Lo que cuentan los fósiles de las plantas sobre los ecosistemas

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El evento tuvo como invitada a Mónica Carvalho, investigadora del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales.

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25 may 2018

Cuando se habla de fósiles se suele pensar en esqueletos de dinosaurios u otras especies de vertebrados que habitaron la tierra hace millones de años; pero bajo condiciones especiales las plantas también se fosilizan y actualmente los científicos logran estudiar sus restos mediante la paleobotánica, disciplina que combina técnicas de botánica y paleontología para descifrar la flora, ecosistemas y climas del pasado.

Para dar a conocer más de esta disciplina y cómo ha ayudado a entender mejor los bosques y flora que existían anteriormente en el país, el pasado 7 de mayo se realizó una nueva edición del Coloquio de Geología, que tuvo como conferencista a la morfóloga y paleobióloga colombiana Mónica Carvalho. Actualmente se desempeña como becaria postdoctoral en el Instituto Smithsoniano de Investigaciones Tropicales, STRI por sus siglas en inglés.

Carvalho describió el minucioso proceso que implica encontrar fósiles de plantas, ya que por su estructura celular y al no contar con algún tipo de esqueleto son menos propicias que los animales a preservarse. Pero si estas se alojaban cerca de pantanos o corrientes de agua, sus hojas e incluso frutos tenían mayores posibilidades de fosilizarse

“Cuando hayamos un lugar que puede contener los fósiles de plantas, levantamos capa por capa de roca hasta que salga el material orgánico que quedó completamente comprimido entre ellas. Se ve casi como si fuese un dibujo de la hoja impresa en la piedra”, indicó la experta.

Investigación en Colombia

Los fósiles de las plantas también permiten entender mejor los ecosistemas que existen desde tiempos remotos, como es el caso de los bosques neotropicales en los que Carvalho ha centrado sus esfuerzos investigativos. Este tipo de bosques se encuentran actualmente en todo el trópico americano y se caracterizan por tener gran diversidad de animales y plantas florales. Otro atributo es que sus árboles contribuyen en gran medida a regular los ciclos hídricos.

Resaltó que en Colombia, uno de los lugares en los que más se han encontrado fósiles de flora ha sido el Cerrejón, en La Guajira, donde más de 800 restos hablan de que hace 60 millones de años, este lugar albergó uno de los primeros bosques neotropicales de los que se tiene registro. La investigadora también ha comparado estas plantas petrificadas con otras encontradas en Guaduas, Cundinamarca, las cuales tienen más de 70 millones de años de antigüedad, es decir, que existieron cuando aún vivían los dinosaurios. Esto le ha permitido interpretar como la gran extinción pudo incidir en la vegetación nacional a lo largo del tiempo.

“Encontramos que algunas familias de plantas sí persistieron, como las lauráceas que son la familia del laurel, o las piperáceas que son familia de la pimienta, pero la extinción acabo con tantas, que dio paso a que se formara un ecosistema totalmente nuevo, que es el mismo que aún tenemos hoy en día”, manifestó.

Carvalho insistió en que otro aporte de la paleobotánica ha sido comprender mejor el clima del pasado, los cambios en la temperatura, los niveles de dióxido de carbono en la atmosfera y la presencia o no de casquetes polares, entre otras. “Estudiar estos fósiles nos permite aprender mucho más de las plantas y animales; así como interpretar mejor el cambio climático y qué podemos esperar acerca de cómo están funcionando los ecosistemas”, puntualizó.

Por María Margarita Mendoza. 

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