Estudiante de Negocios y su equipo crean drone para transportar insumos médicos

El prototipo para la asistencia por COVID-19 soporta una carga máxima de dos kilos, su altura máxima es de 150 metros y puede recorrer una distancia de 750 metros. Fue diseñado por Jose Alejandro Otero y su equipo para transportar cargas médicas refrigeradas.

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El estudiante José Otero, de Negocios Internacionales.

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26 may 2020

José Alejandro Otero Noriega, estudiante de séptimo semestre del programa de Negocios Internacionales de la Universidad del Norte, desde hace seis años es cofundador y director de la empresa prestadora de servicios con drones, Maxdrone. Con su equipo, fabricó durante la cuarentena un prototipo de bajo costo que se perfila como una solución tecnológica ante la pandemia por COVID-19. Su objetivo: transportar insumos médicos a cortas distancias para reducir la exposición al contagio del virus entre personal en aislamiento y el cuerpo médico.

Durante los dos últimos meses, la iniciativa ha sido dada a conocer en diferentes medios de comunicación, lo que no solo ha permitido mostrar el ingenio y dedicación del equipo multidisciplinario involucrado en el proyecto, sino también buscar financiamiento para replicar el prototipo hecho con icopor, tubos PVC ligeros y piezas de drones comerciales.

“Una fábrica de icopor nos ayudó en la fabricación de moldes. Las personas nos han ayudado muchísimo en redes sociales difundiendo la información”, puntualizó el joven de 22 años, quien hace cuatro llegó a Barranquilla desde Caracas, Venezuela con su familia.

En el vecino país, él y su equipo habían fabricado drones con diferentes materiales como bambú, plástico y cartón, para probar la resistencia y durabilidad de cada uno. El resultado del experimento fue descubrir que podían fabricar drones que, además de sostener una cámara, transportaran otro tipo de cargas. Por ejemplo, a principios de la pandemia comenzaron a desarrollar un drone salvavidas de monitoreo y rescate, para dar asistencia en emergencias de ahogamientos en playas.

Hoy el prototipo para la asistencia por COVID-19 soporta una carga máxima de dos kilos, su altura máxima es de 150 metros y puede recorrer una distancia de 750 metros. Fue diseñado para transportar cargas médicas refrigeradas, como medicinas, exámenes de laboratorio y otros insumos médicos.

“Hoy necesitamos que más personas y empresas se nos puedan sumar para fortalecer nuestra capacidad de fabricación en serie. Lo segundo, tramitar los permisos de vuelo ante la Aeronáutica Civil, y sobre eso realizar las corrección que resulten de las operaciones y vuelos. La situación del coronavirus no termina hoy y desde Maxdrone estamos determinados a llevar a cabo esta iniciativa”, manifestó el estudiante.

Desde la adolescencia, una vez terminado el bachillerato, José descubrió su pasión por este tipo de tecnología, leyendo artículos y viendo vídeos. Todo esto lo motivó a pedirle a su madre la compra de su primer drone y a comprometerse con su operación y cuidado. Hizo diferentes cursos de pilotaje de drones en Estados Unidos y con el tiempo sus padres notaron la receptividad en redes sociales de las imágenes capturadas por estos aparatos. Concluyeron que debían apostarle a un emprendimiento familiar. 

José enfatiza que su proyecto es totalmente escalable, es decir que no solo puede funcionar como un sistema logístico sino también tener uso dentro de áreas militares, embarcaciones y haciendo asistencia específica en toda la cadena domiciliaria. Su equipo hoy está conformado por el ingeniero mecatrónico Alejandro Hernández, también venezolano; el sanandresano Joseph Rivera, practicante de ingeniería electrónica de la Universidad de la Costa; Nicolás Díaz, ingeniero aeronáutico de la Universidad de La Plata en Argentina; Esteban Marchena, arquitecto de la Universidad del Norte, y el historiador venezolano Julio González, presidente de la compañía.

“Amamos crear soluciones tecnológicas de alto impacto, esa pasión es la que nos une. Toda esta experiencia se trata de tomar lo que tenemos a la mano y ponerlo a funcionar de forma creativa a disposición de la gente. Intentar impactar positivamente porque nos duelen las cosas difíciles que suceden en Venezuela, en Colombia y en muchas partes del mundo. Nuestra responsabilidad es generar un cambio en la humanidad”, concluyó José Alejandro.

 

Por José Luis Rodríguez R.

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