Las enseñanzas del conflicto armado en Centro América

DavidDiazFoto.jpg
David Díaz participó como profesor invitado de la Maestría en Historia.

Por:

05 oct 2016

Como parte del convenio establecido entre la maestría en Historia de la Universidad del Norte y la Universidad de Costa Rica, para lograr movilidad de estudiantes y profesores internacionales entre ambas instituciones, el pasado 23 y 24 de septiembre estuvo en Uninorte el historiador costarricense David Díaz Arias, quien es director del Centro de Investigación Histórica de América Central.

Durante su estancia, Díaz participó como profesor invitado del módulo América Latina y el Caribe en el siglo XX, que hace parte de la maestría en Historia. Así mismo, el costarricense formará parte de un proyecto liderado por investigadores de ambas universidades en torno a la Primera Guerra Mundial y su influencia en el Caribe.

“Es el antes y el después de la Primera Guerra Mundial, desde la economía, lo político y lo social. La idea que se está tratando de lograr con la maestría, es unir a una serie de investigadores del Caribe continental, insular y el centroamericano, para poner las miradas en estas tres áreas con un tema en común”, afirmó Antonino Vidal, coordinador de la maestría en Historia de Uninorte.

Las experiencias que dejó el conflicto

Entre los distintos aspectos del desarrollo de América que Díaz ha investigado, se ha centrado en los procesos de  integración, exclusión y guerras civiles del siglo XX, por lo que también tiene amplios conocimientos en los conflictos armados centroamericanos, que se llevaron a cabo en países como Honduras, El Salvador, Nicaragua y Guatemala, entre los años 60 y 80, y que posteriormente se resolvieron gracias al Acuerdo de Paz de Esquipulas, liderado por Costa Rica.

“El conflicto surgió por efecto de las grandes desigualdades sociales de la región. Es uno de los efectos de la forma en la que se produjeron esos estados que eran excluyentes en su mayoría. En el caso de Guatemala, por ejemplo, construido de espaldas a la mitad de su población indígena y con formas de explotación de la misma que eran casi coloniales.

En El salvador también se daban formas de exclusión social que tenían a buena cantidad de salvadoreños en condiciones de miseria frente a unas cuantas familias que dominaban políticamente”, indicó Díaz, refiriéndose a algunas de las características que motivaron el inicio de revoluciones armadas en países de Centroamérica.

De igual forma explicó que tras décadas de violencia por parte de grupos armados en los que se vio afectada la población civil de los diferentes países, en 1986 se iniciaron los procesos para construir un acuerdo que permitiera la paz duradera en la región y el cese al fuego por parte de dichos grupos; de estas negociaciones participaron los presidentes de los cinco países implicados, estos fueron liderados por Oscar Arias, entonces presidente de Costa Rica, país que no se encontraba en situación de conflicto.

Para el historiador, el éxito de estos acuerdos de paz se debió a que fue una causa planteada desde la misma América Central, que logró llevar a la mesa de negociaciones a los cinco mandatarios implicados para que juntos discutieran las condiciones internas que traerían estabilidad y democracia. “Una de las enseñanzas que se ha tratado de entender de ese proceso, es este camino interno que posibilita que enemigos lleguen a acuerdos, sin la intervención de grandes potencias en el proceso”, afirmó.

Igualmente, Díaz se refirió a los mecanismos llevados a cabo en cada uno de los países participantes tras los acuerdos de paz a finales del siglo pasado. En El Salvador y Guatemala, por ejemplo, se crearon comisiones de la verdad, con las que se buscaba esclarecer los hechos ocurridos en tiempos del conflicto; pero dichas comisiones no contaban con poder jurídico, por lo que no se llevaron a cabo procesos legales para encontrar a los responsables de violaciones sistemáticas de derechos humanos.

El experto también ofreció una reflexión acerca de las consecuencias que los conflictos armados han dejado, no solo en América Central, sino en toda Sudamérica. “La herida que hay en toda América Latina producto de las guerras civiles que estallaron después de 1948 han sido muy profundas; el trauma es muy profundo, lo arrastramos como una cadena que suena, porque allí está el pasado en los eventos cotidianos, y es muy difícil para Latinoamérica poder enfrentar ese pasado de una manera diferente que le permita sanar”, sostuvo Díaz.

Por María Margarita Mendoza

Más noticias