“La paz nunca termina de construirse, es una cuestión generacional”: Luis Trejos

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Jornada del primer Simposio Internacional sobre Objetivos de Desarrollo Sostenible

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13 jul 2018

Desde el centro de pensamiento UNCaribe de la Universidad del Norte, Luis Fernando Trejos, su director, busca romper una visión pesimista de la opinión pública sobre el acuerdo de paz entre las FARC y el Gobierno, que lo califica de "fracaso" porque "no se ha implementado lo pactado a la velocidad esperada".

Durante la tercera jornada del primer Simposio Internacional sobre Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), realizada este 12 de julio, el docente del departamento de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales recalcó que la construcción de paz, tras un conflicto armado, presenta dos tipos de problemas: técnicos, fácilmente subsanables con leyes y normas; y complejos, que requieren de tiempo y el esfuerzo mancomunado de una sociedad.

“Hay que ver a los procesos de paz como un juego infinito, es decir, la paz nunca termina de construirse. Se necesitan esfuerzos generacionales para modificar costumbres fuertemente arraigadas, que nacieron en el marco de la guerra y que van a sostenerse socialmente una vez el conflicto es superado”, advirtió Trejos a los asistentes del auditorio.

Para UNCaribe lo logrado en año y medio de construcción de paz es "bastante". Trejos puso como ejemplo el proceso de paz de Irlanda del Norte, el cual es un caso de éxito reciente, pero que tardó diez años (1998 – 2008) en finiquitarse, con 30 páginas de resolución.

“Nuestro acuerdo tiene 400 páginas. Quienes esperaban cambios inmediatos se sienten decepcionados, pero nos indica que hay una falta de visión de otros procesos de paz del mundo. Hay que entender que la paz (con las FARC) puede tomar tanto tiempo como la guerra. El conflicto construyó normas y actitudes que afectan la capacidad de las personas para construirla. Por eso hay que verlo en clave de tres o cuatro generaciones para superar odios y venganzas”, manifestó.

Hasta noviembre de 2017 cuando se cumplió el primer año de la firma del acuerdo, el Instituto Kroc de la Universidad de Notre Dame, que hace seguimiento a procesos de paz en el mundo, señaló que había algún tipo de avance de 45 % de los compromisos adquiridos por el Gobierno, y que globalmente se había avanzado un 18,3 %. En ese momento la institución señalaba puntos neurálgicos como la seguridad de los líderes sociales, la reincorporación de los excombatientes y la participación política efectiva de los excombatientes.

La Organización de Estados Iberoamericanos presentó hace dos semanas un informe sobre el estado de la implementación, y sostiene que hasta el 30 de mayo hay un avance entre el 45 y 65 %, en el que destaca la transición de las FARC, de grupo armado a partido político.

“Pero hay dificultades marcadas. Unas de ellas es la falta de voluntad política para tocar el tema de desarrollo rural e integral, que es casi que la columna vertebral del acuerdo. Hasta que no se aborde el tema de la tierra en Colombia no se puede hablar de construcción de paz efectiva”, indicó Trejos.

Ángel Tuirán, director del departamento de Ciencia Política y Relaciones Internacionales, también participó de la jornada, en la que contextualizó el protagonismo del territorio y los factores que dificultan la presencia del Estado en él, trayendo a colación experiencias de campo en municipios del Caribe colombiano.

“Estos factores de ruptura está asociados a tres factores: el conflicto interno, el clientelismo, asociado a la corrupción, a una incorrecta forma del sistema político democrático; y la ineficiencia gubernamental, porque lo acordado debe materializarse y para que sea eficiente tiene que haber una estructura burocrática que le dé funcionamiento”, enfatizó.

 

El vínculo de la resiliencia con la sostenibilidad

En el marco de la jornada, Maritza Duque, docente del departamento de Química y Biología, y coordinadora de Ecocampus, impartió la conferencia ‘Las áreas verdes: aporte a la resiliencia socioecológica de las ciudades con enfoque de género’, realizada detrás del comedor de guadua de estudiantes de ingenierías.

La académica escogió este lugar porque allí se sitúa un árbol bonga que ejemplifica el significado de resiliencia, pues con el tiempo el tronco, en vez de oponerse al viento, tomó su forma para adaptarse a la limitante y continuar creciendo.

                             La docente Maritza Duque durante su discurso en el comedor de Ingenierías.

El concepto comenzó a aplicarse por primera vez en las ciencias sociales, al estudiar qué tan resiliente era una persona frente a eventos adversos, por ejemplo, los niños que se recuperaban después que afrontar sucesos como las guerras mundiales.

“Uno de los grandes errores de la historia fue haber estudiado las sociedades separadas de los ecosistemas, porque estamos dejando de lado los vínculos que allí se generan, queremos rescatar la resiliencia socioecológica (…) La resiliencia y la sostenibilidad son conceptos que se complementan. Si la sostenibilidad es un camino, la resiliencia indica cuál es la dirección de este”, argumentó Duque.

María Adelaida Farah, decana de la Facultad de Estudios Ambientales y Rurales de la Pontificia Universidad Javeriana, también dictó la conferencia ‘Perspectiva de género y ambiente: elementos conceptuales y empíricos’. Durante su ponencia destacó aspectos fundamentales de las relaciones humanas. El primero fue precisamente el aspecto que matizó Duque, sobre el vínculo entre la naturaleza y el ser humano, pero también explicó que el género es una construcción social y cultural, que varía de sociedad y época.

“El género al ser una construcción social se puede ir modificando. Así como el ambiente como relación se puede transformar, el tema de las relaciones de género también se puede transformar en algo positivo”, afirmó Farah.

Por José Luis Rodríguez R.

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