Los retos ambientales de Colombia frente al desarrollo sostenible

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Los efectos minería legal e ilegal es uno de los temas más discutidos en el país.

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26 ene 2018

Desde hace dos años, sobre el papel, Colombia es pionero en la ejecución de la Agenda de Desarrollo Sostenible, un acuerdo de 193 países para proteger los recursos naturales, suprimir la pobreza y desarrollar un crecimiento sostenible antes de 2030. El Plan Nacional de Desarrollo 2014-2018 incluyó los 17 Objetivos Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda, antes que el resto del mundo le dijera sí en septiembre de 2015.

Además, con la creación de la Comisión Interinstitucional de Alto Nivel para el alistamiento y la efectiva implementación de la agenda de desarrollo post-2015 y sus ODS, el Gobierno ratificó el compromiso. Ese liderazgo es una de las cartas que el presidente Juan Manuel Santos destacó el pasado martes, 23 de enero, durante el panel ‘Un sprint al 2020’ del Foro Económico Mundial (FEM) 2018, realizado en Davos, Suiza. Hizo hincapié en que Colombia es el primer país en incluir los ODS en su sistema legal.

Los ODS orientan la política ambiental colombiana a través de la Ley 99 de 1993, que, entre otros aspectos, busca la protección del ambiente y su biodiversidad, la protección especial de las zonas de páramos, nacimientos de agua y la restauración ante el deterioro ambiental. Sin embargo, Carlos Javier Velásquez, profesor del Departamento de Derecho de Uninorte, advierte que en ocasiones esta Ley se modifica para adaptarse a los intereses de sectores que riñen con la protección ambiental. Un ejemplo de esto han sido los cambios que desde 1994 vienen realizándose a las licencias ambientales, que en lugar de ejercer un mayor control ambiental, han hecho los procedimientos mucho más laxos.

“La ultima modificación fue precisamente para acortar el proceso de licenciamiento. Pasamos de tener en las primeras normativas una licencia que demoraba hasta dos años para expedirse, tiempo en el que se realizaban los estudios correspondientes sobre impacto ambiental, a una que ahora se obtiene en seis meses”, explica Velásquez, quien también es director del Centro de Estudios Urbano Regionales, Urbanum.

Para el abogado, la actual visión de desarrollo del país se encuentra rezagada y aún está atada a una idea de crecimiento económico que no respeta los límites ambientales ni la conservación de sus recursos, lo cual resulta necesario si se quiere alcanzar un modelo de desarrollo sostenible.

El compromiso político frente al ambiente

Otro escenario en el que figuras políticas debatieron sobre el desarrollo sostenible y los retos ambientales del país, se dio ese mismo 23 de enero, cuando cuatro candidatos a la presidencia: Humberto de la Calle (Partido Liberal), Sergio Fajardo (Compromiso Ciudadano), Gustavo Petro (movimiento Colombia Humana) e Iván Duque (Centro Democrático) participaron del foro “¿Cómo responder a los retos ambientales y del desarrollo sostenible de Colombia?”, organizado en la Universidad de los Andes por el Foro Nacional Ambiental, El Espectador y Caracol Televisión.

Durante el evento los candidatos hablaron sobre la energía hidroeléctrica, cuestionada por sus riesgos ambientales y sociales, y el uso de otras como la solar y eólica. Duque manifestó que apoya la diversificación de las fuentes de energía más allá de las hidroeléctricas, pero cambiando el marco regulatorio de la energía en Colombia, que, en su opinión, “favorece a quienes ya están en el juego”. Petro señaló que apostaría por la energía solar, aprovechando el potencial del país, para abaratar costos y que “cada hogar pueda generar energía eléctrica a partir de paneles solares”. Por el contrario, Fajardo y De la Calle validan la matriz energética actual, pero consideran necesario adaptarla a los cambios climáticos y ambientales.

Frente al tema minero, que también se trató en el evento, el profesor Carlos Javier Velásquez sugiere que la economía del país no puede continuar dependiendo únicamente de este mismo sector, y catalogó como equivocada la visión de las actividades de extracción como puntal para el desarrollo.

Agregó que ese tipo de actividades afectan el patrimonio primordial que posee el país: su biodiversidad, y que se debe cambiar el modelo de desarrollo, poniendo a esta y su protección como puntal de la economía. Destacó que el desarrollo urbano sostenible, la generación de energías limpias, y que el esquema económico dependa menos de la actividad extractiva y tenga los controles adecuados, son puntos importantes con los que el futuro mandatario deberá comprometerse para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de aquí al 2030.

¿Cómo emplear responsablemente la biodiversidad?

Colombia ocupa el segundo lugar en biodiversidad a nivel mundial, hace parte de las 12 naciones más megadiversas del planeta por su variedad de animales, plantas y ecosistemas. No obstante, buena parte de estas riquezas naturales continúan sin ser estudiadas, lo que para Juan David Guzmán, experto en química de productos naturales y profesor del Departamento de Química y Biología de Uninorte, impide que puedan ser comprendidas, preservadas y utilizadas con responsabilidad para generar ingresos al país.

“No conocer la biodiversidad implica no conocer las sustancias químicas que podemos aprovechar de ella. Por eso es importante hacer programas de investigación que sean integrales, y aborden no solo la parte de la aplicación y de cómo podemos generar productos y beneficios, sino también sobre cómo podemos conservarla para que esté disponible por lo próximos años y no se agote”, declaró.

Actualmente -argumentó- el país cuenta con limitada infraestructura científica en cuanto a equipos, instituciones investigativas  y personal capacitado en temas de biotecnología, que es la rama que permite generar productos a partir de la biodiversidad, los cuales beneficiarían a sectores como el farmacéutico, el de alimentos y el cosmético, entre otros. Por lo que insistió en la necesidad de fortalecer las políticas de ciencia, tecnología e innovación y hacer inversiones sostenidas en ciencia.

Por María Margarita Mendoza y José Luis Rodríguez R. 

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