Innovación del aula en tiempos remotos, eje central de Sábado del Docente

Los profesores e investigadores de la División de Ciencias Básicas, Andrea Monroy y Ricardo Gutiérrez, expusieron su proyecto de innovación pedagógica 'Salud 1.5°C' durante la más reciente sesión del programa.

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El programa se llevó a cabo a través de la plataforma Zoom.

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29 jun 2021

Hoy la virtualización de la educación y la modalidad de enseñanza remota no solo plantean nuevos desafíos para el sistema educativo, sino que se posicionan como una nueva oportunidad para la innovación pedagógica. Precisamente este fue el tema que se abordó durante la más reciente sesión del programa Sábado del Docente, una iniciativa de la División de Ciencias Básicas de la Universidad del Norte, en alianza con el IESE, que apoya la cualificación de los docentes para la implementación de actividades innovadoras y experimentales en las propuestas didácticas.

El espacio contó con la participación de los conferencistas Andrea Monroy Licht y Ricardo Gutiérrez De Aguas, profesores e investigadores de Ciencias Básicas, quienes expusieron su plan de innovación de aula titulado “Proyecto Salud 1.5°C: Relación salud del planeta y salud humana”. La sesión inició con las palabras de bienvenida de la decana de la División, Judith Arteta Vargas, coordinadora del programa Sábado del Docente.

El conferencista Gutiérrez comenzó su intervención ahondando en el contexto de la iniciativa. “En este espacio queremos compartir una experiencia de aula que hemos desarrollado desde el año pasado, en modalidad remota, con estudiantes de la asignatura Biología Celular de primer semestre de Medicina de Uninorte. El proyecto se titula Salud 1.5°C porque diversos informes científicos advierten que debemos limitar el calentamiento global por debajo de 1,5 °C para el año 2100, de lo contrario, se verá afectada la supervivencia y la vida humana en la tierra”, señaló el doctor en Ciencias Biológicas. 

Con este proyecto, los docentes buscan mitigar e impactar positivamente las problemáticas del calentamiento global y cambio climático a través de actividades individuales y grupales impulsadas desde la academia, permitiendo que los estudiantes comprendan la relación que existe entre la salud del planeta y la salud humana. “Al iniciar el curso hicimos una encuesta preliminar para conocer cuáles eran las apreciaciones que tenían sobre el calentamiento global. Al revisar la encuesta, nos dimos cuenta de que habían respuestas que llamaban la atención, por ejemplo, que los jóvenes no se percibían a sí mismos ni a sus familias como actores claves e involucrados en la lucha contra el cambio climático. Esa es la base que nos llevó a proponer esta innovación en el aula”. 

Otros de los resultados de la encuesta mostraron que, en general, los estudiantes tenían claridad sobre los buenos hábitos ambientales que las familias regularmente deberían implementar. Sin embargo, temas como la valoración de la biodiversidad, los servicios ecosistémicos, la reducción del uso de plásticos y la reutilización de residuos son pasados por alto. Por tanto, los investigadores constataron que se hace muy necesario profundizar en la población estudiantil la relación entre la salud del planeta y la salud humana a través de contextos de aprendizaje significativo, mientras se impulsan ciertas habilidades de pensamiento crítico como la interpretación, el análisis y la autorregulación. 

Bajo esa premisa, los integrantes de la asignatura Biología Celular debían crear un proyecto de gestión ambiental que buscara solucionar ciertas problemáticas, como los riesgos para la salud que traen los microplásticos, las enfermedades transmitidas por vectores, los compuestos cancerígenos y el impacto de los residuos sólidos en la salud. El objetivo de esta iniciativa era sensibilizar a los estudiantes de primer semestre de Medicina sobre algunos riesgos para la salud relacionados al cambio climático y el calentamiento global, liderando acciones puntuales dentro de sus núcleos familiares. 

Gracias su implementación remota, en el proyecto se involucraron familias que residen fuera del casco urbano de Barranquilla.

Al finalizar el semestre, los estudiantes expusieron mediante posters sus trabajos finales. La profesora Monroy rescata de los resultados que participaron 256 estudiantes, quienes impactaron positivamente a 388 familiares, dando un total de 646 personas que actualmente tienen conocimiento de los buenos hábitos ambientales. 

Mediante la aplicación de una encuesta final, los investigadores encontraron que sí se generaron cambios en los estudiantes y sus familiares a partir de la relación salud del planeta-salud humana, mostrando un avance en las habilidades de interpretación, análisis y autorregulación. “Con relación a la percepción inicial de que jóvenes no se involucraban en la lucha contra el cambio climático, nos dimos cuenta que posteriormente los estudiantes sí se reconocían como actores claves de este proceso al tener la oportunidad de implementar acciones eficaces para la resolución de ciertas problemáticas”, señaló la estudiante del Doctorado en Toxicología Ambiental. 

Los estudiantes no solo se encargaban de gestionar un proyecto relacionado a los riesgos para la salud que traen los microplásticos, las enfermedades transmitidas por vectores, los compuestos cancerígenos y el impacto de los residuos sólidos en la salud; sino que también se convirtieron en promotores de planes de educación en las familias para tomar decisiones informadas. 

“Los indicadores de las mediciones que se realizaron al inicio y al final del semestre muestran que todos los grupos lograron aumentar las habilidades de pensamiento crítico que nosotros queríamos potenciar, lo que nos dice que la estrategia está apuntándole a algo realizable, que se puede cuantificar y es funcional (..)  El proyecto Salud 1.5°C permite propiciar espacios de educación ambiental, una disciplina muy necesaria en momentos de grandes retos y de problemáticas tan complejas como las de hoy, creando hábitos en los hogares que son sostenidos en el tiempo”, acotó Monroy Licht. 

Finalmente, la decana de la División de Ciencias Básicas y coordinadora del programa Sábado del Docente resaltó la importancia de seguir implementando actividades innovadoras que permitan trasladar los contenidos conceptuales de las asignaturas a la práctica. “Esa conexión con la vida del estudiante y la toma de decisiones informadas es importante porque permite que el aula de clases tenga una proyección y aplicación extramural. También resalto el haber involucrado a las familias en estos proyectos porque el estudiante pasa de tomar una decisión personal a proyectar hacia otros el conocimiento que está aprendiendo”, concluyó Judith Arteta Vargas.

 

Por María Fernanda Salgado. 

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