Proyectos de estudiantes de Medicina ratifican importancia de las tecnologías sanitarias

A través de la asignatura 'Tecnología para la salud', 52 estudiantes formularon la creación de aplicaciones móviles y dispositivos tecnológicos que buscan soluciones a trastornos psiquiátricos y consecuencias generadas por la pandemia de covid-19.

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Presentación del proyecto Joyful del equipo de la estudiante Carlota Ovalle.

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30 jun 2020

Para la Universidad del Norte es sumamente importante que sus egresados tengan capacidad de resolución en diferentes contextos. Es por eso que la asignatura Tecnología para la salud, orientada a estudiantes de séptimo y noveno semestre del departamento de Medicina, tiene como objetivo acercar a los estudiantes a las tecnologías sanitarias, enfocándose en su reglamentación, estado del arte y uso clínico; además de incentivar en ellos la identificación y solución de los problemas cotidianos en el área de la salud.

La más reciente cohorte de la asignatura, conformada por 52 estudiantes, presentó el 3 y 4 de junio 14 proyectos finales, en los que primó la creación de aplicaciones móviles y desarrollo de dispositivos tecnológicos que buscan soluciones a trastornos psiquiátricos y consecuencias generadas por la pandemia de covid-19. La revisión de los trabajos estuvo a cargo de los profesores de la materia, Pedro Villalba y Stephany Uribe, a través de la plataforma Blackboard Collaborate.

“El curso cierra con ellos identificando problemas para ser resueltos con un enfoque innovador. Por ejemplo, proponen nuevas formas de hacer los protectores para la nariz y la boca, hablan de hacer seguimiento inteligente de los pacientes y sus variables fisiológicas, para hacer protección del personal médico; poder hacer estudios remotos de las consecuencias del covid-19 en población que no estuviera hospitalizada, asociadas a enfermedades psiquiátricas”, expresó Villalba, doctor en Ingeniería Biomédica.

Desde hace dos años se viene implementando la asignatura Tecnología para la salud en Uninorte. Sin embargo, a pesar de que el programa no está especificado como virtual, desde principio de año comenzó un proceso de virtualización, con el fin de integrar los horarios de los dos semestres. Por lo tanto, cuando la crisis de salud pública tocó a la universidad, Villalba y Uribe ya tenían un gran camino recorrido para su adaptación remota.

“Es importante que las nuevas generaciones no solo tengan contacto con las nuevas tecnologías sino que verdaderamente las conozcan. Arrancamos el concepto de la asignatura aclarando qué son las tecnologías sanitarias y quiénes las utilizan. La idea es que los estudiantes sepan qué tipo de tecnologías pueden encontrar en la práctica médica”, manifestó la profesora Uribe.

Carlota Ovalle, de séptimo semestre de Medicina, presentó junto a sus compañeros Daniela Gómez y Yuliani Arroyave, el proyecto Joyful - ‘Desarrollo de Implementación de un algoritmo para el diagnóstico temprano de crisis de depresión’.

“Nos metimos con la medicina y la ingeniería. Con la primera buscamos biomarcadores que nos ayuden a diagnosticar tempranamente un posible episodio de trastorno depresivo mayor. Entonces con esos biomarcadores la idea es hacer un algoritmo, a través de la ingeniería, para implementarlo en un dispositivo médico como una banda o reloj inteligente que registre aspectos como la frecuencia cardíaca o respiratoria”, explicó la estudiante.

Yoshua Seitner, estudiante de noveno semestre de Medicina, presentó el proyecto ‘My PAS’ (abreviación de Pasaporte de Mejoramiento de Antibióticos en inglés), junto a Pedro Benavides, Juan Diego García y Mariana Fukuoka. Una aplicación que permite al paciente registrar su historial de consumo de antibióticos y al tiempo que un médico, en una futura consulta, pueda acceder al mismo para recetar de forma más adecuada. El proyecto busca enfrentar la resistencia a los antibióticos, mejorar los tiempos de indagación de antecedentes y del examen físico, dándole más humanidad a la interacción médico-paciente.

“La medicina no es administrar fármacos y hacer cirugías, es mejorar la calidad de vida del paciente y la comunidad. Necesitamos dispositivos que nos ayuden a enfrentar estos obstáculos, y poder llevar la medicina a los rincones más lejanos de nuestro país y el mundo. Aunque el conocimiento existe, el acceso es muy poco. No se debería separar la medicina de la tecnología biomédica y la investigación. Para mí, es la ruta más apropiada y eficaz para llevar ese conocimiento a las poblaciones más vulnerables, y así cumplir con ese derecho universal de la salud”, concluyó el estudiante.

Por José Luis Rodríguez R.

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