“La deserción escolar es más que una cifra”: Luz Marina Silvera

La estudiante del Doctorado en Educación recolectó datos del periodo 2014 - 2020, con el fin de validar un modelo integrador para la medición de la deserción escolar en instituciones de Barranquilla y el Atlántico.

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21 abr 2021

La barranquillera Luz Marina Silvera Fonseca, estudiante del Doctorado en Educación de la Universidad del Norte, realizó una investigación para su tesis, con el objetivo de diseñar y validar un modelo integrador para la medición, análisis y seguimiento de la deserción escolar en instituciones oficiales de educación básica y media del distrito de Barranquilla y el departamento del Atlántico.

Para ello, recolectó datos entre 2014 y 2020, con el fin de crear las bases y tener una mayor comprensión de la temática.

“Los resultados arrojaron que no existe un concepto unificado de lo que es deserción escolar, sin embargo, algunos lo asocian al abandono o desvinculación escolar. Encontré la deserción como un fenómeno multicausal, la mayoría de los factores que la causan son problemas de conducta, adaptación, también problemas socioeconómicos, socioculturales, familiares y académicos”, enfatizó Silvera.

Para la tesis, esta trabajadora social y contadora pública investigó cómo es analizada la deserción a través de diferentes campos como la psicología, desde la conducta del estudiante; la sociología, mirando la interacción de este con su entorno; las organizaciones, que se enfocan en las instituciones con el fin de cumplir los reglamentos; y los modelos económicos, los cuales realizan estimaciones matemáticas de la deserción.

“Me llevó a concluir que la deserción se ha manejado de manera preventiva, que todos estos campos trabajan para que la deserción no se lleve a cabo. Se enfocan en los estudiantes activos, con el fin de que no abandonen, pero no están ejerciendo acción o estrategias en aquellos estudiantes que desertaron para nuevamente atraerlos y vincularlos a las actividades académicas”, afirmó la investigadora.

Luz Marina realizó grupos focales en el departamento del Atlántico, se dirigió a diferentes hogares de los desertores con el objetivo de obtener información más allá de lo escrito. Esto le permitió comprender las diferentes realidades. “Encontré muchos casos donde la deserción iba ligada a la prostitución, la pobreza, el trabajo informal, entre otros; la desvinculación de estos jóvenes en su mayoría para realizar otras actividades que les permitieran mejorar su situación económica”, expresó.

De acuerdo con organismos internacionales, en América Latina y el Caribe 14 millones de niñas, niños y adolescentes, entre 7 y 18 años, están por fuera del sistema educativo. 1,6 millones están excluidos de la educación preprimaria; 3,6 millones están fuera de las escuelas primarias y 2,8 millones abandonan la escuela secundaria inferior. En America Latina la mitad de los niños, niñas y adolescentes no acaban la escuela secundaria. Más de 850 millones de niños y jóvenes, es decir, aproximadamente la mitad de la población mundial, se encuentran retirados de las instituciones educativas y de las universidades con cierre nacional efectivo en 102 países y cierre locales en otros 11 países.

A nivel nacional, la cobertura bruta en educación está alrededor del 79,48%, según cifras del MEN. Para el 2020, se registró el 1,1% de deserción escolar a nivel nacional con indicadores alarmantes en los grados primero y cuarto de primaria, y en sexto, séptimo y noveno de secundaria (bachillerato). Según el DANE la mayor deserción se encuentra en el nivel de básica secundaria. Con respecto a la tasa de graduación, el 62% de los hombres logra graduarse y el 38% no. En las mujeres el 50% logra graduase. Los departamentos con mayor deserción son: Bolívar (9,5%), Guajira (9,1%), Sucre (8,9%), Cesar (8,8) Atlántico (8,6), Magdalena (7,4%) y Córdoba (6,5%).

De acuerdo con Silvera, como consecuencia de la pandemia, en los municipios de Colombia se le ha perdido el rastro a aproximadamente trece mil niños, niñas y jóvenes en edad escolar, siendo más marcado el problema en zonas rurales y evidenciado por indicadores como la inasistencia a clases, la ausencia de padres de familia que no acuden a buscar los informes, los problemas marcados de conectividad a internet, la desmotivación, depresión y ansiedad, el bajo desempeño académico y repitencia.

“Sin duda durante la pandemia las cifras de la deserción han aumentado, ya que Colombia no está preparada para estas nuevas condiciones. Pero, más allá de las estadísticas, debemos poner en la mira a la nueva vinculación de los estudiantes desertores; la prevención y reactivación académica deben ir de la mano porque la deserción escolar es más que una cifra”, concluyó la estudiante doctoral, próxima a graduarse.

 

Por:  María Paula Soleno Álcala

 

 

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