La seguridad como un modelo de reconciliación en el posconflicto

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La investigadora Elaiana Sanandrés (derecha) en compañía de un agente de Unipep (medio) entrevista a un exguerrillero de las FARC (izquierda).

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28 ago 2018

Una de las grandes peculiaridades del proceso de paz colombiano fue la no implementación de las Fuerzas de Paz de la ONU, también denominados Cascos Azules, como garantes de la seguridad en los distintos espacios territoriales donde estuvieron las FARC, sino que fue un cuerpo especial de la Policía el encargado de esta tarea. Pero, ¿pudo esto incidir en la reconciliación y la reconstrucción del tejido social entre antiguos adversarios? Eliana Sanandres, docente e investigadora de la Universidad del Norte, intenta averiguarlo.

Desde inicios de este año Sanandres viene trabajando de la mano con el Instituto de Estudios Sociales de América Latina y el Caribe, la Escuela de Posgrados de la Policía Nacional, Miguel Antonio LLeras Pizarro, y la Unidad Policial para la Edificación de Paz (Unipep), esta última encargada de la protección de los excombatientes, miembros del gobierno y de la ONU,  en los Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación, para saber si esta entidad pudo crear lazos de reconciliación después de la firma de los acuerdos.

Para ella, esta investigación crea un gran precedente a nivel mundial, pues, según explica, no ha sido muy usual en los procesos de paz que se han llevado a cabo en el mundo renunciar a la posibilidad de utilizar a los Cascos Azules como garantes de seguridad, y en cambio se utilicen miembros especiales de las fuerzas policiales, que en algún tiempo hicieron parte del conflicto.

En el país, la Unipep es la unidad especial diseñada por la Policía Nacional para prestar seguridad alrededor de las 27 zonas de concentración donde se agruparon los exguerrilleros. Este grupo especial de agentes que empezó a operar desde 2016 recibió acompañamiento y formación en temas de posconflicto. Además utilizan un uniforme distinto al de los demás agentes de la institución.

Destacó la docente que la policía pasó de perseguir a los exguerrilleros a ser la encargada de garantizar su seguridad, y no solo a ellos, sino a un grupo importante de veedores extranjeros y del gobierno nacional que participaron durante todo el proceso de posconflicto. 

Hasta el momento Sanandres ha trabajado de la mano de actores primarios del conflicto, realizando entrevistas a ex-miembros de las FARC y policías, que hacen parte de la Unipep, sobre cómo ha sido la experiencia vivida entorno al servicio de protección implementado luego de la firma del acuerdo con las FARC. El trabajo de campo continuará con las entrevistas a miembros de la ONU y del Gobierno que participaron en el monitoreo e implementación del acuerdo. 

Si bien el proceso de investigación aún no termina, el material recopilado hasta el momento da cuenta de prácticas que podrían servir en otros procesos de paz en el mundo. “Al final queremos reconocer la importancia de la seguridad como un potencial escenario para la reconciliación, y esto es un aporte a la literatura sobre el tema, porque si bien se considera importante la garantía de la seguridad, pero comprender cómo a partir de ella podemos generar reconciliación. A partir de los resultados de esta investigación, se espera  hacer recomendaciones a los cuerpos de policía de otras partes para que contribuyan a generar estos procesos”, indicó. 

Por Edwin Caicedo Ucros

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