Jacintos de agua y bacterias en una alternativa ecológica para tratar aguas grises

Investigadores de la Universidad del Norte diseñaron una propuesta de humedales artificiales para el tratamiento de aguas residuales, que fue seleccionada dentro del proyecto Fortalecimiento Atlántico, liderado por FunCESi.

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La planta Jacinto de agua, nombre científico Eichhornia Crassipes, tiene la capacidad de remover contaminantes del agua.

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22 abr 2021

Desde que inicia el día, en una vivienda promedio, se abren los grifos del agua para bañarse, lavar platos, ropa, lavar verduras o cocinar, generando las aguas grises, aguas residuales contaminadas de jabón y agentes químicos. La alta producción de estas aguas y su potencial para el aprovechamiento en zonas rurales es el objeto de estudio del proyecto de investigación, desarrollado en la Universidad del Norte, titulado Humedales artificiales, una técnica verde para el tratamiento de aguas grises. La iniciativa, que busca dar solución a una problemática ambiental y social, es abordada por un equipo interdisciplinario integrado por Andrea Fernanda Monroy, docente del departamento de Química y Biología; el ingeniero Carlos Pacheco, docente del departamento de Ingeniería Civil y Ambiental, junto a la estudiante de la Maestría en Ciencias Naturales, Claudia Vergel.

El proyecto, que es el la tesis de maestría de la estudiante Claudia Vergel, fue seleccionado dentro de la convocatoria Fortalecimiento Atlántico, de la Fundación Centro de Excelencia en Sistemas de Innovación (FunCESi), en alianza con el Observatorio Colombiano de Ciencia y Tecnología (OCyT).  Estas organizaciones, con la estrategia de innovación FOCUS, buscan encontrar soluciones a retos empresariales en el departamento, con el fin de reducir las brechas tecnológicas en el sector empresarial, consolidar redes de confianza interinstitucional a través de proyectos que, a largo plazo, incrementen la proximidad entre la academia, el Estado y la empresa, garantizando la difusión del conocimiento. 

La propuesta está encaminada a tratar las aguas remanentes de las actividades domésticas   contaminadas por productos biológicos y sustancias químicas, como detergentes, pero no llegan a considerarse aguas negras, ya que están exentas de material orgánico. La propuesta busca resolver la problemática a escala local, ya que en algunas poblaciones rurales no tienen acceso a ningún tipo de tubería, o saneamiento básico complejo para tratar sus aguas y este método puede ser replicado en estos entornos.

Equipo de investigación durante el proceso de pruebas del prototipo.

La biología y la ingeniería en un prototipo integral 

El prototipo está compuesto por varios mecanismos de tanques, cada uno maneja una serie de filtros hechos con materiales naturales como carbón activado, plantas y microorganismos benéficos que, en conjunto, contribuirán a generar la degradación y remoción de la materia orgánica, sustancias químicas, e incluso la eliminación de olores y sabores de las aguas. La estructura está pensada para ser adaptada a las necesidades de las personas, además de ser económico al no necesitar fuentes de energía externa para su funcionamiento.

“Nosotros diseñamos un prototipo ecológicamente económico, ya que no necesita fuentes de energía externa, pensando en las poblaciones rurales, ya que ellos no tienen acceso a luz todo el tiempo, así que la idea es que este prototipo funcione haciendo uso de la gravedad, es decir, que el agua se va a pasar de un tanque a otro por medio de la gravedad, haciendo innecesario el uso de cualquier energía externa para que el proceso pueda fluir”, aseguró Andrea Monroy,  microbióloga, candidata a doctora en Toxicología Ambiental, quien además agregó que, como se trata de un método realizado de manera natural y sin costo energético alguno, es bastante sostenible.

La razón por la que el proyecto recibe como nombre humedales artificiales se debe a su intento de evocar, de manera controlada, el sistema de alimentación de la planta Jacinto de agua, nombre científico Eichhornia Crassipes, que está presente en los cuerpos de agua del Caribe. La estructura incluye esta planta para aprovechar su capacidad de remover concentraciones altas de contaminantes, aplicando un método alternativo para el tratamiento de aguas grises. Este componente del proyecto es posible gracias a la experiencia investigativa de Monroy, que estudia las respuestas fisiológicas que se activan en plantas tras su interacción con metales y metaloides, haciendo énfasis en el mercurio y el arsénico.

El ingeniero Carlos Pacheco, doctor en manejo de residuos sólidos, recalcó que el objetivo es tratar el agua hasta llevarla a un estado en que pueda ser reutilizada, de manera segura, para riego o uso sanitario, no para su consumo. Esto se determina a través del análisis de la calidad del agua, haciendo un monitoreo tanto al principio como al final del proceso.

Prototipo completo con las distintas secciones en las que circula en agua por efecto de la gravedad.

“Esta sería una solución que no va a dañar el medioambiente porque nuestra idea es reusar el agua. La idea es que, una vez todas las pruebas sean exitosas, cuando llegue el sistema a las poblaciones rurales, los campesinos tengan acceso a un kit muy práctico para que puedan hacer mediciones de la calidad el agua, ph, alcalinidad, entre otros”, señaló el docente, quien asegura que este proceso aporta una solución a los puntos críticos de contaminación.

Las mediciones de la calidad del agua, antes y después del funcionamiento del prototipo, están a cargo de Claudia Vergel, quien expresó la importancia de este proyecto, tanto para la resolución de problemáticas en las comunidades, concernientes a las aguas residuales, como para la obtención de conocimiento sobre el tratamiento de estas.

“Me parece un proyecto oportuno a nuestro tiempo, creo que es hora de dar solución, o de crear alternativas amigables, económicas, y que estén en manos de muchas personas. Dar manejo a estos líquidos es importante, no solo para nuestra salud, sino también para el medioambiente”, manifestó la estudiante de maestría.

Por Katheryn Meléndez Solano.

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