Reconocimiento y memoria, un compromiso de Uninorte con las víctimas del conflicto armado

La memoria, las voces, el encuentro, el diálogo, la comunicación para el cambio social son procesos que confluyen en los proyectos de investigación e intervención social adelantados por docentes e investigadores de la Universidad del Norte, con las poblaciones víctimas del conflicto.

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Actividades de acción participativa realizada en la comunidad de Conejo, La Guajira para rescatar la memoria colectiva.

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09 abr 2021

En un país como Colombia, con más de 9 millones de víctimas por el conflicto armado más largo del continente americano, hacer memoria es fundamental para lograr un cambio en el ciclo de violencia. 

Es por eso que desde la aprobación de la Ley de Víctimas en 2011, cada 9 de abril el país conmemora el Día Nacional de la Memoria y la Solidaridad con las Víctimas del conflicto armado, con la intención de reconocer cómo durante más de medio siglo de violencia se ha atentado contra la vida, los derechos y la dignidad de millones de personas en Colombia, pero, a su vez, recordar el compromiso del Estado con la atención y reparación de las mismas.

La memoria, las voces, el encuentro, el diálogo, la comunicación para el cambio social son procesos que confluyen en los proyectos de investigación e intervención social adelantados por docentes e investigadores de la Universidad del Norte, con las poblaciones víctimas del conflicto armado en nuestro país.

"La verdad, la reparación y la garantía de no repetición son muy importantes dentro de este proceso de comprensión del conflicto. Sobre todo, para las víctimas porque, finalmente, la Justicia punitiva está centrada en la función del castigo y no en la reparación de las víctimas, que es mucho más importante", así lo explica Jair Vega, profesor del departamento de Comunicación Social y líder del Grupo de Investigación en Comunicación y Cultura PBX de la Universidad del Norte.

El sociólogo se encuentra trabajando actualmente, en representación de Uninorte, con la Fundación Imaginario, la Fundación OjoXojo y la Comisión de la Verdad, en una investigación formativa para el diseño de una serie de ficción orientada a niños y niñas de 12 a 14 años. En este proceso participan maestros, padres, madres y cuidadores con quienes se busca identificar los mensajes centrales, relatos y personajes que les permita comprender a los jóvenes los propósitos y los alcances del Acuerdo de Paz, específicamente los de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad y no Repetición del conflicto armado en Colombia -CEV-.

"En total, participaron 138 personas, 132 en los 19 grupos focales y 6 en las entrevistas a profundidad: tres a maestros y directivos docentes y 3 a padres, madres y cuidadores de distintos sectores de Colombia como la Amazonía, el Eje cafetero, Bogotá, la región Caribe, entre otras zonas", describe Vega y agrega que, con base en los insumos recolectados en la investigación, se desarrollará el diseño y producción de la serie de ficción.

Jair Vega, entre 2015 y 2017, junto con el profesor Camilo Pérez y el estudiante del Doctorado en Comunicación de la Universidad del Norte, César tapias, participaron en la evaluación del proyecto Radios Comunitarias para la Paz, con el fin de fortalecer las emisoras comunitarias de Colombia en temas de reconciliación, convivencia y paz. Mientras que en 2019 hizo parte de la iniciativa Escuelas de Palabra, implementado por EDUCAPAZ en diferentes instituciones de la región Caribe, con el objeto de posicionar la verdad como bien público en la región, así como formar a los niños y jóvenes en la importancia de hacer memoria y contribuir al esclarecimiento de la verdad, en relación con el conflicto.

Para Misael Delgado Rada, coordinador de la Mesa Departamental de Víctimas, siempre será clave que estas hablen sobre el conflicto desde sus experiencias, porque solo con sus voces son símbolo de superación y dan ejemplo a aquellos que temen a la verdad.

En ese sentido, Elvis Correa, víctima de secuestro en 2001 por parte del Frente Seis de Diciembre del ELN, en la vereda La Boca del Zorro, entre la vía de Bosconia – Valledupar, lidera desde 2014 la Fundación Vivir para Todos que promueve programas que contribuyen al mejoramiento y proyección de las víctimas del conflicto, y genera un espacio donde no solo se busca la reparación sino también salvaguardar la memoria.

“Trabajamos para pasar la página y vivir una Colombia más en paz, que haya más reconciliación, perdonar a nuestros victimarios y avanzar”, enfatiza Correa.

Precisamente, explorar narrativas y prácticas de organizaciones de víctimas sobre memoria, en términos de dignificación, reparación, contribución al esclarecimiento de los hechos y reconciliación social, es el objetivo del proyecto actual que desarrolla la docente Diana Rico Revelo. Ella es doctora en procesos políticos contemporáneos y coordinadora del Grupo de Investigación en Conflictos y Posconflictos desde el Caribe de la Universidad del Norte. La investigación, titulada El rol sociocultural de las organizaciones de víctimas en la territorialización de la memoria y en la reconciliación social: Un análisis comparado entre los departamentos de Caldas y Atlántico, surge de la convocatoria realizada en 2020 entre MinCiencias y el Centro Nacional de Memoria Histórica. A esa convocatoria aplicó el grupo de investigación de Uninorte en alianza con el Grupo de Investigación en Territorialidades de la Universidad de Caldas. El proyecto se encuentra en la etapa de construcción de estados del arte, para luego avanzar a los talleres donde los representantes de las mesas departamentales de víctimas en el Atlántico y en Caldas conocerán el proyecto, tendrán un acercamiento con la metodología y compartirán sus relatos.

