Estudiantes de la Universidad Autónoma de Madrid se vinculan al programa de Univoluntarios

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Andrea Crespo y María Rodríguez trabajan en sectores vulnerables de Barranquilla y Puerto Colombia.

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06 sep 2018

Andrea Crespo Aragonés y María Rodríguez, estudiantes españolas de la Universidad Autónoma de Madrid, llegaron a mediados de julio para vincularse al programa Univoluntarios, con el objetivo de contribuir en la educación de más de 150 niños, entre los 5 y 15 años, que viven en sectores vulnerables de Barranquilla y Puerto Colombia. La educación en este tipo de entornos es un reto que las extranjeras afrontan este semestre, a través de la iniciativa de transformación social de Uninorte.

Para Andrea, ayudar siempre ha sido un propósito claro en su vida. Estudió Pedagogía y realiza un Máster en Psicología Educativa, y al finalizar su estudio de pregrado buscó becas que le permitieran hacer voluntariado en algún lugar del mundo. “Siempre he pensado en que debo dar un poco de la educación que he recibido a quienes más lo necesitan”, manifiesta.

María ha hecho parte de otros procesos de voluntariado. Terminó un pregrado en Estudios Internacionales en Madrid, y hace poco hizo parte de un proyecto de cooperación internacional en México.

Yo Leo es el proyecto del que hace parte Andrea, el cual, a través de la lectura, promueve el desarrollo de la creatividad y la imaginación, además de profundizar en valores y buenas costumbres. “Del proyecto me encanta que se pueden abordar temas muy variados, como la higiene, la resolución de conflictos, la familia, entre otros, y todos desde la lectura”, relata la estudiante.

María hace parte de Scribble Project, con el que busca reforzar y estimular el aprendizaje del inglés. Con actividades recreativas como canciones, videos y juegos se refuerza el vocabulario, se enseña gramática y se dan recomendaciones para conversar. “Buscamos niños que estén motivados a aprender inglés, ya sea que en sus escuelas tengan dificultades o no. Lo principal es la disposición que tengan”, comenta María sobre el proceso de convocatoria de los menores.

Los beneficiados de estos proyectos son los niños del barrio Mequejo y Villanueva, en Barranquilla; Palermo, en Magdalena, y menores de Salgar, en Puerto Colombia.

El principal desafío son los "entornos conflictivos" que rodean a los niños que hacen parte del programa, que dificultan el proceso de enseñanza-aprendizaje. Por eso Andrea y María se encargan de ofrecer espacios que de alguna forma "desconecten" a los menores de ese entorno para que estén en disposición de aprender. “Muchas veces toca tener un poco de sangre fría para no tomar de forma personal cada uno de los problemas de estos niños y poder convertir el espacio en algo positivo”, manifiesta Rodríguez.

El intercambio cultural también hace parte de la experiencia. Las dos llegaron a Colombia con las expectativas de conocer una cultura de la que se habla mucho en el mundo. “Podía escoger entre Colombia y  Argentina. Me decidí por Colombia porque mi mejor amiga en Madrid es de familia colombiana. Siempre me contó cosas buenas del país y me motivó a visitarlo”, afirmó Andrea.

“La comida, el apoyo de las personas y hasta la champeta han hecho de mi estadía aquí una experiencia muy agradable”, dice entre risas María, quien se lamenta también de no poder conocerlo todo en tan poco tiempo.

Coinciden en que el voluntariado es la oportunidad de ayudar a los demás y que, a diferencia de lo que muchos piensan, el aprendizaje es mutuo. “Aprendemos más al relacionarnos con estos niños, de lo que ellos pueden aprender de nosotras”, concluye María.

La invitación queda abierta para que cada día más personas se sumen a iniciativas de voluntariado desde muchas áreas: educación, medio ambiente, salud o cualquier otra. “Estoy segura que todos podemos descubrir algo en lo que nos gustaría ser voluntarios. Solo es tomar la decisión y explorar”, agrega Andrea.

La españolas desarrollarán su labor hasta diciembre, cuando finalice el voluntariado, luego de haber regalado grandes enseñanzas a cientos de niños que lo necesitan.

 

Por Omar David Álvarez

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