Empieza segundo ciclo de formación de la Escuela de liderazgo

Para el periodista y exdiplomático Mauricio Rodríguez Múnera, el ejemplo más sencillo de liderazgo es cuando una persona deja una huella positiva o contribuye al progreso de una comunidad. Es decir, se convierte en un puente entre el presente y un mejor futuro.

“Que cada uno de tus actos sea digno de convertirse en un bello recuerdo. Esa integridad es una condición absoluta del liderazgo. No hay matices ni atajos”, detalló Rodríguez, administrador de empresas y especialista en Finanzas Internacionales, durante el lanzamiento del segundo ciclo formativo de la Escuela de liderazgo transformador, organizado el 10 de marzo en el salón 13G2.

Para la Universidad del Norte, la excelencia humana es un compromiso que hace parte del direccionamiento estratégico y, en ese sentido, busca ofrecer herramientas sólidas de gestión a su comunidad para promover el desarrollo de las personas, entendiendo que la gestión del líder es clave para lograr resultados destacados y potencializar las competencias en los equipos de trabajo. En 2020 el segundo ciclo de la Escuela va dirigido a decanos, directivos administrativos y de apoyo académico, directores de departamento académico, jefes de sección y profesores en preparación para asumir funciones de liderazgo.

“Nuestro objetivo es que esto llegue a todos los estamentos de la universidad: profesores, funcionarios y estudiantes. El liderazgo tiene que ver mucho con los principios, y la constante cuando uno habla con las empresas es que quieren buenas personas. Por eso necesitamos competencias que definan no solo la calidad de un profesional, sino también el ser buenos ciudadanos”, enfatizó el rector Adolfo Meisel durante su discurso de bienvenida.

La Escuela es una iniciativa de la Rectoría y las Vicerrectorías Académica y Administrativa, que pretende fortalecer en los participantes el liderazgo transformador, encaminado a promover su desarrollo personal, de su equipo, lograr resultados integrales y aportar soluciones que agreguen valor a la institución.

Es por eso que Rodríguez Múnera, fundador y exdirector de Portafolio, autor de doce libros sobre liderazgo, alta gerencia y literatura, en su charla se enfocó en la manera cómo hoy se forja un líder, basándose en premisas que ha estudiado durante años. La primera de ellas es que cualquier persona puede desarrollar habilidades de liderazgo, sin importar su personalidad. “No es cierto que los líderes son una élite predestinada a dirigir a los demás mortales. Esa es una visión mesiánica y obsoleta”, puntualizó.

La esencia del liderazgo es el servicio, por lo tanto, quienes piensan que no tienen las características para ser líderes están desperdiciando potencial para contribuir a su comunidad, en mayor o menor grado. Además, manifestó que no existe un modelo único de liderazgo. Si bien es cierto que uno puede o debe estudiar a los grandes líderes, también recalcó que cada persona arma su propio modelo de liderazgo, el cual debe reflejar la personalidad de cada uno.

“Los líderes basan su modelo de liderazgo en sus fortalezas. Este es un cambio cultural significativo porque la mayoría hemos sido educados bajo la creencia de que debemos dedicarle mucho tiempo a corregir nuestras debilidades y llenar sus vacíos. No pierdan tiempo con sus debilidades. Descubran sus fortalezas y aprovéchenlas”, enfatizó Rodríguez.

En su segundo ciclo formativo, la Escuela de liderazgo transformador consta de una fase diagnóstica y otra formativa, en la que se fortalecerán las competencias de liderazgo desde tres ejes: liderazgo personal, de equipo y de recursos.

Por José Luis Rodríguez R.