Participación ciudadana: derecho y responsabilidad de todos

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Los panelistas Diógenes Rosero, Esperanza González y Horacio Brieva, conducidos por el profesor Carlos Guzmán, director del IDEPI.

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28 jun 2018

Los mecanismos de participación ciudadana, como el referendo, el plebiscito o la revocatoria del mandato, son herramientas a través de las cuales se materializa el derecho fundamental a la participación democrática, permitiendo la intervención de los ciudadanos en el ejercicio y control del poder político. Fueron reglamentados originalmente por la Ley 134 de 1994, y complementados y modificados mediante la Ley 1757 de 2015.

Qué tanto los barranquilleros conocen esta ley, cuál es el verdadero papel de la participación y qué tan efectiva es la política pública de participación en el distrito fueron algunos de los temas tratados durante el conversatorio Ciudadanía activa, responsabilidad de todos, realizado este 27 de junio por el Instituto de Desarrollo Político e Institucionales del Caribe (IDEPI), la Alcaldía de Barranquilla y la Fundación Foro Costa Atlántica, en el Salón 31K.

“Un elemento fundamental de la ley establece que todos los planes de desarrollo deben incluir partidas específicas para la participación ciudadana, porque lo que hemos observado es que en los municipios la participación es la cenicienta. No es concebida como ese elemento fundamental de la gestión pública y entonces no se asignan recursos, que no pueden tener una destinación distinta”, explicó Esperanza González Rodríguez, directora del capítulo región central (Bogotá) del Foro Nacional por Colombia.

La panelista enfatizó en que lo esencial es que la gente entienda que la participación es un “derecho fundamental”, que se traduce en una obligación ciudadana y del Estado. Qué tanto estoy trabajando de manera colectiva y no individual, o cómo logro elevar mi calidad de vida a través de la participación, son algunas de las reflexiones –agregó– que debe plantearse el ciudadano al abordar el tema.

Katiuska Antequera, jefa de la Oficina de Participación Ciudadana de la Alcaldía, ofreció una revisión general de los estudios necesarios para la construcción del documento preliminar que establece la Política Pública de Participación del Distrito de Barranquilla.

Entre los problemas que identificó su dependencia está el desconocimiento de canales directos y herramientas de interacción entre ciudadanos, las organizaciones y el Distrito; la debilidad de las organizaciones y los actores sociales en cuanto a su gestión  y concertación, la baja capacidad de respuesta institucional del Distrito frente a los requerimientos de enfoque transversal de participación y diálogo público, y el poco sentido de pertenencia de los espacios de participación distrital de los ciudadanos.

“Al igual que con la paz estable y duradera que todos los anhelamos, la participación ciudadana se ha convertido en uno de los anhelos de los colombianos. Ese anhelo, no obstante, se ha convertido en la mayoría de las ocasiones en letra muerta: muchas leyes, decretos, ordenanzas, acuerdos, mecanismos, pero en esencia muy poca realidad en términos de participación efectiva”, señaló Carlos Guzmán, director del IDEPI y moderador del conversatorio.

Horacio Brieva, periodista y director de la Fundación Protransparencia, señaló a manera de ejemplo que en los últimos 28 años la revocatoria del mandato no ha tenido éxito, pues en ninguna parte del país se ha hecho efectiva, sin embargo consideró que ha habido avances.

“Veníamos de una cultura que consideraba que la participación ciudadana se reducía al ritual de votar. Hoy me parece significativo que haya surgido una iniciativa como la de la consulta anticorrupción (…) En el Distrito se han hecho esfuerzos, pero hay que avanzar, porque han pasado tres años y la política no ha sido armonizada con la ley de participación ni tampoco elevada a acuerdo en el Concejo”, puntualizó el periodista.

Diógenes Rosero, director de Foro Costa Atlántica y docente del programa de Economía de la Universidad del Atlántico, advirtió que hay, en general, una escasa “cultura de la participación”. Es decir, no hay una “visión de las bondades” de la participación por parte de la institucionalidad, pero tampoco desde la ciudadanía.

Por José Luis Rodríguez R.

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