Los desafíos del posconflicto en el Caribe vistos desde cuatro perspectivas

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Grupo de participantes del conversatorio sobre los retos de la implementación del acuerdo de paz en el Caribe.

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28 sep 2016

Como parte de la jornada inaugural de la IX Cátedra de las Américas 2016, se realizó el conversatorio “Los retos de la implementación del acuerdo final en el Caribe”, un espacio en el que cuatro expertos ofrecieron su visión acerca de los desafíos sociales, económicos y políticos que traerá el posconflicto en la región.

El conversatorio inició con la intervención de Jessica Manotas, internacionalista y politóloga, miembro de la Fundación Foro Costa Atlántica, quien habló acerca de los retos relacionados con el segundo punto del acuerdo de paz, que tiene que ver con la participación de las Farc en la política. Manotas expuso la necesidad de una reforma electoral que pueda modificar las malas prácticas políticas que tanto registra el Caribe en temporadas electorales, tales como la compra y venta de votos; así mismo, que esa reforma pueda garantizar mayor participación por parte de minorías excluidas como mujeres, indígenas y victimas del conflicto.

Por su parte Luis Fernando Trejos, profesor del departamento de Derecho, Ciencia Política y Relaciones Internacionales, planteó que una de las grandes dificultades del acuerdo final en la región es el crimen organizado, que se ha derivado del incorrecto proceso de desmovilización de las autodefensas. Trejos explicó cómo estas redes criminales cuentan con características particulares que las hacen difíciles de identificar.

“El crimen en el Caribe ha hecho un aprendizaje traducido en la aplicación de principios empresariales a la práctica criminal: hay subcontratación de crimen local para que en el radar de las autoridades no se note que hay una bacrim en la ciudad, y esa ha sido una de las grandes astucias que han tenido”, apuntó.

En relación con esto, Andrés Echeverría, director departamental de la Agencia Colombiana de Reintegración, se refirió a las dinámicas de conflicto que varían según cada departamento del Caribe. Echeverría afirmó que el acuerdo es una oportunidad para evitar que se vuelvan a generar nuevos ciclos de violencia, y que una forma de lograr esto es a través de las garantías de no repetición. “Para que no se vuelvan a repetir hay que llevar democracia y desarrollo a comunidades excluidas, porque la paz no es solamente territorial, sino también local”, sentenció.

Así mismo, se refirió a las experiencias que la agencia ha tenido desde hace 13 años para aportar a la reintegración y acompañamiento de desmovilizados, y destacó que en este proceso es fundamental la pedagogía para la paz, para que sus lecciones lleguen a todos los habitantes del país. Dijo que esta pedagogía es necesaria para avanzar en tareas que promuevan la reconciliación y el perdón voluntarios, para contribuir al proceso de convivencia entre desmovilizados y la comunidad en general.

En este conversatorio también participó la economista Laura Cepeda, directora ejecutiva de la Fundación para el Desarrollo del Caribe (Fundesarrollo), quien reveló que debido a sus precarias condiciones sociales, los retos de esta región en materia económica son más preocupantes que en otras, y que el principal reto ante el acuerdo final es la débil capacidad institucional de sus municipios.

Por esto Cepeda invitó a reconocer la participación de empresas regionales del sector privado en el posconflicto. “El sector privado es una fuente de empleo, y en Barraquilla, por ejemplo, este puede aportar con innovación social y otras herramientas para brindar soluciones y que la gente viva mejor”, indicó.

El evento hizo parte de la serie de diálogos de Colombia 2020, liderado por el periódico El Espectador en alianza con La Unión Europea, a través del cual se busca hacer pedagogía para la paz pensando en la construcción de país con miras al año 2020. Esta fue la primera versión de esta iniciativa que se lleva a cabo en el Caribe.

Por María Margarita Mendoza

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