Para la investigadora Rico Revelo, es necesario descubrir la memoria emotiva de las víctimas para conocer el tejido social afectado por conflictos violentos. Una de las experiencias más significativas en las que ha participado está plasmada en el libro Conejo, territorio de mil colores. La publicación recopila el proceso desarrollado en el corregimiento de Conejo, ubicado en Fonseca, La Guajira, lugar en el cual se asentaron exguerrilleros de las FARC EP, junto a víctimas y sociedad civil, en un periodo posterior a la firma del Acuerdo de Paz en 2016.


Ilustración de un habitante del corregimiento de Conejo, La Guajira publicada en el libro 'Conejo, territorio de mil colores'.

"Desde la Universidad del Norte se implementaron estrategias para la construcción de memorias colectivas que no intentaban imponer un solo relato, sino reconocer las experiencias de los distintos actores durante el conflicto, pero también durante el escenario de posacuerdo", explica Rico, para quien estas iniciativas permiten que la sociedad conozca lo que han padecido las víctimas del conflicto, esa otra Colombia, sobre todo rural y la de zonas relativamente marginales, que aún luchan para que esas historias no se vuelvan a repetir.

Viridiana Molinares, docente e investigadora del Programa de Derecho, apoyó el proceso en el corregimiento de Conejo y también se ha involucrado en el tema, participando en iniciativas como la de Educación para la paz en las instituciones educativas y comunidades vulnerables de la región Caribe colombiana, y asesorando tesis como la que analizó las Semejanzas entre las afectaciones percibidas por las víctimas LGBTI del conflicto armado interno en el Caribe colombiano. De igual forma, Luis Fernando Trejos Rosero, profesor investigador del Departamento de Ciencia Política y Relaciones Internacionales, desde la Dirección del Centro de Pensamiento UNCaribe, ha hecho un seguimiento continuo por medio del Observatorio de Dinámicas de la confrontación armada e infracciones al DIH, a la violencia que se ejerce en contra de los líderes comunitarios y defensores de Derechos Humanos del Caribe.

“El pueblo kankuamo, asentado en la Sierra Nevada, parte nororiental del municipio de Valledupar, ha sido uno de los más afectados por la violencia del conflicto armado, llegando casi a su exterminio. En los 90, hubo muchos indígenas desplazados por las acciones de grupos paramilitares y guerrilleros, que nos señalaban de pertenecer y colaborar con el bando contrario (…) Desde el Derecho, he estado muy articulada en el proceso de avanzar y visibilizar a nuestra población que se encuentra en el Atlántico”, expresa la abogada Adelaida Sarmiento, coordinadora de la población kankuama asentada en el Atlántico y delegada indígena ante la Mesa Departamental de Víctimas.

Otro de los docentes que aporta una mirada desde la academia al conflicto armado es Juan Pablo Sarmiento, doctor en Derecho y  director del Grupo de litigio de Uninorte, a través de la investigación sobre la Justicia transicional sin transición: el caso de la masacre de Nueva Venecia. Este trabajo pone en evidencia, cómo, a pesar de los múltiples instrumentos legales relativos a los derechos de las víctimas y a la justicia transicional, el Estado colombiano no ha conseguido reparar y dignificar a la población objeto de análisis.

Camilo Pérez Quintero, docente del Departamento de Comunicación Social y Periodismo, integrante del Grupo de Investigación en Comunicación y Cultura PBX, ha centrado su trabajo en la Comunicación para el cambio social y uno de los ejes importantes ha sido pensar la memoria en el territorio, porque la reconstrucción y la memoria generan procesos de empoderamiento en las comunidades.

"Desde que llegué a la Universidad del Norte he abordado temas de memoria vinculados al medioambiente, es decir, trabajar un poco en cómo ha sido la afectación en conjunto en los territorios como San Onofre, pensado específicamente desde el medioambiente; pero también, por ejemplo, en los Montes de María nos ha interesado trabajar con procesos comunitarios", describe Pérez.

Con el Colectivo de Comunicaciones de los Montes de María, específicamente con el ‘Museo Itinerante de la memoria y la identidad de los Montes de María, hoy adelanta una gestión enmarcada en la reivindicación de los derechos y las voces de las víctimas del conflicto, las cuales a través del proceso del museo han logrado consolidar un escenario de diálogos territoriales alrededor de la memoria y la identidad. Además de esta iniciativa, el investigador ha participado en el proceso llamado Memorias corporales del desplazamiento y el acompañamiento a la Red Atarraya por la Memoria y la Educación en el Caribe.

 

Katheryn Meléndez y José Luis Rodríguez

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