Expertas en diseño inclusivo inician diagnóstico del campus universitario

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María Medina y Lucía Sainz, arquitectas del área de consultoría de la Fundación Once.

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25 may 2015

Según cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadística –Dane-, en Colombia hay 2 624 898 personas con discapacidad, lo que equivale al 6,3% del total de la población. ¿Cuántos de esos discapacitados están en la Universidad del Norte? ¿Tiene la Universidad un campus inclusivo?

Para dar respuesta a estos dos interrogantes y poder consolidar el convenio firmado entre Uninorte y la Fundación Once, el pasado mes de marzo, María Medina y Lucía Sainz, arquitectas del área de consultoría se encuentran desarrollando un diagnóstico y un censo para determinar qué tan inclusiva es la arquitectura de la Universidad y en qué aspectos se debe trabajar para lograr ser el primer campus inclusivo de Latinoamérica.

Durante su visita a Uninorte, las arquitectas participaron en un Coloquio sobre accesibilidad universal y diseño para todos, dirigido a estudiantes de Diseño Industrial, Diseño Gráfico, Arquitectura e Ingeniería Civil, con el fin de animar e implicar a estos futuros profesionales en el diseño de espacios para todas las personas.

"El problema no lo tiene la persona, sino el entorno que está mal diseñado. Cuando hablamos del buen diseño, hablamos de un diseño para todos. Muchas veces lo más intuitivo es lo más fácil y lo más útil", explicó Medina a los asistentes, en referencia a que los entornos, productos y servicios sean concebidos desde su origen de forma que puedan ser utilizados por todas las personas sin necesidad de adaptación ni diseño especializado.

En el mundo existen capacidades diferentes y no por eso deben ser llamadas discapacidades. Además, todos podemos tener una en algún momento de la vida. Por ejemplo, estar en embarazo, tener una pierna fracturada y la falta de gafas. "La discapacidad no se limita a la persona que va en silla de ruedas, ni al ciego que va con el bastón, todos tenemos capacidades diferentes", aseguró.

Por su parte Sainz habló sobre cómo se está realizando el diagnóstico en las instalaciones de la Universidad. En el entorno físico se distinguen tres zonas principales que son el área de aproximación, los accesos y la circulación interior.

"Es muy importante la conexión entre la parada del bus y la acera. Por ejemplo, en una ciudad los servicios públicos como el transporte tienen que ser accesibles, porque es una cuestión de derechos. El acceso a los edificios también es de gran importancia porque si yo me bajo del auto y no puedo llegar hasta mi aula, para qué me sirve todo eso", dijo.

Otro aspecto que la arquitecta resaltó sobre los puntos a evaluar en el diagnóstico es la señalización. "Si en un edificio no hay señalización lo hace un edificio inservible, es como una máquina que tiene una parte que no funciona", expresó.

Las escaleras sin rampas y puertas estrechas, sin señalizar y pesadas son también otros aspectos que se tienen en cuenta durante la realización del diagnóstico, que se espera que esté terminado a más tardar el mes de septiembre junto con el censo que permitirá conocer cuántos discapacitados hay en Uninorte.

Al finalizar la charla, los estudiantes aplicaron los conocimientos adquiridos mediante un ejercicio práctico en el que se dirigían a los diferentes espacios del campus para contribuir en el diagnóstico.

Muestra de tenis en silla de ruedas, un ejemplo de acción en un campus inclusivo

Miembros del equipo de discapacitados de la Liga de Tenis del Atlántico visitaron Uninorte con el fin de demostrar sus habilidades en el deporte sin tener en cuenta su condición física. Dos de los jugadores que participaron en el evento son egresados de la Universidad, Óscar Tobón de Comunicación Social y Periodismo, y Jeraldine Martínez, del programa de Ingeniería Industrial. 

Actualmente 12 personas forman parte de este proyecto de inclusión en el deporte, en un programa totalmente gratuito. "Lo único que tienen que tener es ganas y una raqueta, porque la silla de ruedas la tenemos especial para jugar tenis", aseguró Margarita de Duncan, directora de la Liga de Tenis del Atlántico.

Según Duncan, con este deporte se ha conseguido que muchos de estos discapacitados salgan adelante y tengan una esperanza de vida. "Allá hemos tenido casos de personas, que están hoy presentes, que han llegado con el ánimo en el piso, que no quieren vivir y han tratado de suicidarse por su discapacidad y el tenis ha servido para que ellos tengan una nueva vida", dijo.

Algunos estudiantes de Uninorte se animaron a jugar contra uno de estos deportistas y al finalizar expresaron sentirse impotentes y poco útiles en el juego. "Fue la primera vez que utilicé una silla de ruedas y fue muy difícil manejarla y reaccionar de manera adecuada cuando venía la pelota. Me sentí muy mal, solo le pegué como a tres pelotas", aseguró Silvia Gamboa, estudiante de psicología.

Por: Valerie Salcedo

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