La crítica situación del Amazonas ante la pandemia

En el espacio del periódico El Espectador, los expertos debatieron sobre lo preocupante situación del departamento del Amazonas que lleva 481 detectados y no tiene capacidad instalada ni personal para atender a los enfermos de gravedad.

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08 may 2020

En una semana, los casos de infectados con la Covid-19 en el departamento de Amazonas se multiplicaron. El 29 de abril se registraban 104, que para el 7 de mayo han llegado a 481. La capital, Leticia, tiene el mayor número de casos por millón de habitantes. 

Para entender mejor el panorama, el diario El Espectador, en el espacio moderado por el Editor de Ciencia y Tecnología, Pablo Correa, centró una jornada informativa a través de YouTube en el tema. El panel estuvo compuesto por Julián Fernández Niño, profesor del departamento de Salud Pública de Uninorte; Tatiana Andia, socióloga e investigadora de la Universidad de los Andes; Andrés Vecino, de la Escuela de Salud Pública de la Universidad Johns Hopkins, y Pablo Martínez, médico integrante de la ONG Sinergias, que trabaja en temas de salud pública en diferentes rincones del país. 

Martínez señaló que se está viendo la confluencia de dos elementos. En primera instancia, la llegada del virus por todos los afluentes del río Amazonas, y la naturaleza de las poblaciones dispersas y en constante movimiento de esta región geográfica, que comprende Colombia, Perú y Chile en el denominado trapecio amazónico, que lleva a una expansión descontrolada de la transmisión. 

Al mismo tiempo, señaló el médico, se está viendo la baja capacidad de la red de atención de servicios de salud. En el departamento de Amazonas solo hay dos municipios, Leticia y Puerto Nariño. Entre ambos hay un hospital de segundo nivel, que no tiene UCI, y un puesto de salud con un médico rural en servicio social obligatorio, acompañado de unos jefes de enfermería y unos auxiliares comunitarios. Adicionalmente, también hay una carencia de personal calificado para atender a los enfermos. 

De acuerdo con Fernández, no solo preocupa la incidencia tan alta de la enfermedad, sino también la velocidad pronunciada con la que se está reproduciendo. En el departamento no se ha logrado aplanar la curva y debido a la oferta de servicios de salud esto puede resultar crítico. 

El docente de Uninorte señaló que tradicionalmente se ha dado un movimiento libre en este trapecio amazónico y una de las razones más comunes para la movilidad es la atención en salud —que históricamente se ha enfocado en Colombia—. En este sentido, manifestó que un enfoque basado en país es insuficiente, y se debe activar un mecanismo de acción multinacional a nivel departamental y estatal. Lo anterior serviría para articular la respuesta de servicios y unificar la carga de atención. 

Andia explicó que lo que está ocurriendo en Amazonas hace parte de un problema más grande: la centralización del sistema de salud en Colombia. Explicó que este modelo está fundamentado bajo el supuesto de la competencia entre aseguradores y entre prestadores. No obstante, en la práctica se ha encontrado que este sistema no funciona en lugares con poblaciones dispersas. 

Como consecuencia, el departamento arrastra un atraso en el que no se desarrollaron las redes de atención en esos lugares y, por el contrario, se desmontaron las que habían funcionado anteriormente. Según Vecino, además del problema de falta de provisiones como elementos de protección personal, camas de UCI y respiradores, hace falta una capacidad instalada en las secretarías de salud de estos lugares apartados del centro del país para llevar a cabo la vigilancia epidemiológica. 

 

Martínez explicó que bajo el sistema de salud anterior, hacia 2004, Amazonas era modelo nacional en atención primaria de salud. Bajo este esquema, desde el régimen público un solo actor  se encargaba de todas las funciones. De acuerdo al médico, la experiencia positiva de esta etapa se puede recuperar y servir especialmente para la etapa de vigilancia epidemiológica, con la que hay un rastreo de casos y sus contactos. 

“Lo que más preocupa es que estamos ciegos en muchas zonas. Según el mapa que estamos viendo del virus, vemos que está subiendo por el río Putumayo y por el río Caquetá. Es muy probable que en pocos días esté expuesto Tarapacá, la Pedrera, el Vaupés, y no tenemos ojos allá. No tenemos quién nos diga qué está pasando allá porque no hay comunicación y la experiencia que teníamos se fue perdiendo”, expresó Martínez. 

Los expertos concordaron en que no hay forma de construir mayor capacidad hospitalaria en el poco tiempo que se tiene y que la solución girará en torno a la posibilidad de llevar en vuelos a los enfermos de gravedad a otras capitales del país que tengan capacidad de atenderlos. 

 

Por Leonardo Carvajalino

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