Los pros y contras de eliminar los tres ceros del peso

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En los nuevos billetes se observa como los tres ceros no existen, en cambio está la palabra 'mil'. Foto: Banco de la República.

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28 feb 2018

Eliminar los tres ceros de los billetes del peso no es una propuesta nueva. El Gobierno ha intentado escalar el proyecto en diferentes ocasiones, pero no ha prosperado. Sin embargo, la idea, apoyada por algunos sectores y criticada por otros, volvió a escalar en la agenda nacional y será presentada ante el Congreso el próximo 16 de marzo. Al respecto, los profesores de Economía de la Universidad del Norte, Jorge Quintero y Maria Esperanza Cuenca, debaten sobre los pros y contras de esta transición monetaria.

Los académicos coinciden en que el cambio no debería generar afectación a nivel macroeconómico. Si bien se estima que realizarlo podría costar unos $800.000 millones de pesos, este debería ser asumido en su mayoría por el Banco de la República, quien cambiaría las planchas de impresión del papel moneda y sería el encargado de impulsar la correspondiente pedagogía. Otros cambios pequeños los debería asumir la empresa privada con la actualización en los costos y cambios en las cifras.

Para ambos expertos la eliminación de los tres ceros obedece principalmente a equiparar el sistema monetario con otros a nivel internacional, como el dólar o el euro, que manejan cifras iguales, además de hacer más sencillo el uso del dinero. No obstante difieren en si se debe o no hacer el cambio. 

De acuerdo con Quintero, investigador y doctor en Economía, el cambio es innecesario en este momento. Señala que hacerlo o no, "no va a cambiar de manera importante los indicadores macroeconómicos”, y que los costos que requieren la reforma y la pedagogía sobre la equivalencia de la nueva moneda "no compensan los beneficios que puedan obtenerse".

“Particularmente me parece que no es una propuesta que represente mucha utilidad, no es trascendental ahora. Es una propuesta que significa unos costos que tal vez no estamos en condiciones de asumir. Si se van a reemplazar los billetes, toca imprimir nuevos billetes. Se tienen que hacer campañas publicitarias y educativas para que la gente se familiarice con la nueva denominación de los billetes. El comercio y el sector privado también tienen que hacer ajustes en sus sistemas”, destaca.

Cuenca, investigadora y docente de macroeconomía, señala que, por el contrario, el cambio resulta necesario y "se veía venir". Para ella es algo "usual" en las economías sólidas realizar estos cambios en su moneda porque brindan “un contexto donde hay mucha más confianza y tranquilidad”.

“Esta es una medida que nos debe mantener tranquilos dentro de la economía. La última vez que Colombia hizo un cambio fue luego de la Guerra de los Mil Días, por la cantidad de dinero que habíamos tenido que emitir para apalear el conflicto. Simplemente es una medida normal dentro de las economías. Es como tratar de solidificar la moneda colombiana”, puntualiza.

El cambio propuesto por el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, busca utilizar la nueva familia de billetes, que había empezado a circular desde 2016, para crear pedagogía sobre la posible eliminación de los ceros, ya que no los tienen impresos, sino que tienen la palabra mil, la cual, según ha argumentado el jefe de cartera no sería compleja de eliminar. 

Autoridades en el tema, como el director del Banco de la República, Juan José Echavarría, han manifestando su apoyo, y más recientemente el fiscal general de la Nación, Néstor Humberto Martínez, ha causado revuelo al asegurar que el cambio puede ayudar a combatir el narcotráfico y hacer salir dineros ilegales de caletas.

En ese sentido, Cuenca considera que las declaraciones del fiscal obedecen únicamente a un escenario político, y si bien, en teoría, es posible combatir los dineros ilegales a través de cambio de la moneda, se deben tener en cuenta otros factores, como que "dichos dineros estén en divisas extranjeras".

“Estamos en un entorno de elecciones. Entonces el fiscal ha utilizado el tema político, entorno a que con esto vamos a perjudicar a las FARC, porque les vamos a hacer devolver el dinero. Claro, los billetes que ellos tengan encaletados y no solamente ellos, toda la gente que tenga dineros debajo del colchón, tendrá que sacarlos, pero ese no es el foco”, destaca la investigadora. 

Del mismo modo, Quintero argumenta que si esos dineros se han mantenido ocultos hasta el momento, es porque han logrado “sobrevivir en la ilegalidad” y que eliminar los ceros no sería una manera efectiva de combatirlos.

“Cuando hablamos de ilegal es que está al margen de la ley. Y si se han lucrado de una actividad ilegal es porque le han encontrado la posibilidad de hacerle el quite a esa ley, entonces creo que si se implementa esta medida con el propósito único de pensar que a partir de ella se va a ejercer un mayor control o se va a obligar a que los grupos ilegales no puedan mover sus riquezas o sus dineros, creo que allí nos estamos equivocando”, señala el catedrático. 

Ambos expertos advierten que la contabilidad será mucho más simple para las empresas y la banca, sin embargo significará costos que estos deberán asumir y una pequeña respuesta inflacionaria. Para el ciudadano del común —opinan— no debería significar un gran cambio debido a que solo se eliminarán los tres ceros, es decir los números, y no los valores de la moneda.

Añaden que aunque esta medida suele tomarse en mercados expuestos a hiperinflación, como el de Venezuela, en Colombia este no es un argumento que aparezca en escena, debido a que el comportamiento de la economía en los últimos años ha sido estable.

“Ahorita mismo nosotros tenemos una inflación controlada desde hace ya varios años y no hay expectativas de que vaya a haber un desborde en los precios en el corto o en el mediano plazo. La medida no se debe tomar como una reacción ante un incremento de los precios, ni como medida preventiva para evitar que aumenten”, enfatiza Quintero.

Lo único que señala Cuenca que puede suceder es que el proceso conocido en economía como 'redondeo', presente en estas situaciones, pueda aumentar de una manera no tan sustancial los precios. “Por ejemplo, algo que cueste 9900 pesos, osea 9,9 ahora va a pasar a ser 10 porque tienes que redondear a los nuevos pesos”, asegura la profesora. 

El debate estará latente hasta que el próximo 16 de marzo el proyecto llegue al Congreso, donde los senadores decidirán si es viable o no. Mientras tanto las posiciones se verán enfrentadas, entre quienes lo consideran conveniente y quienes aseguran que es un gasto innecesario. 

Por Edwin Caicedo Ucros

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