Políticas de mejoramiento integral de barrios, claves para el desarrollo urbano

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Participantes en el panel organizado en el marco de la II Semana del Derecho de la Universidad del Norte.

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06 may 2016

El 77% de la población mundial vive en ciudades, una proporción que ha aumentado en un 47% desde la década de los 50. Habitamos un planeta de ciudades y como consecuencia los problemas asociados a estas son de primera importancia.

Colombia está conformada por 1122 municipios, entre grandes ciudades y poblaciones más cercanas a condiciones rurales. En estos podemos encontrar un total de 1.346.000 asentamientos precarios, que conforman el 16% de los hogares urbanos del país.

Uno de los elementos importantes del desarrollo urbano está en la lucha contra estos asentamientos, donde es visible la carencia y vulnerabilidad de los hogares, sus condiciones de hacinamiento, su localización en zonas de alto riesgo, su falta de planificación, legalización y titulación, y su carencia de saneamiento básico.

Las políticas de mejoramiento integral de barrios (MIB) se han propuesto mejorar las condiciones de vida de la población en asentamientos precarios, mediante la renovación de su entorno, con el objetivo de alcanzar el progreso social, desarrollo sostenible y disminución de la pobreza, a través de acciones conjuntas entre el Gobierno, el municipio y la comunidad.

A través de un panel, el 03 de mayo, varios expertos abordaron el tópico del mejoramiento integral de barrios, desde su aspecto nacional y a partir de la óptica del Área Metropolitana de Barranquilla. El evento se llevó a cabo en el marco de la II Semana del Derecho de la Universidad del Norte y fue organizado por el Centro de Derechos Humanos del Caribe, el Centro de Estudios Regionales Urbanos URBANUM y por el Instituto de Desarrollo Político e Institucional IDEPI.

El panel contó con la participación de Carolina Carmona, coordinadora del programa de Mejoramiento Integral de Barrios (MIB) del Ministerio de Vivienda; Osvaldo Bermúdez, subdirector de planeación del Área Metropolitana de Barranquilla; Giovanni Herrera, docente de la Universidad del Norte; Oswaldo Marrugo, representante de la Curaduría Urbana de Barranquilla, y Rocío Mendoza, coordinadora del programa Barranquilla Cómo Vamos.

Como parte del programa MIB se han intervenido 11 municipios (entre ellos Barranquilla, Valledupar y Riohacha), e impactado 39.000 habitantes en condiciones de extrema pobreza, mediante acciones integrales como el ordenamiento urbano del barrio, la legalización y regularización del mismo, y la ejecución de obras de infraestructura básica y equipamiento.

Los asentamientos precarios fueron una problemática que se desconoció en Colombia hasta la década del 80 y a través de estas intervenciones se ha demostrado que no solo son necesarias sino efectivas para mejorar la habitabilidad de los asentamientos precarios e incluirlos a la estructura funcional y productiva del municipio al que pertenecen.

Aunque se trata de un programa joven al que se han otorgado limitados recursos, Carolina Carmona, su coordinadora, sostiene que el eventual éxito del MIB radicará en su implementación como componente de la política pública, similar a la construcción de viviendas de interés prioritario. “Estamos preocupados en hacer vivienda nueva pero tenemos que trabajar simultáneamente con los barrios de organización informal”, asevera.

De los 11 proyectos que ha llevado a cabo el MIB (con casos exitosos en barrios de Barrancabermeja y Apartadó), Carmona considera que el proyecto con mayor impacto potencial será la intervención en 5.000 predios en los barrios La Luz y La Chinita, en el suroriente de Barranquilla. La funcionaria afirma que en estos “no se ha realizado una intervención seria en los últimos 40 años”, y que espera que el nombramiento de la excaldesa de Barranquilla, Elsa Noguera, como nueva Ministra de Vivienda, fomente que las intervenciones se puedan llevar a buen curso.

A través de su plan estratégico de desarrollo, el Área Metropolitana de Barranquilla (AMB), ha procurado desincentivar el surgimiento de nuevos asentamientos precarios.

“Barranquilla ha sido una ciudad que va creciendo hacia la periferia, dejando abandonado el centro y generando una gran exclusión. Tenemos un norte con todos los adelantos y un territorio en el sur con los mayores deterioros y pobreza”, mantiene Osvaldo Bermúdez, subdirector de planeación de la AMB. “Ese es un esquema queremos tratar de componer y romper ese ciclo que ha venido desarrollando la ciudad desde 1940”.

Para esto, han propuesto la densificación de sectores de la ciudad que presentan todos los atributos de salubridad, servicios y movilidad, como las áreas aferentes a las troncales de Transmetro y los alrededores de la Catedral Metropolitana, y han planteado la edificación en lotes abandonados para este fin.

Sin embargo, Bermúdez afirma que obras como la construcción de la Circunvalar de la Prosperidad, aunque representan una mejora considerable en la movilidad, generan un atractivo para la expansión urbana de Barranquilla hacia el suroccidente, localidad en su mayoría conformada por barrios de invasión.

“Tuvimos que pelear con la ANI para que la Circunvalar de la Prosperidad no pasara por Villa San Pablo en Juan Mina, para evitar una proliferación aún mayor de invasiones”, apunta Bermúdez, señalando que este es un fenómeno no causado únicamente por el desespero de familias sin hogar, sino por “profesionales de la invasión”, que derivan su sustento de la creación de estos asentamientos irregulares. Según él, esta dinámica puede ser detenida a través de la densificación de las zonas en el corazón de la ciudad.

Por Andrés Martínez Zalamea

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