La transexualidad y las nuevas formas de reproducción en familias ‘no convencionales’

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José Luis Ballescá, especialista en ginecología y jefe de andrología reproductiva en el Hospital Universitari Clínic de Barcelona.

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27 nov 2017

El sexo y la reproducción es un binomio que siempre pareció estar estrechamente ligado en la especie humana. Pero, para José Luis Ballescá, especialista en ginecología y jefe de andrología reproductiva en el Hospital Universitari Clínic de Barcelona, con la llegada del siglo XX este vínculo empezó a debilitarse ante la aparición de la contracepción y, finalmente, se rompió con el surgimiento de las técnicas de reproducción asistida.  

Se trata de un cambio conceptual que, unido a otros aspectos sociales, “ha facilitado la liberalización de la cultura sexual de los individuos y ha llevado a las sociedades avanzadas a reconocer que el sexo no es solo aquello que determinan los genitales”, como explicó el médico español durante su intervención en la en la XXV Reunión Bienal de la Asociación Latinoamericana de Investigadores en Reproducción Humana (ALIRH), llevada a cabo en Uninorte del 22 al 24 de noviembre.

Según Ballescá, lo anterior ha permitido que los individuos puedan determinar qué tipo de familia desean formar, no necesariamente limitándose a formar parejas heterosexuales. Convivir con un compañero del mismo sexo, o estar solos, no es limitante para establecer una familia, y técnicas como la inseminación artificial, la fecundación in vitro y la subrogación uterina ayudan a concebir su propia descendencia a personas que de otra manera no podrían.

Un claro ejemplo de este cambio de paradigma se puede observar en casos de personas transexuales. Ballescá explica que la transexualidad no se asocia ni depende de orientaciones sexuales, por lo que estos individuos pueden ser homosexuales, bisexuales, asexuales o heterosexuales. Sea como fuere, afirma el galeno, “el deseo de tener un hijo biológico no es un deseo de un hombre o mujer, sino de un ser humano”. Por ello es cada vez más común observar cientos de casos donde el hombre, que solía ser mujer, da a luz a un niño.

Con su charla titulada Alternativas reproductivas en las nuevas parejas no convencionales, Ballescá describió algunas de las posibilidades para concebir que tienen parejas en donde uno de los individuos es transexual. Hombres que pasan a ser mujeres pueden congelar los espermas, previo a someterse a una orquiectomía (extirpación de los testículos) y, si su pareja es femenina, recurrir a técnicas de fecundación, mientras que si es masculina la opción es un ‘alquiler de vientre’. Incluso, con el avance en trasplantes de útero en mujeres que nacen sin matriz o sufren de una enfermedad en el útero, el médico no descarta que esta también sea una opción para mujeres transexuales en futuro próximo.

En cuanto a mujeres que deciden convertirse en hombres, la vitrificación de los ovocitos previo a la ooforectomía (extirpación de los ovarios), puede permitirles acudir a un donante de espermatozoides y a la subrogación uterina, o a la fecundación in vitro si la pareja (en el caso de haber nacido mujer) preserva su útero. El galeno afirma que es frecuente que hombres transexuales conserven el útero, puesto que la mayoría “lo que desean es cambiar su aspecto femenino, por lo tanto, lo que desean es una mastectomía y dejar de tener la regla; pero a los genitales no les dan importancia en la mayoría de casos”.

Todo esto puede parecer confuso y contra natura, especialmente en un contexto como el hispano, donde la temática de la transexualidad socialmente se presenta de manera poco rigurosa, cuando no frívola y, en ocasiones, jocosa.

Por esta razón, Ballescá insiste en que esto “nos obliga a hacer una serie de reflexiones”, en vista de que más de un 80% de transexuales en España vive de la prostitución, como modo de supervivencia ante la marginación y relego que sufren en la sociedad. “Eso nos da una imagen del transexual que en absoluto corresponde a la realidad”, dijo.

“También es cierto –dijo, brindando como ejemplo el caso de dos hombres transexuales, ambos gestantes– que en nuestro medio es difícil aceptar que un hombre de estas características llegue a un centro maternal, que venga de parto y esté en una sala con mujeres. Hemos de reconocer que no es fácil la situación”.

El galeno señaló que no existen estudios a largo plazo del desarrollo de hijos de parejas transexuales, lo que dificulta predecir riesgos en ellos. En términos generales, considera que las investigaciones en torno a reproducción en parejas no convencionales son muy someras. Incluso cuando estos indican que no hay alteraciones en niños que nacen de este tipo de uniones, por lo cual no hay argumentos para prohibir técnicas de reproducción asistidas, muchos de los estudios son diseñados por homosexuales, lo que podría producir cierto sesgo.

Como reflexión final, Ballescá recordó cómo el ser humano se ha acomodado sobre ciertas normas seguras e inamovibles, con base en su tradición y cultura. Los nuevos tipos de familia y de alternativas de reproducción pueden generar confusión y angustia, pero, evocando las palabras de Ortega y Gasset, recordó que “el hombre no se somete a la naturaleza, sino que la reforma según sus propios proyectos y esto ha posibilitado la civilización, que no es más que el dominio del hombre sobre las fuerzas naturales”. 

Por Andrés Martínez Zalamea

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