Niños y adultos mayores, los más afectados por quemas en el Vía Parque Isla de Salamanca

Altas concentraciones de material particulado en el aire, que ocurre en Barranquilla cada vez que se presenta una quema en el parque, están asociadas tanto a enfermedades respiratorias —asma, bronquitis, neumonía— como a otras condiciones como fallos cardíacos, presión alta y bajo peso en bebés.

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11 ago 2020

Con un diálogo sobre los efectos que produce en la salud las quemas en el Vía Parque Isla Salamanca llegan a su cierre los conversatorios que organizó Ecocampus con diferentes especialistas para ahondar en el debate sobre esta problemática que afecta a los barranquilleros. El conversatorio, que se llevó a cabo el 6 de agosto vía el canal de YouTube de Uninorte Académico, contó con la participación del médico alergólogo Alfonso Cepeda, el internista y neumólogo del Hospital de la Universidad del Norte, Jorge Quintero, y el profesor de la Universidad de California, Ricardo Cisneros.  

Cepeda explicó que en Barranquilla, independientemente de las quemas, se presenta una situación particular que la hace un territorio en el que se sufre a una tasa elevada de condiciones respiratorias que van desde la rinitis alérgica hasta el asma bronquial y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). 

Pólenes y esporas de hongos circundan en la atmósfera de todas las ciudades del mundo, y para un porcentaje de la población susceptible son causantes de problemas respiratorios, oculares, nasales. En el caso particular de Barranquilla, se hallan más esporas de hongos que partículas de polen debido, entre otras razones, a la humedad extrema. A su vez, los efectos que causa esta alta concentración empeoran de manera significativa a raíz de la combinación con la contaminación atmosférica que se da con motivo de las quemas. 

El parque natural ayuda de manera importante a la ciudad a que las brisas que vienen del este lleguen más limpias, gracias al foliaje. Donde hubo quemas no hay flora, y para que crezca se requiere años. Esa carencia lleva a que la brisa llegue sin filtrarse, y que se respire un aire aún más contaminado debido a la acumulación de quemas en los más de 10 años de registro que se tienen. 

Quintero señaló que al no haber combustión completa se genera material particulado de distinto tamaño, lo que es motivo de preocupación, pues la alta presencia en el aire de este tipo de contaminantes está asociada a una amplia escala de complicaciones en materia de salud. 

Cisneros señaló que una alta concentración de material particulado en el aire está asociado tanto a enfermedades respiratorias —asma, bronquitis, neumonía— como a otras condiciones como fallos cardíacos, presión alta y bajo peso en bebés. Además, se han revelado cifras que las personas que viven con una mala calidad de aire viven en promedio de 7 a 8 años menos. 

Estudios han mostrado que estos incendios producen partículas ultrafinas capaces de ingresar a los bronquios. Los niños, por su conformación física y fisiológica, proporcionalmente respiran más aire que los adultos —más volumen de aire por kilo de peso—. Por tanto, son más susceptibles a presentar este tipo de problemas y algunos pueden quedar con secuelas de por vida, otros de forma transitoria. Al mismo tiempo, adultos mayores, que tienen mayor posibilidad de presentar condiciones preexistentes de salud, exposición a estas partículas aumenta el riesgo de crisis. 

Las afectaciones van hasta los bebés in utero. Se ha establecido una relación entre madres fumadoras y asma en bebés; según estudios recientes, ingerir el humo de una quema masiva equivale a fumarse un paquete de cigarrillos. De acuerdo con Cepeda, puede haber una correlación en la ciudad que aún no ha sido estudiada a profundidad entre niños con problemas respiratorios y personas que viven las quemas de manera cercana. 

Una de las recomendaciones que hizo Cisneros se basa en lo que se ha hecho en California, donde se ha presentado un descenso en las complicaciones de personas que sufren de asma cuando ocurre un incendio, no porque no los afecte, sino gracias a la información que les permite tomar medidas como no salir, cerrar ventanas o utilizar toallas húmedas para colocar en las rendijas de puertas y ventanas. 

Los expertos manifestaron que los tapabocas quirúrgicos no sirven para proteger contra el aire contaminado y el tipo N95 solo sirve parcialmente. Aconsejaron tener vegetación en la casa, pues puede ser un filtro para muchos contaminantes. 

Por Leonardo Carvajalino

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