"Región Caribe apoya a la democracia un poco más que el resto del país": Barómetro de las Américas

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Juan Carlos Rodríguez durante su presentación.

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20 jun 2019

Aunque el Barómetro de las Américas continúa demostrando que a través de los años la confianza en la democracia como sistema ideal de gobierno sigue cayendo, la región Caribe se mantiene como la región que más apoya este sistema de gobierno, no solo como idea abstracta sino también de manera específica en cada uno de sus componentes.

Los datos fueron dados a conocer en una nueva edición del Barómetro de las Américas 2018, que recoge información en 27 países del continente y que en Colombia es implementado por el Observatorio de la Democracia de la Universidad de Los Andes.

El estudio tiene como propósito recoger y analizar datos de opinión pública, esta vez con una muestra de 1663 encuestados en seis regiones del país (Caribe, Central, Oriental, Pacífica, Amazonía-Orinoquía y Bogotá).

El Barómetro indagó sobre lo que los colombianos consideran como el problema más grave del país. A nivel nacional (24.2 %) y en el Caribe (24.7 %) no hubo grandes diferencias en señalar a la economía como el gran problema de Colombia. Las diferencias notables se dan cuando el país considera que la corrupción es el segundo gran problema (19 %), pero en la región Caribe este mal aparece como el cuarto más grave (13 %). ¿Por qué sucede esto?

Los habitantes de la región Caribe son quienes más se sienten identificados con un partido político: 3 de cada 10 así lo reportaron. De acuerdo con Juan Carlos Rodríguez, codirector del Observatorio de la Democracia, “esa relación de los ciudadanos de la región Caribe con los partidos, más allá de la forma concreta que adopte —lo cual amerita mayor investigación—, también los acerca más a las instituciones políticas y resulta en un mayor apoyo y satisfacción con la democracia. Es un producto de la relación entre afinidad partidista y legitimidad democrática que nosotros y otros estudios han encontrado”.

En la región Caribe el apoyo a la democracia como mejor forma de gobierno, entendiendo la idea como un abstracto, es del 62.9 %, una de las más altas, sólo superado por la región de Amazonía-Orinoquía donde el apoyo llega al 67.8 %. Aunque al ser indagados por la satisfacción con el funcionamiento de la misma, en el Caribe la cifra llega tan solo al 33 %, la más alta a nivel nacional pero que continúa en caída al compararla con los informes anteriores.

Aunque contrasta con los mecanismos de participación que ofrece la democracia y que tanto lo usan los ciudadanos. Mientras un 71.5% de los encuestados en el Caribe afirma haber participado en las últimas elecciones —dato que según Rodríguez se encuentra inflado por la vergüenza a reconocer que no se participó en ellas—, solo 1 de cada 10 personas ha participado en el último año de una marcha o protesta pacífica, y 1 de cada 3 han participado de otros mecanismos como Juntas de Acción Comunal.

¿Y la confianza en el ejecutivo, legislativo y judicial?

Aunque la diferencia no sea tan estrepitosa, 44.2% frente al 46.9%, el Caribe confía más en el rol del presidente de la República que el resto del país. Diferencias similares se encuentran en las otras dos ramas del poder, aunque un dato contundente es la gran caída de la confianza en el ejecutivo en 2012, momento en el que se dio una de las mayores rupturas políticas de los últimos años: la relación Uribe-Santos. Después de la caída de casi 20 puntos en ese indicador, no ha variado notablemente.

De las tres ramas cabe resaltar que es el legislativo quien presenta menos confianza entre los encuestados, a nivel nacional del 24.6 % y en la región Caribe del 30.9 %.

Paz y posconflicto

Frente a los temas de paz y reconciliación, un alto porcentaje de los habitantes de esta región del país apoya la salida negociada al conflicto con la guerrilla (74.1%) y 6 de cada 10 apoyan los acuerdos de paz con las FARC. Sin embargo, los habitantes de la región Caribe son quienes manifiestan menor disposición a convivir con los desmovilizados, fenómeno que, según Rodríguez, podría tener una explicación “en la forma cómo el conflicto se dio en la región y la forma cómo la ciudadanía se relaciona con el tema”. Aquí el 66.7 % no tendría problema con tener un desmovilizado como vecino y 35.9 % aprueba que sus hijos estudien con los hijos de desmovilizados.

Según Juan Carlos Rodríguez, la importancia de estos datos radica en que dan luces sobre lo que podría suceder en el futuro, “la baja confianza en la democracia y en las instituciones del Estado facilitan que, en un futuro, discursos que proponen anular la legitimidad de las mismas calen en las personas y eso es peligroso”, concluye el codirector del Observatorio de la Democracia.

Por Omar David Alvarez

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