La memoria en medio de la guerra, un análisis del contexto colombiano

Martha Nubia Abello, invitada del seminario internacional "Historia y memoria de violencia y conflictos en América Latina", habló sobre las funciones que tiene la memoria y lo vital que es en un país que institucionalmente tiene saldos en rojo con las víctimas del conflicto armado.

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Martha Abello junto al director del Instituto Capaz, Stefan Peters.

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19 ago 2020

En un país como Colombia, con más de 9 millones de víctimas de un conflicto armado que se ha extendido por más de medio siglo, hacer memoria es fundamental para lograr un cambio en este ciclo de violencia. De ello está convencida Martha Nubia Abello, experta en procesos de recuperación de memoria que trabajó con el Centro Nacional de Memoria Histórica, e invitada a la más reciente edición del seminario internacional 'Historia y memoria de violencia y conflictos en América Latina' que organiza Uninorte en conjunto con el Instituto CAPAZ, el Centro CALAS y la Universidad Justus-Liebig-Universität Gießen. 

La docente de la Universidad Nacional manifestó que la memoria es un viaje al pasado en búsqueda de respuesta y sentido. No solamente contempla hechos y datos sino también emociones que acompañaron lo que ocurrió —en la mayoría de casos un intenso dolor—. Es un ejercicio intencionado, cuando se necesita saber y reclamar por qué. Al mismo tiempo, también es una forma de tejer una nueva narrativa que permita posicionar nuevas historias. 

Esto último es especialmente relevante, de acuerdo con Abello, en nuestro país. Desde el 2002, comienza a ejercer un discurso desde las instituciones que en Colombia no hay conflicto armado sino una amenaza terrorista y que no hay víctimas de crímenes de estado sino de actores armados ilegales. “En ese contexto, los ejercicios de memoria de las víctimas es un grito para decir ‘existimos, somos’. Es una memoria centrada muy fuertemente en una reivindicación de justicia, con un objetivo claro; denunciar, dejar evidencia, buscar pruebas, recolectar testimonios”, explicó. 

Esta resistencia estatal que vivió el país llevó a las víctimas a organizarse y a constituirse en un movimiento que del 2005 en adelante ha participado políticamente tanto para pedir que el estado garantice el ejercicio de la memoria, como también para aportar el conocimiento e información que tenían una vez estos procesos se pudieron llevar a cabo con las garantías de autonomía. 

Abello resaltó que antes del proceso de paz con las Farc, en Colombia ya existían varios ejercicios de memoria que se contemplaron como medidas de reparación, en muchos casos ordenadas por sentencias judiciales, de jueces de estado, que contemplaban este tipo de acciones como garantías de no repetición.

Una de las preguntas a las que frecuentemente se enfrenta la experta es la de ‘¿por qué hacer memoria?’. Señaló que en un contexto de violencia, la memoria es una herramienta de denuncia. Esto es importante dado el carácter fundamentalmente rural que ha tenido el conflicto en Colombia. Una de las frases que recurrentemente escuchó durante los trabajos de campo que hizo en diferentes comunidades era: “Que lo que pasó aquí se sepa allá”. 

Esta necesidad de hacer pública su verdad no se limita solo a que se sepa, sino también a que haya una acción hacia la justicia. Esta verdad la han construido ante la ausencia de un estado que investigue lo ocurrido y enfrentando acusaciones, estigmatizaciones y estereotipos. 

La memoria también es un recurso terapeútico para las víctimas, pues sirve para resignificar las marcas y recuperar los lugares en donde ocurrieron hechos lamentables. La experta señaló que en estas comunidades los vivos tienen claras las responsabilidades con los muertos, y hay deberes y parte de eso es recordar al muerto y hacerle homenajes. “Es una memoria que desafía, controvierte e impide que se consuma el propósito criminal”, añadió, pues recordar es también continuar una lucha que se intentó invisibilizar a través de la violencia. 

En un conflicto armado, se ve lo peor de lo que es capaz el humano, pero también lo mejor; las grandes historias de valentía, solidaridad y creatividad. En ese sentido, esta memoria debe ser rescatada, que se muestre el valor que tuvieron las personas, para enfrentar a perpetradores de crímenes y para crear escenario de construcción de paz. 


Por Leonardo Carvajalino

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