Foro Ágora analiza el pasado, presente y futuro económico del Caribe

El viceministro técnico de Hacienda Luis Alberto Rodríguez, el senador David Barguil y el rector Adolfo Meisel asistieron a la cita que el grupo estudiantil Ágora les extendió para celebrar una nueva edición de su foro económico. El tema central del evento, que se llevó a cabo el 14 de febrero, fue el liderazgo político en la región Caribe y cada uno de los invitados abordó la situación desde diferentes perspectivas para dar un panorama del pasado, presente y futuro del país, visto desde la costa.

El rector Meisel, quien además fue codirector del Banco de la República, se concentró en la perspectiva histórica tomando como base su investigación El liderazgo y el futuro del Caribe colombiano. Anotó que la falta de representación de la costa en carteras importantes, como la Cancillería o el Ministerio de Hacienda, a partir del siglo XX ha repercutido en el desarrollo económica de la región.

Para Meisel este rezago se ha unido a la tensión que ha estado latente desde la fundación de las provincias. “Hoy en día, las consecuencias se ven en la debilidad del liderazgo caribeño en muchos aspectos de la vida nacional”, dijo. El rector utilizó el ejemplo de la Misión de Sabios, un equipo de 42 científicos elegidos por el Gobierno para consultar en temas de ciencia, tecnología e innovación, que no tiene ningún representante de la costa.

El senador Barguil habló sobre el concepto de libre mercado en Colombia, y cómo la carencia de estas prácticas ha conllevado a la desigualdad en el país. El congresista que representa al partido conservador utilizó como ejemplo tres debates en los que ha participado: el llamado cartel del cemento, el mercado de insumos agrícolas y el sector financiero.

“Colombia en la última década ha venido creciendo en cifras muy aceptables, si comparamos con otros países parecidos a nosotros. ¿Si nos hemos hecho más ricos, por qué esa riqueza no ha llegado a la base de la pirámide? ¿Dónde se ha quedado esa riqueza?”, se preguntó el senador.  

Desde su punto de vista, situaciones como el hecho de que el cemento en Colombia llegó a ser el más caro del continente, o los exorbitantes precios en fertilizantes como Urea, recaen sobre el bolsillo y la calidad de vida del más pobre. Así también citó la necesidad de subvertir el sistema de subsidios a la agricultura por una “revolución” del crédito para la población rural.

El viceministro Rodríguez manifestó que, aun cuando reconoce que hay muchas cosas por mejorar, se debe hacer hincapié en los aspectos positivos que tiene el país para potencializarlos de cara al futuro. “Colombia es un país de confianza y uno de los activos más grandes que tienen los colombianos es la solidez macroeconómica”, afirmó.

El magíster en política económica en la Universidad de Columbia anotó que en 2018, luego de la devaluación del peso a raíz de la caída del precio del petróleo, se volvió a la senda del crecimiento. “Estamos convencidos de la única forma de seguir la senda de disminución de tasa de pobreza, de aumentar los años de escolaridad en Colombia, de disminuir el coeficiente GINI, es creciendo”, aseguró.

De esta forma, desde el Ministerio de Hacienda ven la Ley de Financiamiento como la herramienta que permitirá cubrir el “déficit acumulado en el presupuesto”. El diagnóstico que realizó Rodríguez da cuenta que había una necesidad por ser más “amigables” con el sector privado para de esta forma aumentar niveles de legalidad.

Frente al tema del rezago de liderazgo en la costa, el viceministro, el más joven de la historia del país, reflexionó sobre el hecho de que la falta de capital humano puede ser una consecuencia de un sector privado que se ha especializado en actividades que no requieren de una alta tecnificación de sus trabajadores. El rector Meisel interpeló que existe un gran potencial que se debe ejercer en la costa, a través de la participación activa de los ciudadanos en política y especialmente en educación.

“Hay que salir a conquistar los sueños, a poner la agenda, hay que atreverse”, concluyó Barguil.

Por Leonardo Carvajalino