Proyecto de grado propone solución turística en Palermo a través del viejo puente Pumarejo

Para Adriana de la Paz Acosta Salvadores, estudiante de último semestre de Arquitectura en Uninorte, la vida de cada ser humano está entrelazada por los espacios que habita, a través de la arquitectura. Considera que cada forma de creación es “única y complementaria” a cualquier espacio existente y por eso, por medio de un parque educativo y la reutilización de una parte de la estructura del viejo puente Pumarejo, le apuesta al turismo y a la 'resignificación' de la comunidad del corregimiento de Palermo.

Con su proyecto de grado, denominado Pontem (puente en latín), gestó una propuesta de solución urbana que brinda a esta comunidad un espacio recreativo, comunitario y de aprendizaje, compuesto por un aula multiusos, una sala para niños, una biblioteca y un mirador hacia Barranquilla y el río Magdalena. Estaría emplazado en el territorio de Palermo, sobre la actual estructura del viejo puente para recalcar que, antes de la creación de este, el corregimiento ya existía debido a los asentamientos generados desde el punto de encalle del antiguo ferry.

“La arquitectura lo es todo. Escogí esta carrera porque me di cuenta que puedo ayudar a las personas. Hay mil ramas, como la bioclimática o el paisajismo, que pueden ayudar a mejorar la calidad de vida. Con este proyecto quiero unir a una comunidad que ha perdido su sentido de pertenencia por el territorio”, recalcó la estudiante de 23 años, quien siempre recibió la tutoría del profesor Carmelo Sergio Chirivella, del programa de Arquitectura.

Palermo está ubicado en el municipio de Sitio Nuevo, Magdalena, en la ribera oriental del río Magdalena, sobre la vía Ciénaga hacia Barranquilla, antes del puente. Hoy tiene más de ocho mil habitantes, la mayoría acostumbrados a la movilidad en el sector. Adriana recorrió desde principios de 2019 sus calles y charló con los habitantes para conocer sus costumbres y necesidades.

Plataforma en la parte inferior que se utilizaría como mirador.

Durante su investigación, evidenció que el corregimiento tiene una única sede educativa, la cual debe dar abasto a educación primaria, secundaria y media, así como educación básica para adultos. Tiene dos canchas de fútbol y un único puesto de salud. La barranquillera observó la falta de hitos significativos en el sector, así como de espacios públicos y zonas verdes adecuadas. Hoy, al menos, goza de un nuevo parque creado por las personas que hicieron el nuevo puente Pumarejo.

         La estudiante Adriana de la Paz Acosta.

Reinvención de materiales y entorno

Los módulos del parque educativo serían contenedores reciclados del lugar. Se quiere conservar la historia de la ruta nacional, creando un recorrido sobre su calle y dejando espacios con el asfalto original para enfatizar su ubicación. Estará acompañado de jardines para el confort de los usuarios.

“A través del material existente, utilizaré un tablero del puente para crear un mirador hacia el Atlántico y el río Magdalena. Con la ayuda de una torre, sostendré el voladizo, asemejándose a una gran estructura de puente colgante. Al mismo tiempo quiero romper ese tablero para crear una plataforma en la parte inferior del puente. Esto crea una experiencia y una inmersión hacia cómo está desarrollado la estructura, acercando al usuario al río”, explicó Adriana.

La superficie de circulación peatonal del espacio público tendría variaciones en el pavimento. Por ejemplo, la calle estaría dividida con partes de adoquín de hormigón, emplazada en el asfalto existente y siendo permeable para la recolección de agua. También estaría el adoquín impreso para darle forma al sector, un espacio blando de grava para la zona más transitable y un pavimento a base de caucho para la zona de juegos infantiles.

El profesor Carlos Arteta, del departamento de Ingeniería Civil y cofundador de la Red Colombiana de Investigación de Ingeniería Sísmica, asesoró a la estudiante en diversos aspectos técnicos y uso de materiales del proyecto. Para él, la propuesta tiene un alto impacto en la sociedad, porque le da una solución turística a una comunidad vulnerable que históricamente ha dependido del viejo puente.

"Ella le da una solución que tiene un componente de reutilización de la estructura, que es muy importante porque el proyecto nunca tuvo dinero para demolerlo y se reduce el impacto ambiental. Genera un espacio para que la comunidad de Palermo se reúna en torno a su puente, porque esa terminación de la estructura es la que le da una vida económica al pueblo", señaló Arteta, quien hace parte de la comisión que representará a Uninorte en la mesa de trabajo que organiza Invías, para determinar el furuto de la estructura del viejo puente.

Por José Luis Rodríguez R.