten a cada práctica y son entrevistados para validar resultados en tiempo real. 

La clave está en el análisis de los resultados, según la conferencista, pues, en un entorno estable, con adultos competentes y oportunidades de aprendizaje, el deporte es una herramienta para la inclusión y transformación social.

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Por Leonardo Carvajalino