Los retos de traducir la cultura

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El evento contó con la participación de académicos y personas asociadas a la industria de la producción audiovisual de nueve países.

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27 may 2016

En un mercado cada vez más globalizado con productos internacionales de todo tipo, los productores audiovisuales intentan crear productos menos anclados culturalmente que generen un interés internacional, o tratan de modificar productos de otros ámbitos culturales para acomodarlos a los intereses de su audiencia local.

El proceso de hacer que un producto encaje en distintos contextos culturales ha sido estudiado bajo el concepto de transducción cultural. El término ‘transducción’, originalmente usado en la física y otras ciencias naturales, se refiere a la transformación de un tipo de energía en otro. Las antenas transforman ondas electromagnéticas en señales eléctricas, los parlantes convierten señal eléctrica en sonido, un bombillo transforma la energía eléctrica en luz. Asimismo, los productos culturales sufren una transformación cuando intercambian mercados.

Los días 24, 25 y 26 de mayo, académicos y personas asociadas a la industria de la producción audiovisual, de nueve países distintos, se reunieron en la primera Conferencia de Transducción Cultural, llevada a cabo en la Universidad del Norte, y organizada por los departamentos de Comunicación Social de esta institución y la Universidad de la Sabana.

Según Enrique Uribe, profesor e investigador de Uninorte, uno de los principales referentes colombianos en el tema de transducción, con esta actividad se intentó generar “un gran espacio conceptual” que sirviera para debatir la transducción a partir de los productos audiovisuales (filmes, programas de televisión, videojuegos, videos musicales, cómics, incluso GIFs animados), y otros temas conexos como la lingüística, la traducción y las narrativas transmedia.

Explica Uribe que la transducción cultural atraviesa varios aspectos, como la proximidad cultural entre el lugar de origen del producto y el mercado donde se quiere adaptar, las cualidades intrínsecas del producto que lo hacen deseable o entendible en varios contextos, la labor específica de traductores y otros individuos en la selección y modificación de productos y los espacios en los cuales esta modificación toma lugar.

Estos productos pueden ser muy variados. Por ejemplo, Sergio Roncallo investigador de Unisabana, describió en una de las ponencias cómo un proceso de transducción se puede observar en el meme de Confused Travolta (Travolta confundido), que ha circulado en redes sociales recientemente. En este se puede apreciar a Vincent Vega (John Travolta), en una escena del filme Pulp Fiction, deambulando en una sala de estar, lugar que ha sido remplazado en GIFs animados por una variedad de fondos, como una juguetería o una estación de Transmilenio.

“Los memes son unidades de replicación que funcionan como unidades atomizadas, que se transforman en el uso y la recepción, pero que mantienen un elemento estable que es compartido por todos”, explica Roncallo, señalando a su vez cómo el mayor acceso a software de edición de imagen y video, promueve la creación de este tipo de nuevas narrativas, y a su vez la transformación de un clásico del cine de gánsteres de los 90 a un contexto narrativo y cultural distinto.

Los contextos son igual de variados. Jeffrey Brassard, investigador de la Universidad de Alberta (Canadá), exploró en su presentación cómo un sinnúmero de series estadounidenses fueron adaptadas a la televisión rusa con distintos grados de éxito. Voroniny, la adaptación de Everybody Loves Raymond fue particularmente exitosa en cuanto a que mantuvo la premisa básica de la serie pero reestructuró los guiones de la serie original para hacerla entendible a la audiencia rusa.

Caso contrario ocurrió con How I Met Your Mother, cuya adaptación rusa tuvo que constreñirse al formato original e incluso su casting fue hecho con relación al parecido físico de los actores rusos con sus contrapartes norteamericanas.

Aunque la universalidad de una historia resulta clave al momento de realizarse una adaptación a otros mercados, como en el caso de Betty la fea (de la cual se han hecho al menos 28 adaptaciones alrededor del mundo), Enrique Uribe comenta que la versión alemana incluye Verliebt in Berlin (Enamorada en Berlín), se modificó de tal manera que fuera relevante al concepto de ciudad y Berlín adquiriera una prominencia que no tenía en la original. “En Alemania nunca habían tenido telenovelas, por lo que agregaron sentidos que hicieran que el producto funcionara mejor y el formato mismo se volviera legible”, apunta.

Andrés Guevara, libretista de la cadena de televisión RCN, concuerda en este sentido. A pesar del éxito arrollador en toda Latinoamérica de la telenovela argentina Floricienta (basada en el universal cuento de la Cenicienta), su adaptación en RCN no tuvo mucho éxito. Guevara aduce varios factores, como el mandato de los dueños del formato de no desviar la adaptación mucho de su forma original y su importante componente de musical en el que las productoras colombianas tienen poca experiencia. “No pudimos hacer una adaptación como tal, sino simplemente una deslocalización”, relató Guevara.

“Cuando pensamos en adaptación – agregó Uribe – pensamos en la idea de simplemente coger un texto y volverlo imagen. Pero ahí es donde entra la transducción y una serie de cosas que hay que pensar, una de estas en relación con el público que se espera que consuma el producto.

El académico usó como ejemplos de adaptaciones fracasadas los casos de Married with Children (Casado con hijos) o Breaking Bad (Metástasis), series ampliamente difundidas en el mercado colombiano en su versión original, y que no aportaron un giro nuevo a las historias en su adaptación. “Si ya tienes un producto que está disponible para gran cantidad de tu público objetivo, ¿para qué vas a adaptarlo? Yo adaptaría algo que aquí nadie haya visto”, finalizó Uribe.

Por Andrés Martínez Zalamea

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