La hormona que ayudaría a disminuir la tasa de partos prematuros en el mundo

La prematuridad es ahora la primera causa de mortalidad en niños menores de cinco años en el mundo, según datos de la Organización Mundial de la Salud. Cada año —informa la entidad internacional— nacen 15 millones de bebés antes de las 37 semanas de gestación, y estima que un millón de estos mueren por complicaciones en el parto, mientras que los sobrevivientes padecen enfermedades respiratorias, visuales y auditivas, e incluso pueden crecer con alguna discapacidad cognitiva.

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El obstetra Agustín Conde, durante su intervención en el Simposio de ALIRH.

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27 nov 2017

La prematuridad es ahora la primera causa de mortalidad en niños menores de cinco años en el mundo, según datos de la Organización Mundial de la Salud. Cada año —informa la entidad internacional— nacen 15 millones de bebés antes de las 37 semanas de gestación, y estima que un millón de estos mueren por complicaciones en el parto, mientras que los sobrevivientes padecen enfermedades respiratorias, visuales y auditivas, e incluso pueden crecer con alguna discapacidad cognitiva.

Aunque es difícil establecer cuáles son los factores que propician un parto prematuro, los expertos los relacionan con causas genéticas, problemas de nutrición y enfermedades como diabetes e hipertensión. Pero desde hace 10 años médicos de todo el mundo investigan cómo los nacimientos prematuros se presentan también en madres con cuello uterino corto, en las etapas finales del embarazo.

Desde hace varios años el obstetra caleño, Agustín Conde, ha estado liderando investigaciones para confirmar este hecho. El especialista presentó el 24 de noviembre sus avances y los datos sobre partos prematuros en el Simposio Salud Materna y Riesgo Cardiometabólico, realizado en el marco de la XXV Bienal de la Asociación Latinoamericana de Investigadores en Reproducción Humana (ALIRH).

Conde también es investigador en Medicina Materno-Perinatal en el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos, por lo que durante su presentación se refirió a los estudios que dicha institución ha conducido con apoyo de otros 44 centros médicos alrededor del mundo, en los que analizaron a 974 mujeres para confirmar las hipótesis originadas hace 10 años, que relacionaban el cuello uterino corto en las embarazadas con la falta de progesterona (hormona segregada por los ovarios que prepara al útero para la gestación).

“Muchos estudios demostraban que las mujeres que tenían cérvix corto estaban asociadas a una deficiencia en la progesterona. Por esto en 2007 se hizo el primer estudio para evaluar qué pasaba, si se les administraba esta hormona y encontramos que con ella disminuyeron los índices de parto prematuro en menos de un 50%”, afirmó Conde.

El médico destacó que, gracias a los resultados de investigación que lideró el instituto estadounidense, se pudo estandarizar que el cuello uterino corto es aquel que tiene menos de 25 milímetros de longitud. Explicó también que no todas las mujeres con estas características tienen riesgo de un parto prematuro, por lo que se les practica un examen de cérvix entre las semanas 20 y 22 de embarazo, y así se establece si son aptas para recibir la progesterona vaginal, y disminuir los riesgos de un nacimiento antes de las 37 semanas.

Considera que la prescripción de esta hormona “es uno de los grandes avances que se han descubierto para prevenir partos prematuros”, ya que para este caso puntual ha logrado disminuir los porcentajes de nacimientos antes de término, con lo que decrecen los índices de morbimortalidad en los países. Son menos los niños que ingresan a la unidad de cuidado neonatal, ya que tienen menos probabilidades de nacer con enfermedades respiratorias, cardíacas, entre otras.

“Algo importante es que ya hay un seguimiento hecho después de cinco años a estos niños y no se ha encontrado ningún problema asociado a la administración de progesterona vaginal a sus madres”, enfatizó Conde.

Agregó que la administración de la progesterona es una medida que resulta costo efectiva para los sistema de salud públicos en los distintos países, porque ofrecer esta hormona y realizar los exámenes de medición de cuello uterino para detectar y prevenir los embarazos antes de término, tiene un gasto menor que aquel que implica el ingreso posterior de los bebés prematuros a las unidades de cuidados intensivos, o los costos en tratamientos a causa de las complicaciones posparto.

Por María Margarita Mendoza

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