Óscar Iván Ángel (q.e.p.d.), un arquitecto de la vida

Le recordamos con cariño y admiración. Su legado profesional y humano está en poder de todos sus estudiantes, egresados y amigos.

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21 abr 2021

Así como la arquitectura forma parte de nuestras vidas, el profesor Óscar Iván Ángel Ángel, con cada enseñanza, reflexión o picardía, se encargó de construir en la comunidad de Uninorte un legado humano que va más allá del ejercicio profesional. A sus 69 años, falleció el 16 de abril del presente año. Como institución, lamentamos profundamente su partida y nos plegamos al duelo de sus familiares, amigos y colegas, quienes evocan en este texto un poco del gran ser humano y académico que le distinguió.

Fue un colaborador incansable con más de 30 años como diseñador y constructor de proyectos de vivienda, salud, comercio, trabajo e interiorismo, que contribuyó de manera excepcional en la formación de cientos de egresados de la Escuela de Arquitectura, Urbanismo y Diseño de la Universidad del Norte, como profesor catedrático del programa de Arquitectura y las asignaturas: Taller Básico I, Taller Básico II y Trabajo de grado.

Participó en varios procesos, acompañando las reflexiones sobre el plan de estudios y en los grupos de debate académico. Fue coautor del libro Memorias de El Prado, Arquitectura y Urbanismo, y La estética del oficio: Roberto Acosta Madiedo, editados por la Universidad.

“Tenía la métrica exacta de cada pregunta y toda la claridad que cabía a cada respuesta, casi adivinando el aporte generacional de sus discípulos. Lo recuerdo como el defensor con convicción vehemente que la educación debe dirigirse desde el terreno de lo práctico, desde la transmisión del oficio, porque toda la arquitectura debe ser expresión del espíritu de cada momento, sin desatender los principios que desde Vitruvio siempre debemos practicar: firmitas, utilitas y venustas", expresa su colega y amiga, Catalina Mora Ortiz.

La docente compartió con él algunas cátedras de primer año de la carrera y asegura que nunca dejó de sorprenderle su “impresionante atemporalidad, pasión por la enseñanza, generosidad al contar sus experiencias, la seguridad al dejar claro que la sostenibilidad en la arquitectura viene desde hace mucho tiempo”, de la alegría con que hablaba de su cátedra de “vanguardias", precisando la importancia del conocimiento sobre el movimiento moderno, para que las nuevas generaciones de arquitectos entiendan que deben centrarse en el ser humano.

El profesor Óscar, ‘Osquitar’ como le decían con afecto algunos, obtuvo su título de arquitecto en la Universidad Nacional de Colombia (Bogotá) y durante su último semestre (1984) ganó el Premio Nacional Corona a la Arquitectura, permitiéndole realizar un viaje de estudios a la Universidad de Milwaukee, Wisconsin y conocer el programa ‘Vivienda para Países del Tercer Mundo’, bajo la orientación del arquitecto Harry van Oudenallen.

Desarrolló su carrera docente en los programas de pregrado y posgrado de la Universidad Nacional de Medellín, la Universidad Nacional, la Universidad Jorge Tadeo Lozano, la Escuela de Arquitectura Isthmus (Ciudad de Panamá), la Universidad Pontificia Bolivariana, en Medellín. En la Universidad Autónoma del Caribe se desempeñó además como director de la carrera de Arquitectura. La Universidad del Norte también tuvo el privilegio de tenerlo en su cuerpo docente, vinculado desde 2014 como catedrático de la Escuela de Arquitectura, Urbanismo y Diseño.

“Más que un gran profesional, recuerdo a ‘Osquitar’ como un ser humano con cualidades personales altamente maravillosas, con una visión del mundo más allá de lo terrenal. Su sentido de percepción y el entendimiento de cómo era la naturaleza lo hacían una persona muy sensible, muy humana”, señala Carlos Bueno, profesor del departamento de Arquitectura.

Quienes lo conocieron saben que el interés del profesor Óscar Ángel por los entendimientos del ser humano se hacía palpable en cada palabra que expresaba. Sus charlas sobre lo que significaba hacer arquitectura, evoca el profesor Carlos, demostraban porque “era un maestro en todo el sentido de la palabra”. La pasión y su capacidad de entendimiento y conexión eran lo que hacía de sus clases un placer estar.

“Me acuerdo cuando el año pasado vimos la 27 Bienal Colombiana de Arquitectura en un evento virtual, en donde le concedieron a Uninorte menciones de honor por las publicaciones de los libros donde él participó. Fue una gran alegría, pero ‘Osquitar’ nos hacía hincapié en que ‘esto no significaba nada’, que ‘hay cosas más importantes’. Estaba en lo cierto, las hay, como la vida misma”, puntualiza el profesor Carlos.

Una de las características del profesor Óscar que más recuerdan sus colegas es su presencia sencilla, amable y jovial. Su fino humor le permitía mofarse de todo, incluso de sí mismo. Sin embargo, en una conversación amena entre estudiantes, colegas o amigos podía plantear interrogantes generales con la idea de indagar en el fondo de las cosas, “buscando llegar al verdadero significado de la arquitectura con una búsqueda romántica de lo absoluto”.

“Tuve el privilegio de ser su amiga y de compartir, entre muchas cosas, el gusto por la lectura, el buen vino, la música y el amor desmedido por su familia. Guardo por ‘Osquitar’ una profunda admiración y respeto por su compromiso con la naturaleza, por su sentido de lealtad, firmeza y convicciones”, destaca la profesora Catalina Mora.

El profesor y amigo, Yalmar Vargas, lo recuerda como un apasionado por la educación, preocupado por los estudiantes, un maestro con mucha experiencia profesional y docente, y una persona auténtica.

“Le llevaba a los estudiantes recortes de periódico relacionados con cada uno de sus proyectos, eso me sorprendía. Durante estos años me apoyó como lo hace un padre interesado, se tomaba el tiempo para leer mis textos, corregirlos y darme ideas, fue un profesor también para mí”, comenta Yalmar.

“Me hubiera gustado conocerlo unos 20 años atrás, porque teníamos muchas conexiones vitales. Nos conocimos hace tres años y nos hicimos muy cercanos de inmediato, como si lo conociera de toda la vida: recordamos personas, experiencias y amigos en común. Me reconectó con personas de mi colegio, trabajó en muchas facultades de arquitectura con personas que eran muy cercanas a mí. Adicionalmente, fue una inspiración en mi experiencia como docente y me interesé en aprender de su amplia experiencia”, añade Yalmar. 

Admirado y querido por sus estudiantes y compañeros. Descanse en paz, profesor Óscar Iván Ángel. Nuestro mejor homenaje es seguir compartiendo sus enseñanzas. Su legado profesional y humano está en poder de todos sus estudiantes, egresados y amigos.

 

Por José Luis Rodríguez R.

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