Los barranquilleros más jóvenes cultivaron su amor por la ciencia

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Más de 100 estudiantes provenientes de 20 colegios del Departamento del Atlántico participaron en la primera versión de Clubes de Ciencia.

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27 jun 2016

El sábado, 25 de junio, se hizo entrega de un reconocimiento especial a los más de 100 jóvenes barranquilleros participantes de los Clubes de Ciencia Colombia, que se realizó en la Universidad del Norte la semana pasada. Los organizadores destacaron de los estudiantes su compromiso con el aprendizaje, la investigación y el desarrollo de la región Caribe y el país.

Los jóvenes, provenientes de 20 colegios de Barranquilla y el Atlántico, y de diversos programas académicos de Uninorte, se habían dado cita durante la semana previa para hacer parte de los Clubes, cursos cortos sobre diversas temáticas de gran relevancia en las ciencias actuales, que permitieran incentivar en estos chicos una visión positiva y proactiva frente a las ciencias y tecnologías.

El programa estuvo conformado por un total de 67 clubes, realizados en cinco instituciones del mismo número de ciudades del país, incluyendo Uninorte en Barranquilla, en donde se realizaron cinco clubes, impartidos en su mayoría por investigadores colombianos pertenecientes a los principales centros de investigación del mundo como Harvard y el instituto Max Planck de Alemania.

Los jóvenes pudieron descubrir el universo a través de la energía, entender la interacción para el desarrollo de sistemas aeronáuticos y aeroespaciales, la separación de mezclas y su aplicación en procesos industriales, hasta la creación de videojuegos para enseñar y la comprensión del sistema cuántico, aplicado en la física y la computación.

“Qué resultado tan maravilloso haber tenido a estos jóvenes que vinieron a Uninorte a abrir su mente, para encontrar los nuevos caminos que siempre nos muestra la ciencia”, expresó el vicerrector académico de la Universidad, Alberto Roa Varelo, previo a la entrega de reconocimientos, en lo que fue el acto de cierre de Clubes de Ciencia Colombia. Dicho acto concluyó con la realización de una feria científica, donde los jóvenes mostraron los resultados de la actividad que llevaron a cabo durante la semana.

“Lo que ustedes vinieron a hacer aquí fue a construir un poco más algo que ya tenían en ciernes: el espíritu científico. Todos lo tenemos de alguna manera, pero hay que desarrollarlo y nunca perder el asombro por lo que nos rodea ni dejar de generarnos preguntas”, añadió el vicerrector Roa.

No solo los jóvenes aprendieron

La primera versión de Clubes de Ciencia y Barranquilla fue una semana que dejó grandes enseñanzas, no solo a los jóvenes y a los instructores y constructores de cada club, sino a los mismos gestores del evento, un grupo de académicos colombianos radicados en Boston, quienes no olvidan su país de origen y decidieron hacerle un aporte, regando la semilla de la ciencia en las juventudes de Colombia.

“Este proceso empezó desde noviembre y ha sido un largo camino que culmina hoy en su primer ciclo en Barranquilla. Además de todos los experimentos y de todo el trabajo que se ha hecho en cada laboratorio, Clubes de Ciencias es como tal un gran experimento, con muchas incertidumbres, muchas formas como se pueden trabajar que no conocíamos, solamente con una promesa: llegarle a cientos de niños y jóvenes el país”, expresó durante el evento Antonio Copete, director de instituciones de la organización clubes de Ciencia Colombia.

Santiago Tapias, quien hizo parte del club ‘Leyendo el universo’ destacó la labor de sus instructores Daniel Cruz y Paula Parra, señalando cómo ellos “no se pusieron en el papel de profesores, sino que fueron como otros compañeros, fueron amigos”.

El estudiante del Colegio Retos, considera que, aunque es amante de la ciencia, los eventos científicos generalmente le parecen “rígidos” y “sin mucha diversión”, por lo que alabó la labor de los investigadores, quienes “se olvidaron de todo lo que tenía que ver con educación tradicional” para permitirle comprender, a través de experimentos (como la construcción de una celda solar con jugo de mora o una minihidroeléctrica) el papel de la energía como pilar fundamental del universo y las sociedades.

“En el club de energía uno aprende no solo la parte científica de la energía”, agregó Santiago. “Uno se mete y piensa: me van a contar sobre de energía solar o eólica. Pero aquí te enseñan tanto economía como filosofía, todo con base en la energía; cómo puedes explicar la ciencia y la sociedad en torno a la energía”.

Aunque la mayoría de los asistentes a los clubes tenían entre 15 y 20 años de edad, el club ‘IDEAS’ tuvo entre sus participantes a pequeños de hasta 8 años, quienes aprendieron más acerca de los astros, el espacio y la aeronáutica, a través de la construcción de aviones que planeaban y cohetes hidráulicos, armados con materiales reciclables como botellas y cartón. 

“Hay ciertas bases de la astronomía antigua, y otros conocimientos que se pasan por alto en la formación de los muchachos, y nosotros queremos tratar de revivir eso”, afirmó Jaime Chaquea, instructor del club.

Asimismo, en el club ‘Separación de Mezclas’, los integrantes repasaron conocimientos básicos de química y aprendieron a dividir las sustancias de un compuesto, también que con materiales y procesos cotidianos pueden hacer ciencia.

El resultado final de experiencia, presentado durante la feria científica al final de la jornada de clausura, fue un propio filtro de agua potable para el final de la semana, que construyeron los mismos jóvenes, asesorados por el instructor Fernando Roa.

Por Andrés Martínez Zalamea

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